El rechazo de la oferta de la direcci¨®n puede suponer el cierre de British Leyland

Los delegados sindicales de British Leyland, reunidos ayer en Birminghan, rechazaron por gran mayor¨ªa la ¨²ltima oferta de aumento de salarios presentada por la direcci¨®n y confirmaron la convocatoria de huelga. La decisi¨®n deber¨¢ ser confirmada hoy por los 58.000 trabajadores de la divisi¨®n de coches en una votaci¨®n a mano alzada. El rechazo de la oferta, seg¨²n el presidente de la BL, sir Michael Edwardes, significar¨ªa el cierre de las plantas en huelga y la posible liquidaci¨®n de la empresa nacional.

Con una inflaci¨®n de un 11,6% en el pa¨ªs, los trabajadores ped¨ªan un aumento salarial de un 17,5%. La empresa ofrec¨ªa un 3,8% -siguiendo las recomen daciones gubernamentales de un aumento salarial m¨¢ximo de un 4% para el sector p¨²blico-, m¨¢s unos bonos de incentivos de 3,75 libras (657 pesetas) a la semana Tras largas negociaciones -tantas que no pudieron impedir que la huelga comenzase en la madrugada del domingo-, la empresa ha ofrecido ampliar este bono a los enfermos y a los per¨ªodos de vacaciones, aceptando establecer una comisi¨®n conjunta con los trabajadores para negociaciones salariales en el futuro.Todos los sindicatos reco miendan que se acepte esta oferta -pues "no hay m¨¢s dinero"-, salvo el poderoso sindicato de transportes. Con la amplitud que tom¨® la huelga ayer -afectando a todas las plantas de BL, salvo tres, cuyo cierre ya est¨¢ programado- hay dudas sobre la reacci¨®n de los trabajadores. Sin contar los incentivos, un obrero de BL viene a ganar unas 80.000 pesetas por semana La empresa afirma rotundamen te que con estos incentivos la su bida salarial de un 6,8%, el a?o pasado, se transform¨® de hecho en un 13%.

En los seis a?os desde su nacionalizaci¨®n, en 1975, BL se ha tragado 2.300 millones de libras (400.000 millones de pesetas) del erario p¨²blico. En el primer semestre de 1981 perdi¨® 40.000 millones de pesetas. British Leyland emplea a 103.000 trabajadores -70.000 menos que tres a?os atr¨¢s-, y para 1983, fecha en que Edwardes espera que BL comience a tener beneficios, habr¨¢n desaparecido 20.000 puestos de trabajo m¨¢s.

Edwardes ha amenazado con cerrar las f¨¢bricas que se declaren en huelga, y de BL dependen directamente m¨¢s de medio mill¨®n de puestos de trabajo, aunque los fabricantes de componentes sean menos dependientes que hace una d¨¦cada.

El Gobierno se ha negado a intervenir en la disputa laboral, y es sabido que entre alguno de sus miembros no se ver¨ªa con malos ojos la liquidaci¨®n de partes de BL, aunque un pu?ado de esca?os conservadores peligren. La estrategia de reestructuraci¨®n de la British Leyland propuesta por Edwardes ha sido interpretada de dos maneras diferentes: por un lado, las mayores inversiones en capital han ido a parar a las plantas m¨¢s productivas (como las f¨¢bricas de Jaguar o de Land Rover), lo cual podr¨ªa facilitar su privatizaci¨®n o venta a'alguna empresa extranjera interesada, como Honda o Nissan; por otra parte, se piensa que Edwardes est¨¢ intentando resistir hasta el l¨ªmite, esperando lograr un acuerdo de colaboraci¨®n con alguna de estas empresas.

Los 58.000 trabajadores de la divisi¨®n de coches de BL -seg¨²n algunos estudios, los peor pagados de la industria automovil¨ªstica en el Reino Unido- decidir¨¢n hoy el futuro de la empresa en m¨ªtines masivos y votando a mano alzada.