Lo te¨®rico infantil
Luis Jos¨¦ Comer¨®n, en esta su cuarta pel¨ªcula (Escuadrilla de vuelo, La larga noche de julio y Una familia decente son las anteriores), se ha planteado la inevitable pel¨ªcula sobre la infancia que, m¨¢s o menos, acaba haciendo todo el mundo. Cada autor ha tratado de relatar en ellas sus primeros recuerdos, enjuiciando la infancia con la ternura o la violencia que la madurez le ha dado. No es nada nuevo, aunque cada pel¨ªcula sea distinta: nada que ver Fellini con Saura, Berlanga con Erice.El planteamiento de Comer¨®n es a la vez nost¨¢lgico y did¨¢ctico. Sus pretensiones abogan por una mejor comprensi¨®n de la infancia por parte de los adultos, entendiendo que la soledad que viven los primeros se debe al ego¨ªsmo de los segundos. Y as¨ª coloca a su ni?o protagonista en un ambiente hostil, sin el llamado calor de hogar, en secreta convivencia con otros ni?os m¨¢s avispados que le descubren, traum¨¢ticamente, los secretos de la vida. Un viejo marinero con el que el ni?o se identifica sintetiza, por otra parte, la poes¨ªa con la que Comer¨®n quiere inundar su narraci¨®n: en ¨¦l encuentra el rapaz lo que sus padres le han negado.
Dos y dos, cinco
Gui¨®n y direcci¨®n: Luis Jos¨¦ Comer¨®n. M¨²sica: Carmelo A. Bernaola. Producci¨®n hispano-mexicana. Interpretada por Lolo Garc¨ªa, Antonio Ferrandis y Silvia Pinal. 1981. Local de estreno: Amaya.
Dos y dos, cinco (t¨ªtulo que se?ala la inexactitud con la que se quiere educar a la infancia, enga?¨¢ndola, encubri¨¦ndole verdades obvias) es, a pesar de las tiernas intenciones del autor, una pel¨ªcula esquem¨¢tica que redunda en planteamientos simples.
Falta imaginaci¨®n, sobra ternurismo. Da la impresi¨®n de que tras los escasos ¨¦xitos obtenidos con sus pel¨ªculas anteriores, a pesar del excelente trabajo que supon¨ªa Larga noche de julio, con un planteamiento dram¨¢tico mucho m¨¢s arriesgado que el que ahora nos ofrece, Comer¨®n ha querido rodar una pel¨ªcula segura, que coincida con lo que ¨¦l cree que quieren ver los padres e hijos preocupados por el problema de la educaci¨®n. Al querer asegurarse tanto la aceptaci¨®n de los dem¨¢s ha acabado haciendo una pel¨ªcula ajena, fr¨ªa y falsa, lo que, naturalmente, no impide que parte del p¨²blico la acepte de manera distinta.
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