El futuro de la CEE ampliada doce miembros
La integraci¨®n de Espa?a en la Comunidad Econ¨®mica Europea no es una panacea que vaya a resolver todos los problemas derivados de la crisis econ¨®mica y de la transici¨®n pol¨ªtica. Democracia, independencia y prosperidad son los t¨¦rminos que, seg¨²n la autora, deber¨ªan definir la Comunidad ampliada a doce.
Con motivo de las jornadas celebradas en Madrid durante la primera semana de diciembre sobre El futuro de la Comunidad Europea Y de la incorporaci¨®n de Espa?a, entre otros temas, se entr¨® en un debate sobre si la adhesi¨®n de Espa?a ser¨ªa favorable para el desarrollo econ¨®mico, y la salida de la crisis de nuestro pa¨ªs. Este tema se presta a grandes generalidades y no pocas dosis de especulaci¨®n.Primero cabr¨ªa preguntarse por la verosimilitud de la concatenaci¨®n causa-efecto: integraci¨®n econ¨®mica-prosperidad econ¨®mica, o por la hip¨®tesis contraria, que la prosperidad o el desarrollo econ¨®mico fuese una condici¨®n previa para una posterior integraci¨®n de las respectivas econom¨ªas.
?Se integran los pa¨ªses para llegar a ser pr¨®speros o son los pa¨ªses ricos los que se integran para mantener su situaci¨®n?
Las circunstancias que rodean a nuestra solicitud formal de adhesi¨®n a las Comunidades Europeas en julio de 1977 son muy distintas a las que se dieron en la ¨¦poca de la firma de los Tratados de Roma (1957), incluso a las de la primera ampliaci¨®n (1973).
En el caso de Espa?a, como sabernos, se ha yuxtapuesto a la crisis global del capitalismo la transici¨®n pol¨ªtica de la dictadura a la democracia, con la consiguiente postergaci¨®n de los problemas econ¨®micos. El ajuste de la econom¨ªa espa?ola a la crisis se est¨¢ produciendo -si es que se puede decir que se est¨¢ produciendo con un retraso considerable respecto al resto de las econom¨ªas europeas.
Y, en estos momentos, nos vemos enfrentados -en el terreno econ¨®mico- a los mismos problemas con que se encara la CEE, agudizados por las caracter¨ªsticas estructurales de la econom¨ªa espa?ola: mayor ritmo de inflaci¨®n (aunque hoy d¨ªa sea decreciente), dependencia energ¨¦tica del exterior muy elevada, d¨¦ficit considerables de balanza de pagos y del sector p¨²blico, necesidad de importantes reestructuraciones en los sectores productivos tradicionales y, el problema principal, la ca¨ªda del empleo y el incremento alarmante del paro (con una tasa del mismo en Espa?a que duplica a la de la CEE, un 14,6% frente a un 7,5%, aproximadamente).
Adem¨¢s de las reestructuraciones necesarias para hacer frente a la crisis econ¨®mica se precisa otra serie de reconversiones de nuestro aparato productivo, derivadas de la integraci¨®n, y tambi¨¦n habr¨¢ que abordar una adaptaci¨®n de nuestra normativa para ajustarla al derecho comunitario.
No se puede afirmar de forma tajante que con la adhesi¨®n sea m¨¢s f¨¢cil o m¨¢s dif¨ªcil salir de la crisis. Se precisar¨ªa un an¨¢lisis riguroso de todos los escenarios posibles y alternativos, an¨¢lisis que no ha sido realizado hasta el momento.
Por otra parte, la incorporaci¨®n a la Comunidad Europea es una opci¨®n que ya ha sido tomada por nuestra clase pol¨ªtica, por los sindicatos mayoritarios y por la patronal, puesto que la CEOE est¨¢ tambi¨¦n a favor, siempre que se obtenga un per¨ªodo transitorio bastante largo, de unos diez a?os, para la mayor¨ªa de los sectores a integrar.
Europa como espacio econ¨®mico
Por tanto, la adhesi¨®n de Espa?a parece un hecho, y s¨®lo cabr¨ªa presionar en, las negociaciones para obtener las mejores condiciones posibles y conseguir un per¨ªodo transitorio suficientemente amplio para dar tiempo a que se efect¨²en los cambios imprescindibles de la econom¨ªa espa?ola.
Pero, adem¨¢s de este enfoque, que es el usual, creo que ser¨ªa conveniente hacer una serie de planteamientos previos sobre la noci¨®n de Europa: ?la Europa de los mercaderes?, ?la Europa de los monopolios?, ?la Europa de los pueblos?
Parece predominar la idea de que Europa es Un gran espacio econ¨®mico, un mercado ampliado, que responde a los intereses del gran capital. Y esto seguramente es verdad, pero el proyecto europeo no debe ser s¨®lo el monopolio de estos intereses.
Existen, y deben de existir, distintas visiones de la unificaci¨®n europea, distintos enfoques respecto a qu¨¦ tipo de modelo econ¨®mico, respecto a qu¨¦ tipo de sociedad, respecto a las relaciones que deben mantenerse con las otras dos potencias mundiales, respecto a la solidaridad formal o real con los pa¨ªses del Tercer Mundo, entre otras muchas cuestiones.
No basta con decir que nos sentimos europe¨ªstas, convendr¨ªa definir expl¨ªcitamente los objetivos y los medios para alcanzar esa Europa.
Si seguimos reflexionando en torno a este enfoque vemos que en el Tratado de Roma -que se puede considerar como fue nte constitucional de la CEE- se pueden hacer dos lecturas: una, la liberal-capitalista, que se centra en la construcci¨®n de la Uni¨®n Aduanera y en los requisitos de las cuatro libertades fundamentales (libertad de circulaci¨®n de mercanc¨ªas, de mano de obra, de capitales y de establecimiento y prestaci¨®n de servicios); la otra, progresista, que se centra en tres pol¨ªticas comunitarias espec¨ªficas: pol¨ªtica de libre competencia, pol¨ªtica social y pol¨ªtica regional.
Tres pol¨ªticas comunitarias
La pol¨ªtica de libre competencia tiene un claro contenido antimonopolista en favor de los consumidores. La pol¨ªtica social procura mejorar las condiciones de vida y de trabajo de la mano de obra comunitaria, sin discriminaci¨®n fundada en motivos de nacionalidad o de sexo. La pol¨ªtica regional es otro aspecto de capital importancia para las regiones m¨¢s desfavorecidas, atrasadas, precisamente como consecuencia de la integraci¨®n econ¨®mica europea, dejada al automatismo del mercado. Hay que decir que la aplicaci¨®n de estas pol¨ªticas dista mucho de los planteamientos legales, pero, no obstante, es un enfoque a tener en cuenta.
Algunos rasgos que deber¨ªan definir la futura Comunidad ampliada a doce miembros, son:
- Democracia. Porque fuera de la democracia no se puede producir el progreso social y la salvaguardia de las minor¨ªas.
- Independencia. Una Europa soberana, due?a de su desarrollo interno y de sus opciones exteriores.
Prosperidad. Procurando evitar las desertizaciones y favoreciendo un desarrollo regional multipolar.
- Factor de desarrollo mundial. La Comunidad Econ¨®mica Europea tendr¨ªa que transformar sus v¨ªnculos con el Tercer Mundo, impulsando el desarrollo aut¨®nomo y autocentrado de los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo (especialmente los del Mediterr¨¢neo y otras antiguas colonias de Europa).
Finalmente, la nueva ampliaci¨®n hacia el Sur (Portugal y Espa?a) deber¨ªa ser mutuamente beneficiosa, y, en vez de ampliar los desequilibrios, habr¨ªa de procurar un desarrollo m¨¢s equilibrado entre el norte y el sur de la CEE.
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