Los colonos jud¨ªos del Gol¨¢n festejan la decisi¨®n de su Gobierno
Hace fr¨ªo en el Gol¨¢n. Aunque el d¨ªa es soleado, la brisa corta el aliento. Los habitantes de esta regi¨®n ocupada a Siria por Israel est¨¢n locos de alegr¨ªa tras la decisi¨®n de Tel Aviv de anexion¨¢rsela. En Meron-Gol¨¢n, kibutz laborista, organizaron una fiesta por todo lo alto. Mientras tanto, el Gobierno ha adoptado las medidas necesarias ante un eventual ataque sirio. El ministro de Defensa, Ariel Sharon, inspeccion¨® ayer por la ma?ana las posiciones militares israel¨ªes
"Es una l¨¢stima que la ley de anexi¨®n no haya sido propuesta por un Gobierno laborista. Nosotros, los del movimiento kibutzin (laborista), fuimos quienes poblamos el Gol¨¢n", afirma un joven de treinta a?os, que vive en la regi¨®n desde hace ocho a?os. "Para los sirios, esta meseta s¨®lo sirve para atacar a Israel. Es un trampol¨ªn ideal para lanzar sus tanques sobre la llanuras de Galilea, mientras que para nosotros esta tierra es un basti¨®n defensivo que, gracias nuestro trabajo, hemos convertido en un vergel", a?ade su esposa.Ante la pregunta de qu¨¦ ocurrir¨¢ si los sirios atacan, nos miran con cara de incredulidad y sonrisa despectiva. "No se atrever¨¢n despu¨¦s de la paliza que recibieron en 1973. Y si cometen el mismo error, esta vez no nos detendremos en la ruta de Damasco. Men¨¢jem Beguin no es Golda Meir (primera ministra en aquellas fechas) ni Ariel Sharon es Moshe Dayan".
Resulta un espect¨¢culo incre¨ªble ver a los miembros de un kibutz laborista identificarse totalmente con el primer ministro Beguin. Sin embargo, las autoridades israel¨ªes no se muestran tranquilas del todo con respecto a los sirios. El ministro de Defensa inspeccion¨® ayer las l¨ªneas israel¨ªes en el Gol¨¢n y ha sido llamado urgentemente a Israel el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, Rafael Eytan, que se encontraba en visita oficial a Egipto.
Declaraci¨®n de guerra
Las declaraciones sirias, en la que consideran la anexi¨®n como una declaraci¨®n de guerra por parte de Israel y una ruptura del alto el fuego en el Gol¨¢n, no han sido tomadas al pie de la letra en Tel Aviv. "Pero nunca se sabe c¨®mo responder¨¢n los sirios", manifiestan en el Ministerio de Asuntos Exteriores.En Jerusal¨¦n, Beguin se frota las manos. Sus c¨¢lculos han resultado exactos. Egipto protesta contra la anexi¨®n del Gol¨¢n -"es una violaci¨®n de los acuerdos de Camp David", dice El Cairo, "y nunca reconoceremos esta regi¨®n como territorio israel¨ª"-, pero no pasa de ah¨ª. El primer ministro israel¨ª est¨¢ convencido de que, mientras sus fuerzas no se hayan retirado totalmente del Sina¨ª, los egipcios no se mover¨¢n.
Por eso su prisa en hacer pasar por el Parlamento la ley de anexi¨®n. Adem¨¢s estaba tambi¨¦n prevista la col¨¦rica reacci¨®n de Estados Unidos. "Este no ha sido el ¨²ltimo desacuerdo, ni el primero, con Washington", ha declarado el ministro de Asuntos Exteriores, Yitzhak Shamir, para a?adir a continuaci¨®n: "El Gobierno de Israel tiene, en primer lugar, obligaciones hacia su pueblo, hacia su seguridad y su futuro. Si nuestros amigos del extranjero comprenden nuestras decisiones, nos alegraremos; si nos critican, lo lamentaremos, pero esto no nos obliga a cambiar nuestra l¨ªnea da actuaci¨®n ni a poner en peligro nuestro pa¨ªs para satisfacer a nuestros amigos y aliados".
Aunque la Prensa ha criticado la decisi¨®n, porque la considera como una se?al de debilidad, el hombre de la calle la aprueba. De nada han valido las advertencias de algunos parlamentarios de la izquierda laborista, que han considerado la anexi¨®n como "una provocaci¨®n in¨²til que puede conducirnos a una nueva guerra". O la del profesor de Derecho Internacional y diputado de la oposici¨®n Amnon Rubinstein, que grit¨® en vano en el Parlamento: "Tiene usted raz¨®n, se?or primer ministro; la mayor¨ªa del Parlamento y del pueblo aprueba la anexi¨®n del Gol¨¢n, aplaudir¨ªa la anexi¨®n de Cisjordania y considera normal que sean dinamitadas las casas de los palestinos. Pero no olvidemos que la historia est¨¢ llena de ejemplos en los que la mayor¨ªa se ha equivocado y el pueblo ha tenido que pagarlo luego duramente, tr¨¢gicamente".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.