De la juventud de Halffter a la madurez de Hindemith

El programa de la Sinf¨®nica de RTVE, encomendado al director florentino Elio Boncompagni, estaba bien proyectado: Bocetos, de Halffter; Cuatro temperamentos, de Hindemith, y Escocesa, de Mendelssohn. Con la sustituci¨®n de la ¨²ltima obra por la Cuarta, de Chaikovski, la selecci¨®n mantuvo, y hasta acreci¨®, su brillantez, pero, sin duda, perdi¨® inter¨¦s. Que no en vano, la Sinfon¨ªa en fa menor, del autor de la Pat¨¦tica, se escucha con harta frecuencia.Boncompagni imprimi¨® a la partitura chaikovskiana un esp¨ªritu de gran vitalidadd, subrayando tanto acierto instrumental como contiene, que le vali¨® largas ovaciones. La formaci¨®n de RTVE respondi¨® con presteza y flexibilidad para adaptarse, sin titubeos, a las ideas y a la manera interpretativa del maestro visitante.

Joaqu¨ªn Ach¨²carro, el pianista bilba¨ªno que d¨ªas atr¨¢s triunf¨® plenamente en su recital Debussy-Ravel, hizo de los cuatro temperamentos hindemithianos una verdadera creaci¨®n, tanto por el dominio t¨¦cnico como por la acertada capacidad de contraste entre los tiempos de esta cuasi sinfon¨ªa, dominados cada uno de ellos por un car¨¢cter o humor: melanc¨®lico, sangu¨ªneo, flem¨¢tico y tambi¨¦n col¨¦rico.

Al mismo tiempo, la construcci¨®n de la obra parte de un tema -rico en posibilidades transformativas- del que se derivan cuatro variaciones. Lograr un piano percutido, en buena parte de la obra, y al mismo tiempo bello de sonoridad; conciliar los principios clasicistas con los rom¨¢nticos; abordar un virtuosismo tan sui g¨¦neris como el de Hindemith, no es cosa f¨¢cil. Ach¨²carro logr¨® resultados espl¨¦ndidos y se hizo aplaudir con entusiasmo, asistido por una orquesta que toc¨® con gran calidad y un maestro m¨¢s atento al ajuste del esquema que al de los detalles.

Para comenzar, volvimos a escuchar los Bocetos sinf¨®nicos, de Ernesto Halffter, obra de extremada juventud, pues nacieron para cuarteto, pasaron a la orquesta en 1923 y fueron revisados dos a?os despu¨¦s. Recuerdo alg¨²n texto de Halffter, hacia 1927, en el que todav¨ªa se plantea la posibilidad de retoques. Lo que no ha de extra?ar si se tiene en cuenta que, por aquellos a?os, el compositor madrile?o ha entrado en contacto de aprendizaje con Falla y Ravel. La versi¨®n de Boncompagni result¨® correcta y expresiva, y el autor recogi¨® directamente del p¨²blico largos aplausos para estas p¨¢ginas de medio siglo atr¨¢s, premonitorias de un talento que no ha cesado de manifestarse. Bien recientes est¨¢n las canciones de Altisidora, no escuchadas todav¨ªa en Madrid, pero recibidas entusi¨¢sticamente en C¨¢diz.