La familia Lipperheide pag¨® un rescate de 120 millones de pesetas por la liberaci¨®n del industrial
Un mes despu¨¦s de su secuestro y, no por casualidad, en la fecha de? primer aniversario del asesinato del ingeniero Ryan, ETAm ha puesto en libertad al industrial Jos¨¦ Lipperheide. Ha logrado dos objetivos: un rescate, negociado directamente por la familia despu¨¦s de que fracasasen las gestiones realizadas por el PNV, que casi con toda seguridad se cifra en 120 millones de pesetas, y, al mismo tiempo, amedrentar a los empresarios vascos que, animados por las campa?as lanza das por el PNV y el Gobierno vasco, se hab¨ªan negado en los ¨²ltimos . meses a pagar el denominado impuesto revolucionario.
Cuando el 5 de enero pasado era secuestrado Jos¨¦ Lipperheide sonaban a¨²n n¨ªtidos los ecos de las contundentes proclamas del Partido Nacionalista Vasco y el Gobierno de Euskad' contra este tipo de extorsi¨®n. Ante esta ofensiva, que amenazaba con engrosar, a¨²n m¨¢s si cabe, el n¨²mero de empresarios que se negaban a pagar el impuesto revolucionario (Lipperheide entre ellos), ETAm parece que precipit¨® un plan de secuestro de un del miembro cualificado, aunque no el m¨¢s acaudalado (en este extremo les fall¨® la informaci¨®n) de la familia de industriales y financieros que todav¨ªa habitan el barrio residencial de Neguri. La incertidumbre era grande en los primeros momentos y las dudas sobre los objetivos de ETA persistieron hasta la segunda semana del secuestro.Estaba claro en los primeros d¨ªas que ETAm pretend¨ªa dar un escarmiento al empresariado que se niega a pagar el impuesto revolucionario, pero se dudaba si, para lograr ese efecto, iba a matar a su reh¨¦n. Se tem¨ªa tambi¨¦n en los primeros d¨ªas que ETA relacionara al secuestrado con la problem¨¢tica de Lem¨®niz, por cuanto el sobrino de Jos¨¦ Lipperheide, Federico, es vicepresidente del Banco de Vizcaya, una de las entidades m¨¢s influyentes en la empresa Iberduero.
S¨®lo personas que conocen el efecto tan negativo que para la imagen de ETAm supuso el asesinato de Ryan -a¨²n no suficientemente digerido en sectores de Herri Batasuna- y lo que en este sentido supondr¨ªa quitar la vida a un anciano de 76 a?os, sin filiaci¨®n pol¨ªtica, consideraban que Jos¨¦ Lipperheide podr¨ªa ser liberado a cambio de dinero. Una partida de millones necesarios para tapar agujeros en las finanzas no muy boyantes de ETAm.
El propio Gobierno vasco crey¨® desde el primer momento que Jos¨¦ Lipperheide iba a ser asesinado. Se le planteaba as¨ª una delicada papeleta, por cuanto que en aquellas fechas se encontraban pendientes inversiones de miles de millones en Euskadi, que podr¨ªan evaporarse si Lipperheide mor¨ªa. Hab¨ªa incluso estudios referentes a algunas de esas inversiones, condicionando las mismas a la estabilidad pol¨ªtica y a la ausencia de asesinatos y de coacci¨®n al empresariado en el Pa¨ªs Vasco.
El Gobierno vasco investiga
Este extremo, am¨¦n de otros sentimientos de tipo humanitario, llevaron al Gobierno vasco, en conexi¨®n con dirigentes del PNV, a realizar -aunque no de forma oficial- las primeras gestiones destinadas a conocer las exigencias de los secuestradores. Fue el propio consejero de Interior, Luis Mar¨ªa de Retolaza, quien pidi¨® a la familia de Jos¨¦ Lipperheide, desconcertada y sin saber c¨®mo afrontar el problema, que se le dejara el protagonismo en dichas gestiones.
Mientras tanto, y pese a las primeras cr¨ªticas recibidas por la vaguedad de sus condenas, el Gobierno vasco evit¨® en los d¨ªas siguientes al secuestro cualquier tipo de declaraci¨®n contundente o convocatoria de movilizaci¨®n popular contra el secuestro que pudieran provocar la ira de ETAm, y quiz¨¢ la muerte de Jos¨¦ Lipperheide.
Las primeras gestiones realizadas en el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s por personas vinculadas al PNV resultaron pr¨¢cticamente un fracaso, porque ETAm parece que se neg¨® a dialogar con estos interlocutores. Sin embargo, los mismos habr¨ªan detectado que las exigencias de los secuestradores iban a ser exclusivamente econ¨®micas y que, en principio, no parec¨ªa existir el deseo de matar al industrial.
Este extremo movi¨® al Gobierno vasco a desengancharse totalmente del asunto y, entonces s¨ª, hacer p¨²blico el d¨ªa 12 de enero un duro comunicado en el que, tras pedir al pueblo vasco "que no ceda a la intimidaci¨®n y al chantaje", advert¨ªa a los secuestradores de que, si no respetaban la integridad f¨ªsica de Jos¨¦ Lipperheide "arrojar¨ªan a la inmensa mayor¨ªa del pueblo vasco un reto al que las fuerzas pol¨ªticas y. sociales del pa¨ªs, y su Gobierno al frente, responder¨ªan con la mayor rotundidad".
En menos de 24 horas los m¨®viles econ¨®micos. del secuestro eran contundentemente confirmados por la propia ETAm en un comunicado en el que se indicaba que Jos¨¦ Lipperheide estaba bien y en el que no se mencionaban posibles contrapartidas de car¨¢cter pol¨ªtico y s¨ª, por contra, se insist¨ªa mucho en la solvencia econ¨®mica de la familia Lipperhelde.
Se alejaban as¨ª los temores a la exigencia de contrapartidas maximalistas, inalcanzables en el terreno pr¨¢ctico, -que, como en el caso de Ryan, habr¨ªan significado, de hecho, un acta de defunci¨®n anticipada. Un temor asalt¨® sin embargo a las fuerzas pol¨ªticas y a la propia familia Lipperheide mediado el secuestro: el efecto que sobre el mismo podr¨ªa tener la ofensiva lanzada desde la izquierda abertzale radical para denunciar la situaci¨®n de los presos vascos en la c¨¢rcel de El Puerto de Santa Mar¨ªa.
Ese temor se difumin¨® cuando, a dos semanas del secuestro, la familia, tras unas primeras gestiones titubeantes, lograba -a trav¨¦s de intermediarios s¨®lidos-, establecer contacto directamente con ETAm e inicialIr una larga, dura y laboriosa negociaci¨®n.
Paralelamente a las gestiones que durante la primera semana llev¨® a cabo el Gobierno vasco, la famil¨ªa de Jos¨¦ Lipperheide, superado el desconcierto inicial y asesorada por diferentes personas, tom¨® el protagonismo de la negociaci¨®n. Inici¨® as¨ª los primeros contactos indirectos, realizados a ¨ªtulo personal por un sacerdote y un amigo de ideolog¨ªa abertzale. Averiguaron as¨ª que Jos¨¦ Lipperheide estaba vivo y que pronto tendr¨ªan noticias sobre las condiciones para su liberaci¨®n.
Casi cada d¨ªa, en las dos ¨²ltima semanas, uno u otro intermediario por parte de la familia se habr¨ªan reunido en dos pisos, situados en el centro de Bilbao, con los miembros m¨¢s representativos de aqu¨¦lla (entre ellos Federico Lipperheide y su hijo, del mismo nombre) para estudiar las exigencias de ETAm. La petici¨®n inicial parece que se situ¨® en 800 millones de pesetas, una cifra que fue considerada como "inalcanzable" por la familia Lipperheide, que crey¨® ver en ella una exigencia maximalista que podr¨ªa encerrar el deseo de ETA de quitar la vida al secuestrado.
M¨¢s datos que a Hacienda
La familia hab¨ªa. ya preparado para entonces un exhaustivo estado de cuentas de los negocios y bienes de Jos¨¦ Lipperheide para demostrar que la liquidez era esca sa y la situaci¨®n econ¨®mica poco boyante. ETAm, que en principio se mostraba inflexible en el precio porque no se cre¨ªa las informacio nes que a este respecto se hab¨ªan publicado, parece que inici¨®, a la vista de este estado de cuentas, sucesivas rebajas. Un miembro de la familia Lipperheide coment¨® a EL PAIS "que se hab¨ªan tenido que presentar m¨¢s datos y cuentas que los requeridos a la propia Hacienda".
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