El abogado de Tejero trata de probar la implicaci¨®n de miembros del CESID en el intento de golpe de Estado
Con la lectura, a petici¨®n de Angel L¨®pez Montero, defensor del teniente coronel Tejero, de un informe remitido por los servicios de seguridad del Congreso de los Diputados, relativo al asalto del mismo el 23 de febrero, se inici¨® ayer la novena jornada de la vista del juicio que se sigue contra los 33 procesados por el intento de golpe de estado de aquella fecha. A lo largo de toda la sesi¨®n de la ma?ana, el abogado de Tejero solicit¨® la lectura de una serie de declaraciones de testigos con un doble objetivo aparente: tratar de probar la implicaci¨®n de miembros del CESID (Centro Superior de Informaci¨®n de la Defensa) en el intento de golpe e intentar establecer que el teniente coronel actu¨® por ¨®rdenes superiores. Especialmente sorprendentes fueron los testimonios contradictorios de miembros del CESID, que en algunos casos llegan al grave insulto personal.
En el informe elaborado por el entonces jefe de seguridad de la c¨¢mara baja, se indica que dicho servicio estaba compuesto el 23 de febrero por ocho miembros del Cuerpo Superior de Polic¨ªa, un comisario, tres subcomisarios, tres polic¨ªas nacionales y un destacamento de la Polic¨ªa Nacional. El declarante afirma que cuando Tejero entr¨® en el palacio de las Cortes por el acceso de la calle Floridablanca, algunos de los miembros de la Guardia Civil que le acompa?aban conminaron al subcomisario y al polic¨ªa nacional que se encontraban en esa entrada para que se quedaran quietos y les desarmaron.Precisa en su Informe el testigo que, cuando desde su puesto de mando escuch¨® voces de "todos quietos" y "por orden del capit¨¢n general acudi¨® al lugar de donde aquellas proven¨ªan y un teniente de la Guardia Civil le mand¨® tirarse al suelo. Se?ala as¨ª mismo en su informe que, una vez que le re conocieron, le permitieron poner se en pie y entonces supo que el nombre del capit¨¢n general invocado por los asaltantes del Congreso era el de Milans.
Tambi¨¦n a instancia del abogado de Tejero, se ley¨® el informe elaborado por la Mesa del Congreso, con el visto bueno de su presidente, Landelino Lavilla, sobre el asalto. En dicho informe se indica que una vez que las fuerzas de la Guardia Civil irrumpieron en el hemiciclo, el teniente coronel Tejero, pistola en mano, subi¨® las escaleras de la tribuna de oradores. En ese momento, seg¨²n se recoge en el escrito, Lavilla pregunt¨® qu¨¦ pasaba y Tejero le respondi¨®: "Qu¨ªtate de ah¨ª". Se indica luego que tanto Tejero como los guardias civiles dieron gritos de "todos al suelo" y los miembros de la c¨¢mara hicieron lo que se les ordenaba.
Se incluye tambi¨¦n en el informe el incidente de Tejero con el entonces vicepresidente del Gobierno, teniente general Guti¨¦rrez Mellado, cuando ¨¦ste se levant¨® de su esca?o para enfrentarse a los ocupantes del Congreso. Tejero, se relata, le dijo: "Si¨¦ntese, diputado". Y en ese momento varios de los asaltantes dispararon sus armas, hasta que algunos de los mandos les gritaron: "Quietos, que vais a dar a los nuestros". Se a?ade, as¨ª mismo, que uno de los ocupantes pidi¨® a Landelino Lavilla que tranquilizara a los diputados y ¨¦ste le replic¨®: "En estas circunstancias, no puedo ejercer la presidencia".
Despu¨¦s de que el capit¨¢n Mu?ecas se dirigiera a los diputados para comunicarles que esperaban la llegada de una autoridad militar, se a?ade en el informe que Landelino Lavilla solicit¨® varias veces al guardia civil que ten¨ªa tras ¨¦l que le dejaran hablar con el jefe de las fuerzas ocupantes, a lo que le respondieron que el jefe hablar¨ªa cuando quisiera. Tras relatar el enfrentamiento del ex presidente Adolfo Su¨¢rez con algunos de los miembros de las fuerzas asaltantes, bien conocido por haberlo captado las c¨¢maras de televisi¨®n, el informe indica que a ¨²ltima hora de la tarde entr¨® en el hemiciclo Tejero, quien manifest¨® a las fuerzas ocupantes que Milans les mandaba un abrazo y hab¨ªa decretado la movilizaci¨®n general en su regi¨®n militar. Se escucharon en ese momento varios gritos de "viva Espa?a" y "viva la Guardia Civil" y uno de "viva la democracia" que, se precisa, fue respondido por un solo "viva".
En el mismo informe se revela que, a primeras horas de la noche, Tejero, al ser informado que los equipos aut¨®genos de la c¨¢mara pod¨ªan fallar, dijo a los guardias civiles que si se apagaba la luz y sent¨ªan alg¨²n roce en el cuerpo, dispararan. Se insiste as¨ª mismo en el escrito que Tejero se dirigi¨® a los guardias civiles para anunciarles que las regiones militares segunda, tercera, cuarta y quinta, hab¨ªan dicho "s¨ª" a Milans del Bosch como presidente del Gobierno. Luego recuerda el informe las actuaciones de Fraga Iribarne y algunos diputados que., a las diez de la ma?ana del d¨ªa 24, se abrieron la chaqueta y dirigi¨¦ndose a los asaltantes les dijeron que se iban a marchar y que dispararan sobre ellos si quer¨ªan.
Tambi¨¦n se recoge la intervenci¨®n del centrista Joaqu¨ªn Satr¨²stegui, quien se dirigi¨® en voz alta a Tejero para decirle que Milans era amigo suyo y no era capaz de dirigir una operaci¨®n como aqu¨¦lla. Concluye el informe con la descripci¨®n de los detalles del final de la ocupaci¨®n del Congreso y la salida de los diputados del mismo. En los anexos del escrito se se?ala que, en un momento determinado de la tarde-noche del 23 de febrero, Landelino Lavilla se ofreci¨® a los asaltantes como reh¨¦n, si se permit¨ªa la salida de todos los diputados, pero su propuesta fue rechazada. Se afirma, as¨ª mismo, que el capit¨¢n de nav¨ªo Camilo Men¨¦ndez entr¨® dos veces en el hemiciclo, en el que tambi¨¦n apareci¨® en varias ocasiones un hombre joven y fuerte, que vest¨ªa anorak verde y portaba una metralleta en la mano.
Testimonios de Jim¨¦nez Blanco y Robles Piquer
El abogado de Tejero pidi¨® luego que se leyera la declaraci¨®n prestada por el presidente del Consejo de Estado, Antonio Jim¨¦nez Blanco, quien afirma que cuando oy¨® la noticia de la toma del Congreso se dirigi¨® hacia all¨ª y entr¨® sin impedimento alguno en la c¨¢mara, donde Tejero, tras reconocerle, le salud¨® militarmente y le franque¨® la entrada al hemiciclo. Tambi¨¦n solicit¨® el abogado Angel L¨®pez Montero la lectura de la declaraci¨®n prestada por Carlos Robles, que el 23+ era. secretario de Estado para Asuntos Exteriores y que manifiesta que no estuvo presente en la entrevista que Francisco La¨ªna y el general Armada mantuvieron en el ministerio del Interior, al que lleg¨® cuando la misma hab¨ªa concluido.
Se?ala en su declaraci¨®n Robles Piquer que mientras La¨ªna hablaba por tel¨¦fono, ¨¦l convers¨® con el general procesado, a quien agradeci¨® su gesti¨®n con Tejero. Asegura que Armada le explic¨® el contenido de su entrevista con el teniente coronel golpista y que le dijo que la comparecencia del Rey en Televisi¨®n Espa?ola hab¨ªa sido negativa, dado que pod¨ªa dar p¨¢bulo a la posible divisi¨®n del Ej¨¦rcito. Sin embargo, insiste Robles Piquer en que Armada, en ning¨²n momento de su conversaci¨®n, coment¨® que la intervenci¨®n del Rey en televisi¨®n podr¨ªa poner en peligro la monarqu¨ªa espa?ola. Comenta luego en su testimonio Robles Piquer que La¨ªna le coment¨® aquella noche que su conversaci¨®n con Armada hab¨ªa sido tensa porque, en su opini¨®n, el general se hab¨ªa excedido en su propuesta a Tejero.
Tras la lectura, a petici¨®n del abogado L¨®pez Montero, del comunicado dirigido en la madrugada del d¨ªa 24 a los medios de difusi¨®n por Tejero y Pardo, en que el ¨¦stos justifican la acci¨®n, la defensa del teniente coronel de la Guardia Civil se dirigi¨® a tratar de subrayar la eventual intervenci¨®n de miembros del CESID (Centro Superior de Informaci¨®n de la Defensa) en el intento de golpe de Estado.
Se ley¨® en primer lugar un informe de dicho organismo en el que se se?ala que todas las acciones llevadas a cabo por el mismo deben concluir con la elaboraci¨®n de un informe y que la unidad a la que pertenec¨ªa el comandante Cortina, procesado en esta causa, dispon¨ªa de un equipo de transmisiones.
Se pas¨® entonces a leer el testimonio del cabo primero de la Guardia Civil, perteneciente al CESID, Rafael Monge, quien estaba a las ¨®rdenes de Cortina, "aunque recib¨ªa directamente los mandatos del capit¨¢n Garc¨ªa Almenta". Seg¨²n su testimonio, el d¨ªa 23 estaba prestando un servicio delicado con un Seat 124, provisto de un equipo de transmisi¨®n -que no lleg¨® a usar-, cuando se enter¨® del asalto al Congreso, por lo que se dirigi¨® a las inmediaciones de la plaza de las Cortes.
Un Seat 124 sin identificar aparece en el siguiente testimonio pedido por el defensor, el del guardia civil Felipe Carranza, quien condujo el microb¨²s en el que fueron trasladados los agentes del subsector de Tr¨¢fico que participaron en el asalto al Congreso. El conductor asegura que, cuando llegaron a las inmediaciones del paseo de las Delicias, el capit¨¢n Mu?ecas, que iba al marido de los guardias civiles que viajaban en el microb¨²s, le orden¨® que siguiera a un Seat 124 que se encontraba cerca.
Otro testigo, Esteban Sierra Mu?oz, amigo del comandante Cortina, declara que llam¨® la noche del 21 de febrero a ¨¦ste para concertar una cita para el domingo (d¨ªa 22). El comandante le invit¨® a cenar esa noche, pero Sierra declin¨®, por lo que la entrevista qued¨® fijada para el martes 24.
Tensiones entre miembros del CESID
En relaci¨®n con el CESID, el abogado de Tejero pidi¨® tambi¨¦n la lectura de la declaraci¨®n del capit¨¢n de Aviaci¨®n Rafael Rubio, destinado en ese organismo el 23 de febrero. Dicho capit¨¢n afirma que, en la ma?ana de aquel d¨ªa, Garc¨ªa Almenta le pidi¨® unos veh¨ªculos con matr¨ªculas falsas y equipos de transmisiones para un sargento y un cabo primero de su unidad. Rubio contin¨²a su testimonio afirmando que, una vez que tuvo conocimiento del asalto al Congreso, se dirigi¨® al CESID, donde pudo oir c¨®mo el cabo Monge comentaba con otros compa?eros que hab¨ªa participado en el asalto voluntariamente y sirviendo de gu¨ªa a un autob¨²s de las fuerzas ocupantes. Seg¨²n el capit¨¢n Rubio, Monge a?adi¨® que de ello no ten¨ªan conocimiento ni el capit¨¢n Garc¨ªa Almenta ni el comandante Cortina.
Un guardia civil, Antonio Castillo, que prestaba servicio como alba?il en el CESID, declara por su parte que, la tarde del 23 de febrero, vio al capit¨¢n G¨®mez Iglesias bajar de un taxi y entrar en el edificio, de donde no sali¨® hasta las tres de la madrugada.
Pidi¨® luego el abogado L¨®pez Montero la lectura del testimonio del capit¨¢n Garc¨ªa Almenta, varias veces aludido en declaraciones anteriores, quien afirma que "pudo ser una casualidad" que uno de los veh¨ªculos de su servicio coincidiera con el microb¨²s que llev¨® a un grupo de guardias civiles al Congreso y que uno de sus hombres (refiri¨¦ndose al cabo Monge) pod¨ªa haber presumido de formar parte de la fuerzas que entr¨® en el palacio de las Cortes, pero que ese hombre ya hab¨ªa presumido en anteriores ocasiones de cosas que no hab¨ªa hecho.
Garc¨ªa Almenta precisa que pidi¨® efectivamente tres coches con equipos de transmisi¨®n la ma?ana del 23 de febrero para prestar un servicio consistente en detectar una emisora de escucha clandestina y no para algo relacionado con el asalto al Congreso.
Contradice el testimonio de Garc¨ªa Almenta la declaraci¨®n del sargento Juan Rando, destinado en aquellas fechas en la subsecretar¨ªa de Defensa, quien asegura que Monge le dijo, la tarde del 23 de febrero, que ¨¦l hab¨ªa guiado un microb¨²s con guardias civiles al Congreso, enlanzando por radiotel¨¦fono con el capit¨¢n Mu?ecas, que iba al mando de las fuerza, en cumplimiento de una orden de Garc¨ªa Almenta. A?ade el sargento que, en su opini¨®n, la orden no habr¨ªa sido dada por Garc¨ªa Almenta- de motu propio, sino, en todo caso, cumpliendo una indicaci¨®n del comandante Cortina.
En otro pasaje de su declaraci¨®n Rando asegura que, m¨¢s tarde, le llam¨® Cortina, quien le pidi¨® que le contara lo que sab¨ªa, despu¨¦s de lo cual el comandante le pregunt¨® si ten¨ªa alg¨²n tipo de frustraci¨®n, asegur¨¢ndole que podr¨ªa ayudarle a superarla. A partir de aquella conversaci¨®n, Rando afirma que sus relaciones con otros miembros del CESID fueron muy tirantes, hasta el punto de que Garc¨ªa Almenta lleg¨® a decir, mir¨¢ndole: "Se le puede volar el coche a alg¨²n hijo de p... un d¨ªa de ¨¦stos". Siempre seg¨²n la versi¨®n de Rando, ¨¦ste oy¨® decir en otra ocasi¨®n a Monge: "El d¨ªa que se abra la veda de carzar hijos de p... ya ver¨¢s c¨®mo nos vamos a poner algunos".
Declaran los asaltantes
Solicit¨® luego L¨®pez Montero la lectura de las declaraciones de algunos de los guardias civiles participantes en el asalto al Congreso. El primero de ellos, Andr¨¦s Barriga, niega haber intervenido en el incidente entre Tejero y el teniente general Guti¨¦rrez Mellado y Luis Gonz¨¢lez asegura desconocer la identidad de quienes custodiaron en una sala especial al presidente del Gobierno, al vicepresidente y a l¨ªderes de partidos, como tampoco la de quienes efectuaron disparos ni la de los que apuntaron con sus armas al general Aramburu cuando ¨¦ste se enfrent¨® a Tejero.
En el mismo sentido se citan las declaraciones de los guardias Eduardo Mu?oz, Miguel Pel¨¢ez, Iglesias Posada y Rafael Rueda. El cabo primero Pedro Cantos reconoce, sin embargo, haber custodiado durante una hora, y acompa?ado de cinco guardias, a los diputados que fueron sacados del hemiciclo.
Fue le¨ªda a continuaci¨®n la declaraci¨®n del cabo primero Francisco Burgos, destinado el 23 de febrero en la Guardia Real, identificado como el "hombre del anorak verde" que acompa?aba a los guardia civiles en el asalto. Afirma que ese d¨ªa se encontraba fuera de servicio y que fue al subsector de la Guardia Civil, en Valdemoro, para hacer una reparaci¨®n a su coche. All¨ª se uni¨® a las fuerzas que mandaba el capit¨¢n Mu?ecas. Durante el trayecto hacia el Congreso afirma haber o¨ªdo decir que Tejero actuaba a las ¨®rdenes de Milans y del Rey. Asegura por ¨²ltimo Burgos que, aquella noche, oy¨® comentarios relativos a que un diputado habr¨ªa ofrecido dinero a un guardia para que matara a Tejero y que se lleg¨® a decir que ese diputado era Fern¨¢ndez Ord¨®?ez.
M¨¢s adelante se ley¨® la declaraci¨®n prestada ante el juez por el teniente coronel de la Guardia Civil Luis Baguena, quien al enterarse del asalto al Congreso obtuvo permiso de Aramburu para hablar con Tejero, de quien era compa?ero de promoci¨®n. Afirma que encontr¨® a ¨¦ste muy tranquilo y que le dijo que esperaba a un general. Explica Baguena que tuvo la impresi¨®n de que el jefe de los asaltantes esperaba igualmente la adhesi¨®n de otras capitan¨ªas generales y que Tejero le explic¨®, tras su primera entrevista con Armada, que lo que ¨¦ste le propuso era inadmisible por las personas y por la forma.
Las entradas y salidas del general Prieto
El abogado de Tejero concluy¨® su intervenci¨®n pidiendo la lectura de dos declaraciones del general de la Guardia Civil Manuel Prieto en situaci¨®n especial. En ellas, dicho general cuenta que, al enterarse del asalto, se dirigi¨® a la direcci¨®n general de la Guardia Civil donde lleg¨® cuando sal¨ªa el genera? Aramburu, a cuya comitiva se uni¨®. Afirma Prieto que, entr¨® en el Congreso con Aramburu y que, en un momento determinado, sugiri¨® al director general que saliera de all¨ª debido a la actitud amenazante de determinados mandos de las fuerzas ocupantes. Sin embargo, Prieto asegura, en declaraci¨®n posterior, que no observ¨® actitud de violencia f¨ªsica o verbal de Tejero hacia Aramburu ni que el ayudante de ¨¦ste ¨²ltimo tuviera que hacer un adem¨¢n de sacar su arma. Tampoco oy¨® a Tejero decirle a Aramburu que le matar¨ªa.
A?ade Prieto que, a lo largo de la noche, entr¨® y sali¨® del Congreso cuantas veces quiso y que observ¨® que al menos el noventa por ciento de los ocupantes hab¨ªan sido sorprendidos en su buena fe.
Siempre seg¨²n sus declaraciones, durante las conversaciones que esa noche mantuvo Prieto con Tejero, ¨¦ste se mantuvo muy tranquilo y le indic¨® que no obedecer¨ªa m¨¢s ¨®rdenes que las del general Armada, quien, seg¨²n Tejero, obedec¨ªa a su vez ¨®rdenes del Rey. En una de sus salidas, Prieto comunic¨® eso a Aramburu, a quien sugiri¨® que se pusiera en contacto con Armada ya que parec¨ªa que iba a ser un interlocutor v¨¢lido para los asaltantes.
Afirma el general Prieto que, en una visita posterior al Congreso, observ¨® que se hab¨ªa producido un cierto des¨¢nimo entre los ocupantes porque no se estaba produciendo lo que ellos esperaban. En ese momento, un oficial de la Guardia Civil se acerc¨® con un t¨¦lex en la mano y dijo a Tejero: "Mi teniente coronel, ya est¨¢ aqu¨ª. Ya hemos triunfado". El t¨¦lex conten¨ªa el bando difundido en Valencia por Milans del Bosch. Entonces, Tejero le dijo a Prieto, seg¨²n las declaraciones de ¨¦ste, que ya no hablaba con Armada porque s¨®lo estaba las ¨®rdenes de Milans y dio la orden de que el t¨¦lex fuera le¨ªdo a los guardias ocupantes del Congreso.
En el cap¨ªtulo de impresiones personales, Prieto sostiene que la fuerza asaltante le pareci¨® -improvisada, debido a la poca destreza en el uso de las armas y a la variada uniformidad, y que la actitud de Tejero suger¨ªa que ¨¦ste no actuaba por su cuenta y que se sent¨ªa protegido. Relata tambi¨¦n que ofreci¨® salir de Espa?a a Tejero y que el teniente coronel, llev¨¢ndose la mano al pecho, respondi¨®: "Me basta con esto". A lo que Prieto dijo: "Muchacho, con el coraz¨®n s¨®lo no basta". Entonces, Tejero sac¨® un papel del bolsillo de la guerrera y contest¨®: "No, si es con este papel".
Prieto asegura tambi¨¦n que desconoc¨ªa por qu¨¦ raz¨®n Tejero hab¨ªa separado a algunos de los dirigentes pol¨ªticos del resto de los diputados y los hab¨ªa recluido en salitas especiales, pero que pensaba que el teniente coronel que dirigi¨® el asalto al Congreso no los estaba reteniendo como rehenes, porque cuando le propuso que los utilizara como garant¨ªa para salir de Espa?a, Tejero le respondi¨®: "Ni hablar".
Por ¨²ltimo, y tras afirmar que no intent¨® ordenar a los guardias civiles que depusieran su actitud porque no ten¨ªa jurisdicci¨®n sobre ellos, Prieto subraya que, una de las veces que vio entrar a Armada en el Congreso, ¨¦ste llevaba camisa blanca y corbata negra por lo que pens¨® que iba a hacerse cargo del poder.
Finalizada la intervenci¨®n del defensor de Tejero, el presidente del tribunal levant¨® la sesi¨®n a las dos menos veinte hasta las cuatro de la tarde.
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