La jornada de los modestos
Pasadas las seis de la tarde de ayer, la fatiga f¨ªsica y mental poblaba el almac¨¦n de papel del Servicio Geogr¨¢fico del Ej¨¦rcito convertido en Sala de Justicia. S¨®lo restaba la intervenci¨®n de tres letrados para finalizar la etapa procesal de lecturas sumariales y los asistentes albergaban la impresi¨®n de que el presidente continuar¨ªa la vista hasta que consumiera su turno el ¨²ltimo letrado. El teniente general Milans extrajo un papel de su guerrera, garabate¨® unas l¨ªneas amplias y requiri¨® al soldado que hace de ujier. Este pas¨® la nota al coronel Escandell -defensor de Milans- quien pidi¨® la venia: por el cansancio y las necesidades de todos ped¨ªa un descanso. El presidente opt¨® por levantar la sesi¨®n hasta el lunes.Una jornada extenuante, multiplicadora del cansancio acumulado en diez d¨ªas de proceso, y cargada de reiteraciones, apuntaciones ya sabidas, sin aportaciones relevantes y dedicada a resaltar aspectos de los encausados menos relevantes. Esta ha sido la jornada de los modestos, quienes, como resalt¨® uno de sus abogados, el teniente coronel De Meer, recaban obviamente menor atenci¨®n del Tribunal. No se procede a la relectura de lo ya escuchado en la sala, y las maratonianas peticiones de los letrados que defienden a las primeras figuras han dejado poco que leer. La sala tiene que hacer un esfuerzo por recordar qu¨¦ aspectos quieren estos defensores destacar. A cuenta de las diferencias entre los folios anotados por la relator¨ªa y las notas de los abogados se reproducen m¨ªnimos incidentes cuando un letrado pide un folio que da por no le¨ªdo y el relator-jefe opina lo contrario. Y como dice el presidente, ¨¦l tiene que creer lo que le dice el relator. Luego no se lee.
Capitanes y tenientes -la mayor¨ªa seguidores del teniente coronel Tejero en su asalto al Congreso- han sido m¨ªnimos protagonistas del d¨ªa. Sus responsabilidades no parecen tan nimias como quieren presentar sus defensas, pero por sus figuras no pasa la Historia. Uno de los planteamientos de este bloque de defensores apunta decididamente al hecho de que no se encuentran procesados los tenientes de la polic¨ªa militar de la Acorazada que entraron en el Congreso a las ¨®rdenes de Pardo Zancada. ?Si no lo est¨¢n estos tenientes -vienen a preguntarse- porqu¨¦ s¨ª lo est¨¢n los tenientes de la Guardia Civil?. Se destaca igualmente, por las lecturas de ayer, la ausencia en las sillas de los acusados de tantos oficiales j¨®venes de la III regi¨®n militar (Valencia) que quedaron exentos de culpabilidad al cumplir ¨®rdenes. El caso es que no es lo mismo atender al mando natural que al primer jefe de rango superior que pretenda sacar una fuerza a la calle. Ni el comportamiento general -todav¨ªa es imposible individualizarlo- de estos oficiales en el Congreso es f¨¢cilmente exculpable.
Lo que estos abogados no olvidan recordar es la capitulaci¨®n confirmada por Tejero y Pardo Zancada y nebulosamente aceptada por la anterior Junta de Jefes de Estado Mayor -firma Armada en nombre de aquella JUJEM-. En aquel folio del Congreso se pactaba que no hubiera responsabilidades de tenientes para abajo en la columna de la Acorazada. Alguien autorizado deber¨ªa clarificar qu¨¦ valor real tienen aquellas ins¨®litas capitulaciones.
La obediencia debida es otro argumento machacado. Ha llegado a escucharse en la Sala que cuando la Guardia Civil cumple ¨®rdenes de sus jefes siempre est¨¢ exenta de responsabilidad. Esto se les record¨®, muy astutamente, a los guardias antes de embarcarlos en los autobuses de Tejero. Teor¨ªa falaz y peligrosa donde las haya que, adem¨¢s, est¨¢ acotada por las Ordenanzas Militares. Unos hombres, con formaci¨®n de oficiales -aunque las defensas se ocupan de resaltar la procedencia de muchos de ellos de la recluta y el voluntariado- son llamados con invocaciones de que "Tejero tiene un grave problema en el Congreso" o de que hay que proteger al Rey y evitar que se reproduzca un incidente como el de Guernica, y acuden sin m¨¢s tras un jefe que no es el suyo, ocupan el Congreso, tirotean la sala de sesiones y aducen luego pat¨¦ticamente -declaraci¨®n de un guardia- que no ten¨ªan conciencia de estar violando ning¨²n c¨®digo civil o militar. Hasta la incultura tiene l¨ªmites, a m¨¢s de que la ignorancia de la Ley no obsta de su cumplimiento.
El estado de necesidad, como era deducible, es otro de los sillares en que los defensores pretenden hacerse fuertes. Repetidamente el presidente deneg¨® la lectura de un informe del diario El Alc¨¢zar relativo a los "desastres de la democracia", peores, a lo que se ve, que los desastres goyescos de la guerra. As¨ª como peticiones de indagatorias, en organismos oficiales hasta de las divisas evadidas desde la muerte del general Franco. Todo ello solicitudes de prueba denegadas en el plenario. Protestas consiguientes a efectos de casaci¨®n, a las que se suman la mayor¨ªa de los letrados.
Un competente abogado con mucha experiencia en su biograf¨ªa comentaba que si lo que pretenden los defensores es ir a la casaci¨®n en la segunda del Supremo, no lo est¨¢n haciendo nada mal en su leg¨ªtimo derecho de ir derramando puntualmente sus protestas. Alguna cuajar¨¢ y habr¨¢ que repetir actuaciones procesales. Con lo que este juicio puede acabar cerr¨¢ndose el d¨ªa del Juicio, con las consecuencias pol¨ªticas que ello acarrear¨ªa, no ignoradas por la defensa. Por lo que ata?e a tan insistente petici¨®n de que se lea la enumeraci¨®n de los cr¨ªmenes de los ¨²ltimos cinco a?os, un abogado chungo contemplaba la hip¨®tesis de que se llegara a pedir en la sala la lista de fusilados tras el triunfo franquista del 39 hasta el fallecimiento del general.
Otro punto en el que insiste la defensa de los modestos es la declaraci¨®n de algunos diputados de Coalici¨®n Democr¨¢tica supuestamente favorable a estos oficiales. Fraga es conciso y se limita a certificar que cuando en la ma?ana del d¨ªa 24 le recluyen en el despacho de Landelino Lavilla no le tratan mal. Su compa?ero de coalici¨®n, el diputado pontevedr¨¦s Portanet, es desolador; este padre de la patria, con dos infartos y secuestrado en el Congreso, afirma que el comportamiento de los guardias de Tejero fue correct¨ªsimo, que le pasaron una bolsa con medicamentos y que atendieron las peticiones de acudir a los evacuatorios. A poco m¨¢s -la certificaci¨®n de Carlos Sent¨ªs es del mismo tenor- y el diputado gallego expresa su agradecimiento al pelot¨®n asaltante. No menos exultante es la declaraci¨®n del diputado de Uni¨®n Nacional, Blas Pi?ar.
Y poco o nada m¨¢s en esta recta final de la primera fase de la vista oral. El lunes, presumiblemente en la misma ma?ana, acabar¨¢ la lectura de folios y el fiscal togado dar¨¢ comienzo al interrogatorio de los justiciables, empezando por el teniente general Milans. Seguir¨¢ el turno de la defensa. Luego el interrogatorio de testigos. Finalmente las conclusiones definitivas de cada parte. Ser¨ªa banal ignorar que se temen nuevos incidentes procesales en el momento de los interrogatorios; se contempla con particular preocupaci¨®n el inmediato papel que pueda jugar uno de los militares codefensores, figura ¨¦sta jur¨ªdicamente discutible, como se?alara el presidente de la abogac¨ªa espa?ola.
Nota Bene. Ayer nuestro anfitri¨®n convid¨® a almorzar a la prensa y se tom¨® la molestia de instruirnos sobre el interesante y poco conocido trabajo de la geodesia militar. Luis Camargo de Parada, coronel-jefe del Servicio Geogr¨¢fico del Ej¨¦rcito, en cuyas instalaciones se celebra la vista, dio un paso m¨¢s para consolidar la imagen de eficiencia, colaboraci¨®n y entendimiento entre militares y periodistas que distingue las jornadas que se est¨¢n viviendo en el acuartelamiento de Campamento.
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