Tejero asegur¨® a un jefe de la Polic¨ªa Nacional que Armada le hab¨ªa ordenado la toma del Congreso
Con la lectura de la declaraci¨®n del comandante jefe de estado mayor de la Polic¨ªa Nacional, David Cervera Esteve, solicitada por el abogado del capit¨¢n Perez de la Lastra, Miguel Caballero Montes, se inici¨® la d¨¦cima sesi¨®n de la vista del juicio contra los 33 procesados por el intento de golpe de Estado del 23 de febrero. El testigo afirma que, en la tarde de aquel d¨ªa, por orden del entonces general inspector de la Polic¨ªa Nacional, S¨¢enz de Santa Mar¨ªa, fue al Congreso para contactar con el coronel Alcal¨¢ Galiano y que, ya en la c¨¢mara, pidi¨® a Tejero que retirase a sus hombres, a lo que se neg¨® ¨¦ste afirmando que ¨²nicamente lo har¨ªa si se lo ordenaba el general Armada.
Refiere Cervera Esteve que sobre las diez de la noche del 23-F, despu¨¦s de contactar con Alcal¨¢ Galiano, consider¨® la necesidad de entrevistarse con Tejero para evitar que pudiera producirse un hecho sangriento en el Congreso. El teniente coronel de la Guardia Civil procesado le pregunt¨® al verle si le tra¨ªa noticias y ¨¦l le replic¨® que, desde luego, no eran noticias a su favor. "Vengo", le dijo Cervera Esteve, como se recoge en su declaraci¨®n, "para tratar de evitar una masacre entre mis hombres y los tuyos". Acto seguido le pidi¨® a Tejero que retirara las fuerzas que ocupaban el Congreso, a lo que aqu¨¦l, seg¨²n declara el testigo, le respondi¨®: "Eso que me lo diga Armada, porque ayer a las once y media me orden¨® que tomara el Parlamento.Cervera Esteve afirma que manifest¨® a Tejero su convicci¨®n de que nadie le hab¨ªa seguido en su acci¨®n, a lo que el procesado le contest¨® que eso no era cierto porque en Valencia se hab¨ªa decretado el estado de guerra. Luego, indica el testigo, Tejero le expuls¨® del Congreso. Posteriormente, hacia la medianoche, recuerda Cervera Esteve que cuando hacia la una y media de la madrugada del 24 de febrero, lleg¨® Armada al hotel Palace, coment¨® que iba a ofre,cer una soluci¨®n a Tejero, consistente en proporcionarle un avi¨®n para que saliera del pa¨ªs. Coment¨® Armada, a preguntas de personas que se encontraban en el hotel, seg¨²n declara Cervera Esteve, que la segunda, s¨¦ptima y otra regi¨®n militar se hab¨ªan sumado a la tercera,al mando de Milans.
Fue le¨ªda luego la declaraci¨®n efectuada por el teniente coronel de la Guardia Civil Jos¨¦ Corral Rodr¨ªguez, que asegura ser amigo ¨ªntimo del capit¨¢n Mu?ecas. Afirma que estuvo el d¨ªa 23 de febrero en las inmed¨ªaciones del Congreso a las ¨®rdenes de su coronel, que vi¨® al capit¨¢n L¨¢zaro Cortay y charl¨®, en la barra del hotel Palace, con los capitanes Acera y P¨¦rez de la Lastra, que cree estuvieron casi siempre fuera del cerco al Congreso y que no se encontraban entre los asaltantes al mismo.
Declara tambi¨¦n Corral que vi¨® como el capit¨¢n Bobis se pon¨ªa a las ¨®rdenes del coronel que ¨¦l acompa?aba y, luego, asegura que ese d¨ªa nadie daba ninguna orden concreta, ya que estaban esperando el desarrollo de los acontecimientos.
El relator ley¨® luego la declaraci¨®n del comandante Guillermo Ostos, que era ayudante de Aramburu Topete, quien afirma que pidi¨® a P¨¦rez de la Lastra que le ayudara a subir a los guardias a los autobuses para regresar al parque y P¨¦rez de la Lastra acept¨®. El defensor pidi¨® entonces la interrupci¨®n de la lectura del resto de la declaraci¨®n.
El comandante Jos¨¦ Luis Gorostegui, ayudante el 23-F de Guti¨¦rrez Mellado, dice en su declaraci¨®n, que se ley¨® a continuaci¨®n, que a la puerta del Congreso pregunt¨® a P¨¦rez de la Lastra si era "de los de dentro o de los de fuera" y ¨¦ste le contest¨® que de los primeros. Le pregunt¨® entonces Gorostegui por qu¨¦ hab¨ªan tomado el Congreso y P¨¦rez de la Lastra le respondi¨®: "No s¨¦, creo que es por orden del Rey". Piensa el declarante que el capit¨¢n no hizo ning¨²n acto de ayuda a la rebeli¨®n militar. Casi en id¨¦nticos t¨¦rminos se expresa con respecto a la actuaci¨®n de P¨¦rez de la Lastra, el teniente coronel de la Guardia Civil Pedro Catal¨¢n Jim¨¦nez, quien sin embargo se muestra sorprendido porque el procesado no fuera reprendido ni arrestado durante la noche del 23-F y porque, pese a pasar esa noche vestido de uniforme, apareciera, una vez concluidos los hechos, de paisano.
Coincide con este criterio el coronel de la Guardia Civil Constantino G¨®mez, quien, sin embargo, en su declaraci¨®n considera que P¨¦rez de la Lastra hizo acto de sost¨¦n a la rebeli¨®n militar.
Un escrito favorable a los mandos no procesados
Se dio luego lectura a un p¨¢rrafo del escrito del instructor, relativo al general Le¨®n Pizarro, del que se afirma que su conducta general no se diferencia de la observada por el resto de los mandos de la Tercera Regi¨®n Militar (Valencia) y de la Divisi¨®n Acorazada Brunete. De los mismos se dice que actuaron obedeciendo a sus jefes naturales, sin que del an¨¢lisis de la informaci¨®n que se les dio por dichos jefes o con su autorizaci¨®n, resulte inequ¨ªvocamente el car¨¢cter "manifiestamente" delictivo que pudiera tener para ellos las ¨®rdenes que se les dieron, m¨¢xime cuando se hicieron expl¨ªcitas afirmaciones sobre su constitucionalidad y sobre todo cuando se invoc¨® reiteradamente el apoyo al, Rey. Se afirma en este sentido que dichos mandos no estaban en condiciones de conocer la falta de fundamento de tal apelaci¨®n y que, antes al contrario, pod¨ªan considerarla veros¨ªmil, dados los notorios sentimientos mon¨¢rquicos de quienes se presentaban como cabezas de la operaci¨®n.
En ese momento el abogado del capit¨¢n P¨¦rez de la Lastra manifest¨® que la conducta de su defendido en nada se diferenciaba de los mandos, por lo que no entend¨ªa como ¨¦stos y el general Le¨®n Pizarro no hab¨ªan sido procesados.
Se leyeron luego una serie de declaraciones y hojas de servicio referidas a los capitanes Lastra, L¨¢zaro y Bobis.
En la declaraci¨®n del teniente coronel de infanter¨ªa F¨¦lix Porras Blanco, que afirma que es muy amigo de los capitanes Mu?ecas y Abad, dice de este ¨²ltimo que le hab¨ªa manifestado en una ocasi¨®n que hab¨ªan sido traicionados y que por este oficial conoc¨ªa tambi¨¦n la afirmaci¨®n de Tejero en el sentido de que Armada les hab¨ªa traicionado.
Se ley¨® adem¨¢s una declaraci¨®n del teniente de la Guardia Civil C¨¢ndido Blanco Hern¨¢ndez, presente en el asalto del Congreso, quien afirma que a las seis y veinte minutos de la tarde vio a Bobis coger un autob¨²s con otros compa?eros y le pregunt¨® a donde iba.
Seg¨²n el relato del procesado, Bobis le respondi¨® que ignoraba a donde iban y que deb¨ªan seguir a un autob¨²s que marchaba delante, por lo que ¨¦l, declara, subi¨® a Lino de los autocares y sigui¨® tambi¨¦n al que iba delante. Al llegar al Congreso, recuerda que Aramburu Topete le orden¨® regresar al acuartelamiento, lo que hizo a continuaci¨®n.
Ning¨²n diputado ofreci¨® dinero
El defensor de Bobis pidi¨® a continuaci¨®n la lectura de la declaraci¨®n de Carmen Echave, que en el momento del asalto al Congreso se encontraba entre el p¨²blico y despu¨¦s prest¨® asistencia m¨¦dica durante toda la ocupaci¨®n.
El abogado pidio s¨®lo la lectura de dos p¨¢rrafos, en los que dice que Bobis, L¨¢zaro y Dusmet le ayudaron en su cometido, pero el fiscal pidi¨® la lectura ¨ªntegra de la declaraci¨®n. De ella sobresale que el teniente ?lvarez estuvo "agresivo e inquietante" hasta las nueve de la ma?ana; que atendi¨® ataques de epilepsia e histeria, tanto entre diputados como entre las fuerzas asaltantes; y que no escuch¨® que ning¨²n diputado ofreciera dinero para que se matara al teniente coronel Tejero, como se aseguraba en el testimonio de un guardia civil le¨ªdo el jueves.
El relator dio lectura a continuaci¨®n a la parte de la conclusiones provisionales de la defensa del capit¨¢n Bobis que contiene el discurso pronunciado por el Rey en la Pascua Militar de 1979. Este discurso hab¨ªa sido excluido como prueba por el instructor en el auto de aportaci¨®n de pruebas. El letrado Sanz Arribas concluy¨® en este punto sus peticiones de lectura de folios sumariales como defensor de Bobis y comenz¨® a solicitarlas en su calidad de abogado del capit¨¢n Cid Fortea.
Se produjo entonces un ligero incidente cuando Ram¨®n Hermosilla, abogado de Armada, pregunt¨® si se hab¨ªa renunciado a la lectura de un folio del sumario, a lo que el letrado Adolfo de Miguel contest¨® que hab¨ªa sido ¨¦l quien hab¨ªa renunciado. Sanz Arribas protest¨® entonces porque Hermosilla le hab¨ªa interrumpido.
Se ley¨® despu¨¦s una declaraci¨®n del general S¨¢enz de Tejada, quien encuentra veros¨ªmil la explicaci¨®n de que el general Juste, jefe de la Divisi¨®n Acorazada, dej¨® hacer para no perder el control del mando y que su actuaci¨®n, a juzgar por los resultados, puede considerarse un ¨¦xito desde el punto de vista militar.
A petici¨®n del abogado Soler, defensor del capit¨¢n Abad, el relator ley¨® seguidamente una declaraci¨®n de Manuel Fraga en la que ¨¦ste afirma que ese capit¨¢n y otros tuvieron atenciones con ¨¦l. El abogado renunci¨® a la lectura de otros documentos para no cansar a la sala.
Rechazado nuevamente el informe de 'El Alc¨¢zar'
Intervino a continuaci¨®n Santiago Segura, abogado del capit¨¢n Mu?ecas y del teniente Carricondo. En relaci¨®n con el primero se leyeron los testimonios de dos comandantes de la Guardia Civil, favorables al oficial procesado, pero el tribunal deneg¨® la lectura del testimonio del Teniente coronel Beguena, ya le¨ªdo con anterioridad. De la exhibici¨®n del video de RTVE, dijo el letrado, s¨®lo se desprende que Mu?ecas se dirigi¨® a los diputados para decirles que estaban a las ¨®rdenes de una autoridad militar. En el resumen del instructor sobre la actuaci¨®n de Mu?ecas, que se ley¨® en parte, se destaca que fue llamado por Tejero, quien le dijo que llevase al Congreso a los guardias que pudiese reunir "para evitar que se repitiera lo que hab¨ªa ocurrido en el parlamento vasco".
En cuanto a Carricondo, Segura pidi¨® la lectura de su hoja de servicios y el resumen del instructor en el que se se?ala que este teniente tuvo la misma actuaci¨®n que el teniente Alonso, de la Comandancia M¨®vil, y que se limit¨® a cumplir ¨®rdenes. El presidente deneg¨®, como ya hizo en otras dos ocasiones, que se leyera, a petici¨®n del mismo abogado, el informe sobre terrorismo del diario El Alc¨¢zar. Segura y otros trece abogados hicieron constar su protesta.
El teniente coronel Carlos de Meer, defensor del capit¨¢n Dusmet, de la Divisi¨®n Acorazada, intervino a continuaci¨®n para decir que no ped¨ªa la lectura de ninguna declaraci¨®n, pero que quer¨ªa que se tuvieran en cuenta algunas de las que ya hab¨ªan sido le¨ªdas. Este abogado aleg¨® que se sent¨ªa en inferioridad comparativa respecto de los defensores de procesados de mayor rango, porque ¨¦stos intervinieron primero y pudieron orientar de una forma coherente la lectura de los folios del sumario.
Dos incidentes
Jes¨²s G¨®mez Garc¨ªa, abogado del capit¨¢n ?lvarez Arenas, tambi¨¦n de la Divisi¨®n Acorazada, pidi¨® en su turno de intervenci¨®n la lectura de una parte de la declaraci¨®n del capit¨¢n Tamarit, del estado mayor de la divisi¨®n, que no hab¨ªa sido le¨ªda con anterioridad. Dice este capit¨¢n que no se puso ning¨²n inconveniente a la salida de las tropas mandadas por Pardo Zancada, que se unieron a las de Tejero en el Congreso, y que esta salida no fue ostensible ni subrepticia. La impresi¨®n de Tamarit es que Juste siempre dio las ¨®rdenes y que tuvo el mando de la divisi¨®n en todo momento.
Se ley¨® a continuaci¨®n las declaraciones de los dos tenientes de la compa?¨ªa de ?lvarez Arenas, quien coinciden en que se les orden¨® salir, que no sab¨ªan a donde se dirig¨ªan y que el capit¨¢n no pregunt¨® si quer¨ªan abandonar el Congreso.
Ley¨® despu¨¦s el relator una prueba documental propuesta por la defensa y que, en su d¨ªa, hab¨ªa sido denegada por el instructor. Se refiere dicha prueba al discurso del Rey durante la Pascua Militar, al informe del ministro de Defensa al Congreso sobre el intento de golpe y a los atentados registrados contra el art¨ªculo 4 de la Constituci¨®n, relativo al uso de la bandera.
El abogado Jes¨²s G¨®mez Garc¨ªa concluy¨® su intervenci¨®n provocando dos peque?os incidentes con el tribunal. El primero, cuando ¨¦ste le deneg¨® la lectura de dos interrogatorios -al comandante Mu?oz Grandes, de la Casa Real, y al ministro- de Defensa, Alberto Oliart-, que hab¨ªan sido propuestos para el plenario, pero no fueron admitidos por el instructor. Y el segundo, cuando el presidente le deneg¨® igualmente la lectura de un informe de la Seguridad del Estado, del 5 de febrero de 1982, que ya hab¨ªa sido le¨ªdo en la sala. El letrado hizo constar su protesta, actitud a la que se sumaron otros trece abogados. El fiscal dijo entonces que, al no tratarse el informe de una diligencia judicial, no ten¨ªa por qu¨¦ ser le¨ªdo y el abogado le respondi¨® que en el juicio se han le¨ªdo todo tipo de documentos. El presidente insisti¨® en su negativa y, a las dos de la tarde, levant¨® la sesi¨®n hasta las cuatro.
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