Los inventores del f¨²tbol explicaron su lecci¨®n en San Mam¨¦s
San Mam¨¦s vibr¨® anoche con Chechu Rojo, que como su maestro Piru Gainza hace veinticuatro a?os, ha querido deslindar la alegr¨ªa del homenaje de la tristeza de la despedida. Los aficionados bilbainos, que siempre han estado divididos en rojistas y antirojistas -es decir: en entendidos y meros aspirantes- se reconciliaron por una vez en el aplauso un¨¢nime con que arroparon la salida del campo del veterano capit¨¢n, a los cinco minutos del segundo tiempo.Quienes durante diecisiete a?os han sabido apreciar el temple de los centros pasados de Rojo o su visi¨®n para el pase al hueco, tuvieron ocasi¨®n anoche, adem¨¢s, de gozar con la lecci¨®n de f¨²tbol que ofrecieron los brit¨¢nicos en el primer tiempo. El f¨²tbol es una cosa as¨ª de sencilla. Es decir: tan sencilla, que cualquiera puede sentirse tentado de decir "eso lo hago yo", pero que, sin embargo, no es capaz de hacerlo.
En el primer tiempo, los disc¨ªpulos de Greenwood, que por algo son los herederos de quienes inventaron este asunto, explicaron la cosa con enorme sencillez: movilidad constante, desmarque, cambios de juego en los avances por las bandas, de forma que ante la entrada del lateral o el l¨ªbero el atacante pod¨ªa pasar la pelota al compa?ero que ven¨ªa lanzado. San Mam¨¦s, que es un campo bastante ingl¨¦s en su arquitectura y muy brit¨¢nico en su aliento, supo apreciar el detalle de que le recordasen estas cosas y premi¨® con aplausos de admiraci¨®n las incursiones por la derecha de Steve, Cooppell, un excepcional extremo-interior que juega en el Manchester United, o el olfato del sabio Keegan en sus constantes evoluciones por la frontal del ¨¢rea o la facilidad de Trevor Brookling para montar la ofensiva con fulgurantes cambios de ritmo estilo Cruyff.
S¨®lo la inspirad¨ªsima actuaci¨®n de Zubizarreta, -a quien San Mam¨¦s dedic¨® ayer por primera vez el sonsonete que hace unos a?os proclamaba que "Iribar no hay ninguno"-, evit¨® una goleada en la primera parte despu¨¦s del descanso, como la lecci¨®n ya estaba explicada y tampoco era cuesti¨®n de aguar la fiesta a Rojo, los brit¨¢nicos bajaron el list¨®n, lo que aprovech¨® el Athl¨¦tic para lanzar algunos contraataques, casi siempre dirigidos por Sarabia, que sirvieron para aumentar la vibraci¨®n en los grader¨ªos, especialmente a ra¨ªz del empate.
Sarabia fue el mejor de los rojiblancos, seguido en m¨¦ritos por Urkiaga y Liceranzu.
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