"Buster Keaton fue un hombre t¨ªmido, que se sorprend¨ªa cuando le llamaban genio", seg¨²n su viuda
Eleanor Norris asiste en Madrid al ciclo retrospectivo del humorista del cine
Los ¨²ltimos veinticinco a?os de su vida los comparti¨® Buster Keaton con Eleanor Norris, una bailarina que pas¨® fugazmente por los ballets de los filmes musicales de Hollywood de la anteguerra. Se casaron en 1940. Ella ten¨ªa 19 a?os y Keaton ten¨ªa a sus espaldas una gloriosa carrera y dos matrimonios rotos. Desde la muerte del gran cineasta, en 1965, esta mujer de 63 a?os, que conserva toda la elasticidad y la gracia de una bailarina joven, de mirada intensa y azul, adopt¨® como destino personal "mantener vivo el recuerdo de un gran artista y un gran hombre". Con motivo del ciclo retrospectivo de la obra de Buster Keaton que programan los cines Alphaville, Eleanor Norris est¨¢ en Madrid y nos habla de Keaton con una cercan¨ªa de la que s¨®lo ella es depositaria, testigo y parte, y cuya experiencia le hace recordar a un Keaton t¨ªmido que se sorprend¨ªa cuando le llamaban genio.
Buster Keaton, despu¨¦s de enrolarse en la Metro Goldwyn Mayer en 1929, hizo una de sus obras maestras, El camer¨¢man, y despu¨¦s pareci¨® eclipsarse. Beb¨ªa m¨¢s alcohol de la cuenta y sus asuntos personales no le iban bien. ?Ser¨ªa esta la causa de ese aparente eclipse?. Eleanor Norris no lo cree as¨ª. "No es cierto", dice, "que dejara de hacer buenas pel¨ªculas. En la Metro hizo ocho largometrajes y algunos eran buenos. Demostr¨® que su talento segu¨ªa vivo. Si no hizo tan buenas pel¨ªculas como en los a?os veinte fue por otros motivos.""En los a?os veinte ¨¦l ten¨ªa su propio estudio y controlaba totalmente las pel¨ªculas que hac¨ªa. Este control lo perdi¨® al firmar para la Metro. El advenimiento del cine sonoro no le destruy¨®, como se ha dicho. Lo que le ocurri¨® es que no pod¨ªa trabajar a gusto. Las causas de su descenso en popularidad fueron profesionales m¨¢s que personales. No perdi¨® el talento, sino que este fue ahogado por razones de la industria cinematogr¨¢fica, que le impidi¨® seguir haciendo las cosas a su manera. Era un hombre muy peculiar trabajando, y no se adapt¨® del todo".
Reflexivo y espont¨¢neo
"Pero ¨¦l, como actor, se conserv¨® hasta el final. En el a?o 1949 recuper¨® su popularidad en los Estados Unidos gracias a la televisi¨®n. M¨¢s tarde, poco antes de su muerte, en la cinemateca francesa, se pasaron sus pel¨ªculas y entusiasmaron. El asisti¨® y se emocion¨®. Pudo darse cuenta de que el p¨²blico europeo es m¨¢s leal y tiene m¨¢s memoria que el de los Estados Unidos".
?C¨®mo trabajaba Keaton? "Lo hac¨ªa sin gui¨®n escrito", prosigue
Eleanor Norris. "Inventaba muchas cosas sobre la marcha. Cuando su imaginaci¨®n se atascaba sol¨ªa ponerse a jugar a las cartas. Hac¨ªa solitarios. Era un loco de los juegos de na¨ªpes y un maravilloso jugador de bridge. Y haciendo solitarios esperaba a que se le ocurriese una idea. Entonces se levantaba y comenzaba a actuar, a rodar, a discutir con el decorador, con los actores, con el c¨¢mara, con los gagmen. Estaba muy unido a su equipo."
Su filme favorito, dice la esposa de Keaton, era El maquinista de la General. ?Pero no era esta una pel¨ªcula muy acabada, sin cabos sueltos, imposible de improvisar? "El sab¨ªa bien lo que quer¨ªa cuando rodaba una pel¨ªcula, por eso, aunque lo hiciera sin gui¨®n, dirig¨ªa y controlaba sus pel¨ªculas. Sin duda las pensaba, pero en el trabajo de cada d¨ªa improvisaba mucho, inventaba sobre la marcha. Le gustaba tener un codirector, pero ¨¦l dirig¨ªa. Buster era al mismo tiempo reflexivo y espont¨¢neo. Tanto en la vida como en el trabajo."
"Por ejemplo" -y Eleanor Norris, que habla con soltura de una materia que conoce bien, concentra su mirada hacia atr¨¢s, recordando- "hab¨ªa tomas, sesiones de trabajo, en el que las cosas le sal¨ªan a la primera. Otras veces, en cambio, se ve¨ªa obligado a reflexionar y hacer tina toma tras otra, hasta que las cosas sal¨ªan como ¨¦l quer¨ªa. Era su manera peculiar de hacer pel¨ªculas."?Rivalidad con Chaplin?
Keaton pas¨® volando por los estudios de Mack Sennet y se pas¨® enseguida a los de Fatty Arbuckle, que regentaba Joseph M. Schenck. All¨ª se form¨® como cineasta. Entre 1917 y 1920 germin¨® el Keaton genial de los a?os inmediatamente posteriores. ?Aprendi¨® mucho de sus a?os con Fatty Arbuckle? "Buster y Fatty eran distintos. Fueron muy buenos amigos, y su amistad perdur¨® hasta la muerte de Fatty. Buster entr¨® en las peliculas de Arbuckle de segundo pero se convirti¨® pronto en estrella y esto les hizo incompatibles. No pod¨ªa haber una pel¨ªcula con dos estrellas. Era esa la pol¨ªtica de los estudios. Asi que Buster se separ¨® de Fatty, pero jam¨¢s dejaron de ser amigos". ?Y el mito de su rivalidad con Chaplin? "Era", dice Eleanor Norris, "eso mismo, un mito. Le dir¨¦ un dato. Cuando Buster descubr¨ªa un gag y se daba cuenta de que no le iba, pero le iba a Chaplin, se lo regalaba. Y lo mismo hac¨ªa Chaplin. Se intercambiaban ocurrencias." ?Que lazos conserv¨® Keaton con el teatro, donde se form¨® art¨ªsticamente? "Fue muy feliz en su in fancia, cuando trabajaba en los circos y los music-halls con sus padres, -con ellos form¨® la trupe de Los tres Keaton- y nunca lo olvid¨®. El cine, es cierto, le absorbi¨®, pero nunca dej¨® del todo el teatro. Sol¨ªa actuar en las compa?¨ªas de verano. Por ejemplo, en el a?o 1960 actu¨® en un espect¨¢culo que se titulaba Hab¨ªa una vez un col ch¨®n. Era una historia muy divertida sobre una princesa tan repipi que no pod¨ªa dormir si hab¨ªa una piedrecilla en su colch¨®n. Actu¨® con Carol Burnett".
"Le quisieron contratar para que interpretara en Nueva York una obra de Samuel Beckett, Esperando a Godot, en la que ten¨ªa que hacer un papel extra?o, un tipo que nunca habla y al final se suelta un discurso absurdo, muy largo. El no lleg¨® a leer la obra. Me la dio a leer a m¨ª, y yo no se la recomend¨¦. Tuvo alg¨²n ¨¦xito en Nueva York, pero s¨®lo all¨ª. La hizo Bert Lahr".
"Luego, al cabo de los a?os, se encontro en persona con Beckett. Le contrataron para hacer Film, una pel¨ªcula que se prest¨® a hacer, sin entender bien de qu¨¦ iba. Le pareci¨® que todos estaban en aquel rodaje un poco locos. Le pagaron bien, hizo lo que le ped¨ªan, y no pregunt¨®. Buster carec¨ªa de ego, era un hombre sumamente humilde y t¨ªmido. Nunca se preocup¨® por el alcance de sus obras. Cuando le llamaban genio, no pod¨ªa evitar cierta perplejidad.
En sus pel¨ªculas Buster se met¨ªa en unos l¨ªos terribles y andaba siempre en apuros, pero en su vida personal era un hombre llano".
Babelia
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