La moralidad del hombre y los animales
Los fundamentos biol¨®gicos de lo moral es un tema que los bi¨®logos tratan con m¨¢s cuidado y sensibilidad que lo que mucha gente les atribuye. Es demasiado f¨¢cil llegar a conclusiones simplificadas, como en el caso del "darwinismo social", que fue popular, especialmente en Am¨¦rica, a finales del siglo pasado. Los darwinistas sociales malinterpretaron la teor¨ªa evolutiva, y, lo que es a¨²n peor, malinterpretaron los principios de l¨®gica elemental. Lo que es importante advertir es que el darwinismo no puede decirnos c¨®mo debemos comportarnos. Puede, en cambio, ayudarnos a entender por qu¨¦ nosotros nos comportamos del modo en que lo hacemos.Hay dos aspectos en los que la biolog¨ªa evolutiva puede ser considerada relevante respecto a la moral humana. En primer lugar podemos estudiar los fen¨®menos de la conducta como cient¨ªficos curiosos, curiosos acerca de los or¨ªgenes evolutivos de la moral, pero no intentando establecer ninguna regla para el comportamiento moral. Este me parece un objetivo razonable, del mismo modo que podemos utilizar la biolog¨ªa evolutiva para entender nuestras urgencias sex uales. A esto lo llamar¨¦ el enfoque de "curiosidad cient¨ªfica" hacia la moral.
El segundo tipo de enfoque es el que yo creo que debemos evitar. Llamar¨¦ a este segundo enfoque "normativo". Alguna gente cree que podemos esperar que la ciencia evolutiva nos provea un c¨®digo moral. Esto es esencialmente lo que hicieron los darwinistas sociales. Ellos tomaron las leyes naturales como "la supervivencia del m¨¢s fuerte" y las usaron para justificar sistemas pol¨ªticos basados en la explotaci¨®n del d¨¦bil por el poderoso. Es absolutamente cierto que en la naturaleza el fuerte explota al d¨¦bil, y tambi¨¦n es cierto que este hecho es caracter¨ªstico de todo el proceso de evoluci¨®n de acuerdo a la teor¨ªa darwiniana que yo sustento. Pero esto no significa que nosotros tenemos que apoyar un sistema moral en el que una gente explota a otra gente, o en el que una gente explota a otros animales. Nosotros somos libres de instaurar sistemas pol¨ªticos y morales que se diferencian expl¨ªcitamente de los principios de la naturaleza.
Hay versiones m¨¢s suaves del enfoque "normativo". Por ejemplo, el bi¨®logo brit¨¢nico sir Julian Huxley describi¨® una ley de "progreso" en la evoluci¨®n y trat¨® de basar un sistema moral en la continuaci¨®n de tendencias evolutivas progresivas. Yo encuentro esto tan il¨®gico como el darwinismo social, aunque no sea tan repugnante a mi sentido moral. En este art¨ªculo yo rechazar¨¦ todas las formas del enfoque "normativo" y mirar¨¦ a las morales como un bi¨®logo curioso.
La moral animal
As¨ª, miremos al reino animal en su conjunto. ?Vemos algo que parezca equivalente a la moral humana? Lo primero que se debe decir es que cuando los bi¨®logos hoy d¨ªa formulan este tipo de preguntas no aspiran a contestarla en t¨¦rminos de los pensamientos conscientes que los animales pueden o no tener. Yo tengo la impresi¨®n privada de que los perros son conscientes, y Ias hormigas, probablemente no. Pero quiero se?alar que esta cuesti¨®n es irrelevante en el sentido en que los bi¨®logos hablan normalmente. Los bi¨®logos examinan solamente la conducta y las consecuencias de la conducta, no las intenciones o deseos del animal que muestra ese comportamiento. Esta actitud puede cambiar en el futuro, pero es una buena caracterizaci¨®n de c¨®mo los bi¨®logos piensan actualmente. Cuando miramos al reino animal buscando ejemplos de moral primitiva estamos buscando comportamientos y no motivos. Y el comportamiento que buscamos tiene ciertas consecuencias.
?Qu¨¦ consecuencias? Yo sugerir¨ªa que el tipo de comportamiento que podr¨ªamos definir como moral es aqu¨¦l que tiene como consecuencia mejorar el bienestar del grupo o de la sociedad a costa de disminuir el bienestar del propio individuo. Cazadores humanos, por ejemplo, saben que, si quieren asegurar la abundancia de caza en el futuro, es importante no matar hembras pre?adas (yo voy a ignorar aqu¨ª la cuesti¨®n de moralidad con respecto a los animales de caza, aunque creo que la cuesti¨®n de c¨®mo tratamos a los animales plantea de por s¨ª asuntos morales de importancia). Un individuo que ve una hembra pre?ada puede sentir la tentaci¨®n de matarla y comerla. Esto le beneficiar¨ªa a corto plazo, pero ser¨ªa una desventaja a largo plazo para ¨¦l mismo y para el conjunto de su tribu.
Lo mismo puede decirse, por ejemplo, de los perros salvajes si definimos el comportamiento moral como conductas que benefician a otros perros a expensas del perro "moralista". Supongamos que el perro encuentra una madre coneja incapaz de correr r¨¢pido por estar preiiada. F¨¢cilmente puede cazarla y comerla, y esto ser¨ªa en su propio beneficio ego¨ªsta. O puede hacer el gesto "moral" de dejarla vivir para reproducirse y proveer al grupo de perros con mayor n¨²mero de comidas m¨¢s adelante. ?Har¨¢ el gesto moral?
De acuerdo con las predicciones darwinistas, la respuesta es un rotundo no. Excepto bajo circunstancias especiales, de las que hablaremos m¨¢s adelante, la selecci¨®n natural va a favorecer a perros ego¨ªstas que buscan su propio beneficio a corto plazo por encima de perros moralistas que se preocupan por los intereses a largo plazo del grupo en su conjunto. Esto es debido a que los perros "amorales" se beneficiar¨¢n de los actos "morales" de sus compa?eros en la misma medida en que se benefician los perros "moralistas". Por tanto, si bien un acto moral puede incrementar el bienestar de la tribu perruna en su conjunto, dentro de esa tribu el individuo amoral gana m¨¢s del actor moral que el individuo moral. Esto es debido a que el perro moral paga el coste de su autocontrol, mientras que el "amoral", no. Beneficios y costes en este contexto se miden en t¨¦rminos de ¨¦xito reproductivo, pues de eso trata la selecci¨®n natural darwiniana. Por tanto, las tendencias gen¨¦ticas a comportarse ego¨ªstamente ser¨¢n transmitidas a las generaciones futuras en una mayor proporci¨®n que las tendencias gen¨¦ticas a comportarse en forma altruista. En consecuencia no debemos esperar encontrar ejemplos de este tipo de conducta altruista en la naturaleza.
Dije que hab¨ªa excepciones. B¨¢sicamente hay dos tipos de excepci¨®n a la predicci¨®n general de que animales salvajes individuales se comportaran ego¨ªstamente. Primeramente, un animal puede parecer que trabaja para el bienestar del otro, si es probable que el favor sea pagado posteriormente: ?Una "moralidad" algo c¨ªnica! En segundo lugar, se puede esperar que un individuo se comporte "moralmente" si los posibles beneficiarios de su buena acci¨®n son sus parientes gen¨¦ticos cercanos. Esto es f¨¢cil de apreciar para el caso de la descendencia del individuo: las tendencias gen¨¦ticas a comportarse generosamente son heredadas por los beneficiarios de su generosidad. As¨ª, siempre que la generosidad beneficie espec¨ªficamente a los descendientes del animal "moral" es f¨¢cil ver la raz¨®n de que tendencias a este altruismo nepotista pueden llegar a ser comunes. Las madres, por ejemplo, amamantan a sus cr¨ªas y los padres, de ambos sexos, corren riesgos para defender a sus hijos.
El argumento puede ser extendido a nietos, sobrinos y otros parientes. Yo no dispongo de espacio aqu¨ª para presentar los detalles; est¨¢ todo en mi libro El gen ego¨ªsta (Labor. Barcelona, 1979). Aqu¨ª repetir¨¦ simplemente el punto m¨¢s importante con respecto a la moral humana. Esto es, que lo que los animales hacen, y la teor¨ªa darwinista de por qu¨¦ lo hacen, puede a¨²n ser una ayuda para entender c¨®mo se comportan los humanos. Pero no nos dice c¨®mo debemos comportamos, a menos que el objetivo que nosotros nos fijemos sea el objetivo limitado de propagar tantos genes como sea posible. Nosotros estamos completamente en libertad de elegir objetivos muy diferentes: por ejemplo, el diseminar felicidad al m¨¢ximo n¨²mero de personas, o al m¨¢ximo n¨²mero de seres con sentimientos. Nosotros somos libres de decir: "Yo entiendo las razones evolutivas de mi propia inmoralidad y tomo la decisi¨®n consciente de desafiarlas".
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