Silvio Rodr¨ªguez, Milan¨¦s e Illimani: la guayaba compromeitida
Dentro de las fiestas de San Isidro, en el Palacio de Deportes, la noche del pasado mi¨¦rcoles estuvo dedicada ¨ªntegramente a la canci¨®n comprometida de ultramar: Inti-lllimani, Silvio Rodr¨ªguez y Pablo Milan¨¦s. Un grupo de chilenos exiliados -"Nuestra gira dura ya nueve a?os"- y los dos cantantes m¨¢s representativos de la llamada nueva trova cubana. Un programa que logr¨® que el recinto se llenase de fieles, palmas y mecheros encendidos.Un recital en el que los mensajes, los gui?os ideol¨®gicos y los recuerdos tribales predominaron sobre el estricto y siempre indefinible espacio de la m¨²sica. Un p¨²blico que conoc¨ªa de antemano las reglas del juego. Una ceremonia de confirmaci¨®n.
Los componentes de Inti-Illimani compusieron un paisaje semejante, aunque m¨¢s reducido, al de su ¨²ltima actuaci¨®n en Madrid. La ¨²nica novedad fue la insistencia en su aspecto m¨¢s testimonial, con la descarga. en el terreno l¨²dico. Esa era la demanda t¨¢cita de los congregados. Cumplieron. Y con Chile militarizado como tel¨®n de fondo, mal cabr¨ªa deslizarse por el despertador de las objeciones.
Lo de Silvio Rodr¨ªguez es ya otro cantar. A pu?etazos metaf¨®ricos con un sonido empastado, vuelve a la lluvia desde el principio: "Una mujer que nunca me procova / me ha condenado a lluvia sin motivo / y desde entonces vivo / ahogado en el deseo de su boca". Luego evoca al poeta salvadore?o Roque Dalton, al tiempo que proclama, por medio de canciones conocidas y desconocidas, su habilidad en el vaiv¨¦n: la p¨¦rdida de una mujer y de un unicornio azul, la revoluci¨®n nicarag¨¹ense, el amor por los pueblos en lucha.
Muy bien. Lo arriesgado es epilogar sobre lo obvio. Y en ese riesgo cabe se?alar que Silvio Rodr¨ªguez posee voz de cabrita melosa, que traza letras de un retoricismo blandengue y pretencioso, que sus toques surrealistas tienen m¨¢s de m¨¢scara que de meollo, que su ternurismo de guayaba empalagar¨ªa horrores si vendiese otramercanc¨ªa y, en fin, que va a menudo de Mach¨ªn vergonzante.
Muy bien acogido, asiniismo, lo de Pablo Milan¨¦s. La eficacia del Amor. "No te pido que cuides/ esa delgadez extrema,/ s¨®lo pido que me mires / con esa mirada buena". Eficacia de la fe: "Cr¨¦eme, / que quiero ser machete entre la zafra, / bala feroz al centro del combate". Eficacia de lo archiconocido: Yo no te pido, La vida no vale nada, Yo pisar¨¦ las calles nuevamente o Creo en t¨ª. Cuando alguien funciona con el viento de la historia a su favor, nadie le pide cambios, sino insistencia. El vaiv¨¦n milagroso reaparece: amor y revoluci¨®n.
Y reaparece la posibilidad de se?alar que Milan¨¦s confunde la canci¨®n con el catecismo, que carece de la m¨¢s m¨ªnima dosis de iron¨ªa, que no percibe que sus onomatopeyas configuran el mensaje m¨¢s corcado por el p¨²blico, que de cuando en cuando recuerda a una Olga Guillot reprimida y que atreverse a cantar Yo me quedo, ¨¦l, que puede entrar y salir libremente de Cuba es, sencillamente, innoble.
Se?ales, nadie lo dude, que s¨®lo un gusano al servicio del imperialismo se atrever¨ªa a esgrimir. As¨ª lo comprendi¨® el numeroso p¨²blico del Palacio de Deportes. Por ello aplauden m¨¢s y m¨¢s a los dos compa?eros, sentimentales y en la l¨ªnea justa, que ahora cantan al alim¨®n, que vuelven a hacerlo por separado emotivos, heroicos. Ante tanta sobriedad, in¨²til es que les repita Jos¨¦ Mart¨ª: "La poes¨ªa es sagrada. Nadie / De otro la tome, sino -en s¨ª. Ni nadie / Como a esclava infelis que el llanto enjuga / Para acudir a su inclemente due?a, /. La llame a voluntad: que vendr¨¢ entonces / P¨¢lida y sin amor, como una esclava".
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Gente
- Casa de Campo
- Carabanchel
- Grabado
- Conciertos
- Cantautores
- Parques y jardines
- Eventos musicales
- Ayuntamiento Madrid
- Dibujo
- Distritos municipales
- Areas urbanas
- Madrid
- Ayuntamientos
- Fiestas
- M¨²sica
- Comunidad de Madrid
- Historia
- Gobierno municipal
- Artes gr¨¢ficas
- Pol¨ªtica municipal
- Administraci¨®n local
- Urbanismo
- Cultura
- Pol¨ªtica