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El saxofonista Archie Shepp cerr¨® la temporada de jazz en el San Juan Evangelista

El Club de Jazz del Colegio Mayor San Juan Evangelista (extenso nombre) ha tenido la extra?a fortuna de convertirse en una instituci¨®n.En un pa¨ªs como ¨¦ste, sometido a la inconstancia subjetiva y objetiva, el hecho de que un club de m¨²sica se mantenga durante diez a?os, habiendo ido a m¨¢s con el tiempo, mueve a la reflexi¨®n profunda y agradecida. Y aunque no sea ¨¦ste lugar de meditaciones, si es cosa de explicar como el club ha aguantado hasta cumplir esta d¨¦cimo cumplea?os gracias a esfuerzos personales tan inconcebibles como el realizado por Alejandro Reyes, que debati¨¦ndose con una lamentable falta de subvenciones y desinter¨¦s oficial, (cinco a?os de antiguo r¨¦gimen, cinco a?os de democracia), ha logrado traer una cantidad innumerable de grandes m¨²sicos del jazz para situarles frente a un p¨²blico, mayoritariamente universitario, a unos precios asequibles.

A lo largo de este tiempo el Colegio Mayor San Juan Evangelista ha creado sus propios personajes, como el impetuoso Juan Gonz¨¢lez, siempre dispuesto a dar palmas flamencas o a cantar scat para sorpresa de m¨²sicos y oyentes. Es un lugar sorprendente, en el que la primera fila es la ¨²ltima en ocuparse, donde las luces parecen cande las, donde el sonido va de lo excelso a lo menos excelso y donde todo, finalmente, parece espont¨¢neo.

El pasado s¨¢bado se cerraron las celebraciones con un concierto a cargo del saxofonista Archie Shepp. Ciertamente un hist¨®rico del saxo, del free del africanismo, de la radicalidad. Solo que aquel era otro Archie Shepp como ya hab¨ªa comprobado hace tiempo en el mismo local. El de ahora viste una blasier cruzada, toca cl¨¢sicos, no busca el desgarro y todo el inter¨¦s que le resta es la seguridad de que toca mucho y bien.

Y eso es lo que hizo. M¨¢s que correcto con el tenor y el soprano, lamentable con la flauta. Acompa?ado por un sos¨®n Kenny Werner al piano, un ¨¢gil Santi D'Adriano al bajo y un impulsivo bater¨ªa, Marvin Smith; Archie Shepp revivi¨® a Coltrane y mostr¨® recursos y sabidur¨ªa, asi como una falta de inter¨¦s patente. No resultaba indignante, porque hab¨ªa entrega f¨ªsica y t¨¦cnica pero tampoco fue un concierto de los que se recuerdan como un acontecimiento singular. Archie Shepp vino, toc¨® y se fue. El, por lo menos sigue en la brecha.

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