Beneficio para las regiones medias, perjuicios para las m¨¢s ricas y las m¨¢s pobres
Sin poblaci¨®n no hay nada, por aquello de que se hizo la econom¨ªa para el hombre, y no al contrario -aunque la pol¨ªtica econ¨®mica de la ¨¦poca desarrollista aplic¨® esa otra pol¨ªtica de llevar los hombres a las f¨¢bricas y no al contrario.Cerrada por causa de la crisis econ¨®mica mundial -iniciada en 1973, aunque a Espa?a llegara con alg¨²n retraso en 1974- la tradicional espita emigratoria de nuestras regiones m¨¢s depauperadas y sangradas humanamente; cortada esa v¨¢lvula de: escape, tanto al extranjero como a nuestras cuatro regiones industrializadas (Madrid, Catalu?a, Euskadi y Pa¨ªs Valenciano), los movimientos migratorios sufrieron un par¨®n. (Si bien hay que hacer notar que ese par¨®n ha sido relativo por cuanto, pese a todo, el mundo rural se ha seguido despoblando, aunque a ritmo menor, pero en vez de irse en su mayor¨ªa a otras regiones, han buscado el cobijo de sus capitales provinciales o de n¨²cleos m¨¢s o menos desarrollados de las mismas.)
As¨ª, tenemos que en el per¨ªodo, 1973-1979 s¨®lo perdieron poblaci¨®n tres grandes regiones espa?olas: Extremadura (el 4,35%), La Mancha (el 2,11 %) y Castilla-Le¨®n (el 1,07%). Pero seg¨²n la ¨²ltima estad¨ªstica del INE (referida a diciembre de 1981), la sangr¨ªa emigratoria ha vuelto a atenazar, aunque en cuant¨ªas no excesivas, a Andaluc¨ªa y a Galicia, y ha continuado el declive demogr¨¢fico en Castilla-Le¨®n, La Mancha y Extremadura. Es, decir, la emigraci¨®n, pese a la crisis, contin¨²a en nuestras regiones m¨¢s pobres de la Espa?a interior y en las tradicionalmente emigrantes de Andaluc¨ªa y Galicia. Otras regiones, como Arag¨®n, Asturias y la Rioja, se encuentran pr¨¢cticamente estancadas, aunque con saldos ligeramente positivos.
Pese a la crisis evidente de los grandes centros industriales (en, especial de Euskadi), la poblaci¨®n, a menor ritmo, ha seguido aumentando en ellas, tanto en el per¨ªodo 1973-1979 como desde 1979 a nuestros d¨ªas. Madrid, en un 13,2%; Baleares, en un 12,7%; el Pa¨ªs Valenciano, en un 10,1%; Catalu?a, en un 8,9%, y Euskadi, en un 7,67%. (Canarias es un caso at¨ªpico dentro de las regiones m¨¢s pobres: ha ganado poblaci¨®n en un 14,5%, debido a que su tasa de crecimiento vegetativo es total y absolutamente tercermundista.)
La tasa de parados ha crecido m¨¢s, mucho m¨¢s, claro es, en las regiones y/o nacionalidades m¨¢s industrializadas, y dentro de ellas, las que ya ven¨ªan padeciendo los lastres de una industria envejecida y casi obsoleta (que en especial ha sido el caso de Estikadi, ya en franca regresi¨®n industrial desde, mediados de los a?os sesenta).
El indeseable ranking de las regiones que han sufrido desde el inicio de la crisis econ¨®mica los aumentos m¨¢s sustanciales en la cifra de parados ha sido: en primer lugar, Canarias (un 2.487% m¨¢s que en 1973, y esto por la causa de su aumento vegetativo de poblaci¨®n de manera significada); despu¨¦s, Baleares, con el 2.314%, seguida de Navarra, con el 1.223%; Euskadi, con el 994%; La Rioja, con el 925%, y ya muy por debajo, Catalu?a, con el 498% (Madrid s¨®lo el 240%).
La ca¨ªda del empleo ha sido un fen¨®meno generalizado en todas las regiones espa?olas (todas tienen menor n¨²mero de empleos que en 1973), pero ha reca¨ªdo con mayor incidencia en las regiones subdesarrolladas y en las de alto predominio industrial. Las regiones con un nivel de desarrollo intermedio o aqu¨¦llas donde el sector terciario (servicios) est¨¢n m¨¢s en punta han sufrido menos ese deterioro. Casos de Valencia, Alicante, La Rioja, Zaragoza y algunas provincias sueltas de Andaluc¨ªa, desde Castilla y Las Palmas.
Esa ca¨ªda del empleo ha tenido una media del 252% en el total nacional.
Estima el Banco de Bilbao, y no s¨®lo este banco (v¨¦ase el informe publicado en EL PAIS el pasado domingo 30 de mayo), que el nivel de paro de todas formas no puede ser tan alto como el que indican las encuestas de poblaci¨®n activa y de poblaci¨®n ocupada. Los propios sindicatos, aunque no han hecho oficialmente declaraciones al respecto, se sabe que barajan cifras reales de paro bastante inferiores a las oficiales (procedan tanto del INE como del Ministerio de Trabajo). Es el fen¨®meno conocido como econom¨ªa sumergida, es decir, el acrecentamiento evidente de un gran n¨²mero de espa?oles que aunque trabaja no se declara como tal (las empresas no pagan as¨ª Seguridad Social, etc¨¦tera, y ellos -aunque desamparados en estos aspectos- prefieren el trabajo ilegal y subterr¨¢neo a no tener trabajo, m¨¢xime cuando se agotan las prestaciones del seguro de desempleo. Tambi¨¦n por un aumento de trabajos marginales (ventas ambulantes), de picaresca o los que caen en los delitos de droga, prostituci¨®n, etc¨¦tera.
En ciertas fuentes se cita el caso del Pa¨ªs Valenciano, donde se cree que hay m¨¢s de un 35% de trabajo sumergido, dada la especial clase de artesan¨ªa industrial que mantiene aquella regi¨®n (con mucho trabajo que se encarga, es decir, que lo hacen hombres y mujeres en sus casas: juguetes, cierta clase de textil, madera, cer¨¢mica, cuero, zapatos, etc¨¦tera).
Todos m¨¢s pobres
En estos a?os de crisis ha habido algo que se puede calificar como positivo: se han tendido a reducir las diferencias relativas de renta per c¨¢pita y se han corregido a¨²n m¨¢s las de renta familiar disponible por persona, por el efecto derivado de las transferencias de renta a trav¨¦s de las administraciones p¨²blicas y Seguridad Social, y tambi¨¦n por la distinta incidencia de la presi¨®n fiscal. Madrid y Euskadi han soportado la mayor carga fiscal de todas las familias espa?olas. Pero, como se?ala el estudio de la renta del Banco de Bilbao: "Son estos unos resultados que, valorados positivamente a nivel regional, pueden explicar tambi¨¦n las causas del empeoramiento a nivel nacional".
Podr¨ªamos hablar, por tanto, de que todos los espa?oles nos estamos igualando por abajo, por ser m¨¢s pobres. Todos unos en la miseria.
Porque, en resumidas cuentas, las regiones ricas -aun con variaciones en sus puestos o clasificaci¨®n nacional por su renta per c¨¢pita o familiar- siguen siendo las mismas (Madrid, Catalu?a, Baleares, Pa¨ªs Valenciano, Euskadi ... ), y las diez ¨²ltimas (tambi¨¦n intercambi¨¢ndose puestos de la mayor penuria) son La Mancha, Andaluc¨ªa, Galicia, Extremadura, Canarias, etc¨¦tera).
La renta por regiones
El crecimiento de la renta interior se limit¨® a una tasa acumulativa nacional del 2,4%. Crecimiento inferior a esa media lo tuvieron en el citado per¨ªodo 1973-1979 Extremadura (0,7%), Euskadi (1%), La Mancha (1,3%), Navarra (1,5%), Castilla-Le¨®n y Baleares (1,9%) y Andaluc¨ªa (2,2%).
En cuanto a la aportaci¨®n al producto interior bruto (PIB) de las distintas regiones y/o nacionalidades al total nacional, las diferencias son abismales entre la primera (Catalu?a, con un total de 2.563.762 millones de pesetas, y la Rioja, con tan s¨®lo 95.458 millones de pesetas, es decir, veintiocho veces menos. Tras Catalu?a, Madrid, con 2.080.785, y Euskadi, con 1.259.336). Claro es que para hacer una justa definici¨®n del tema hay que tener en cuenta dos variables: los kil¨®metros cuadrados que ocupan cada una de estas regiones y el n¨²mero de sus habitantes.
El PIB por kil¨®metro cuadrado de superficie m¨¢s alto lo alcanza Madrid, con 88.650.000 millones de pesetas, seguida de Euskadi, con 41.864; Catalu?a, con 28.750 millones, y Valencia, con 19.278).
En cuanto a la productividad por empleo (media nacional igual a cien), figura en primer lugar Madrid, con el 125,9%, seguida de Catalu?a, con el 118,3%, y de Euskadi, con el 113,3%. No alcanzaron la media ni Andaluc¨ªa ni Extremadura ni Murcia ni Cantabria. Igual¨® la media Valencia, y, junto a las citadas, superaron asimismo la media nacional Arag¨®n, Baleares, Navarra y la Rioja.
La crisis
La crisis econ¨®mica en Europa, y en Espa?a concretamente, ha afectado a las regiones espa?olas m¨¢s industrializadas (y en especial a las que manten¨ªan una industria obsoleta -caso vasco- y ten¨ªan una especializaci¨®n industrial como motor de su desarrollo), mientras que se ha dejado sentir menos en provincias industrializadas pero con un sector de servicios o terciario importante -Madrid y Catalu?a, Pa¨ªs Valenciano y Baleares, ¨¦sta por el turismo-. Pero los efectos de la crisis no han sido paralelos ni uniformes. El diferente efecto de la crisis en los sectores econ¨®micos ha favorecido la posici¨®n (relativa) de las regiones con nivel de industrializaci¨®n medio y econom¨ªa agraria m¨¢s desarrollada. Pero algunas regiones, y m¨¢s concretamente "algunas provincias deprimidas", dice el estudio del Banco de Bilbao, "han visto descender -a¨²n m¨¢s- su importancia relativa en el conjunto nacional e incluso sus niveles de renta per c¨¢pita".
Muchos preconizan un regreso a ¨¦pocas superadas que tendieron y lograron la paralizaci¨®n de toda suerte de recursos en ¨¢reas muy concretas de nuestra geograf¨ªa. Mas es de esperar que si la LOAPA no estropea el b¨¢sico tema de lograr el m¨¢ximo de poder regional posible en todas las comunidades aut¨®nomas (sin, por otra parte, frenar la reducci¨®n de diferencias que en general se ha producido en estos a?os debido -como hemos dicho ya- a las transformaciones de renta a trav¨¦s de las administraciones p¨²blicas y de la Seguridad Social, as¨ª como por la distinta incidencia de la presi¨®n fiscal), a fin de que la Espa?a pobre pueda salir de su dependencia y reserva de toda suerte de recursos: trasvase de fuerza de trabajo, de materias primas, de energ¨ªa, etc¨¦tera.
(*) Los datos utilizados se han obtenido de la ¨²ltima publicaci¨®n del Banco de Bilbao sobre La renta nacional de Espa?a y su distribuci¨®n provincial y los datos de poblaci¨®n de 1981 del Censo de poblaci¨®n 1981, del INE.
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