La mitad de los votos de las elecciones salvadore?as fueron depositados fraudulentamente tras el cierre de los colegios
La mitad de los votos computados oficialmente en las elecciones salvadore?as del 28 de marzo fueron introducidos fraudulentamente en las urnas despu¨¦s M cierre de los colegios, seg¨²n investigaciones realizadas por un equipo de la Universidad Centroamericana (UCA), que regentan los jesuitas en San Salvador.
El nuevo presidente, Alvaro Maga?a, designado por la asamblea constituyente surgida de esto comicios, ha rechazado tales imputaciones. El titular del Consejo Electoral, Jorge Bustarnante, admite, sin embargo, que el resultado final pudo estar inflado en un 10%. "Se que hubo fraude", ha declarado, "y que estuvo mal hecho, porque debi¨® ser m¨¢s cre¨ªble".Seg¨²n los resultados oficiales dados a conocer casi una semana despu¨¦s de las elecciones, el n¨²mero de votos escrutados fue superior al mill¨®n y medio (1.551.687). A falta de censo, el Consejo Electoral hab¨ªa dicho semanas antes que los salvadore?os en edad de votar no pasaban de 1,2 millones. Todos los pol¨ªticos, incluido el ex presidente Salvador Duarte, manifestaban que superar el medio mill¨®n de votos ser¨ªa un ¨¦xito.
Todo parece indicar que en la madrugada siguiente a las elecciones los lartidos contendien les estuvieron de acuerdo en duplicar al menos el n¨²mero de sus respectivas papeletas de votaci¨®n, seg¨²n ha revelado un embajador acreditado en la capital salvadore?a.
Se trataba de mostrar al mundo una concurrencia masiva a las urnas para justificar su estrategia electoral frente a la guerra civil, dise?ada por Washington de acuerdo con la Democracia Cristiana. Ese mill¨®n y medio de votos dio pie a Ronald Reagan para hablar de rechazo popular de los m¨¦todos violentos de la guerrilla
El estudio de la UCA, que publicar¨¢ esta semana su revista Proceso, concluye que en el mejor de los casos nunca pudieron votar m¨¢s de 1,1 millones, suponiendo que las 4.021 urnas abiertas del pa¨ªs funcionasen durante doce horas a un ritmo de un elector cada dos minutos y medio.
Dado que el promedio fue de ocho horas por cada mesa, es imposible, concluye el equipo universitario, que se depositasen m¨¢s de 772.000 papeletas. Si se manejan los c¨¢lculos del propio Consejo Electoral (tres minutos por voto) esta cifra se reduce a 643.000. En cualquier caso menos de la mitad del escrutinio oficial.
En la madrugada del 29 de marzo, el Consejo Electoral interrumpi¨® el conteo debido a las circunstancias en que se hab¨ªa desarrollado la votaci¨®n, que imped¨ªan la llegada de datos de varios departamentos. A esa hora se hab¨ªan computado 8.81.000 votos, que seg¨²n la versi¨®n oficial correspond¨ªan al 80% de las mesas. De ese 20% residual saldr¨ªan luego hasta 700.000 sufragios.
Todo esto explica que la principal preocupaci¨®n del embajador norteamericano, De¨¢ne Hinton, fuera al d¨ªa siguiente de las elecciones evitar por encima de todo que se comenzase a hablar de fraude. El Departamento de Estado trataba de justificar as¨ª, al margen del propio resultado electoral, la limpieza del proceso.
Portavoces del partido ultraderechista Arena, que fue el gran vencedor con su l¨ªder Roberto D'Aubuisson, aseguraron ese mismo d¨ªa que no presentar¨ªan reclamaciones por fraude, aunque conoc¨ªan su existencia. De esta forma contradec¨ªan declaraciones hechas poco antes del cierre de los colegios. En medio hab¨ªa habido un desayuno con Hinton al que asistieron los dirigentes de todos los partidos y de donde surgi¨® el acuerdo de no impugnar el escrutinio oficial.
Uno de los diputados electos suele referirse a este hecho como elpacto. El presidente del Consejo Electoral, que repetidamente anunci¨® que dimitir¨ªa si observaba un asomo de fraude, admite ahora que lo hubo y que las urnas fueron rellenadas despu¨¦s de cerrarse los colegios electorales, aunque carece de pruebas para demostrarlo.
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