El Gobierno afirma que la LOAPA ni limita ni mediatiza el poder de las comunidades aut¨®nomas

El debate de la Ley Org¨¢nica de Armonizaci¨®n del Proceso Auton¨®mico (LOAPA) se inici¨® ayer en el Pleno del Congreso de los Diputados con las intervenciones del presidente del Gobierno, el ministro de Administraci¨®n Territorial y los portavoces de las minor¨ªas nacionalistas, con encendidas defensas y descalificaciones respectivas de la ley, en el terreno de los principios generales. Frente al argumento de la necesidad imperiosa del Estado de contar con una ley que ordene el proceso auton¨®mico, defendido por el Gobierno, los nacionalistas acusaron a la LOAPA de reformar la Constituci¨®n y de ser un reflejo de la recesi¨®n auton¨®mica, fruto de la fracasada rebeli¨®n militar del 23 de febrero de 1981.

Nada m¨¢s iniciarse el debate tom¨® la palabra Miguel Roca, que en nombre de la Minor¨ªa Catalana y de la Vasca pidi¨® que antes de entrarse en la discusi¨®n de la LOAPA se trataran los puntos pendientes del orden del d¨ªa de la semana pasada. La propuesta fue rechazada por 166 votos en contra, 33 favorables y cuatro abstenciones.

En una breve intervenci¨®n, Calvo Sotelo se refiri¨®, en primer lugar, al discurso de investidura que pronunci¨® el 19 de febrero de 1981, y retom¨® la afirmaci¨®n de que "la construcci¨®n auton¨®mica ha de hacerse en su integridad y no parcialmente, y adem¨¢s con rigor pol¨ªtico y administrativo especialmente atentos".

"Esta integridad", afirmaba entonces el hoy presidente de Gobierno, "incluye al Estado mismo, como es elemental. El Estado no es un simple almac¨¦n de competencias que se van trasladando o transfiriendo a las unidades territoriales y en el que al final queda un conjunto residual m¨¢s o menos fortuito. El Estado es una pieza esencial del propio sistema auton¨®mico, el que tiene que asegurar la articulaci¨®n del conjunto, hacer posible su funcionamiento y la observancia final de los valores de unidad, de solidaridad y de igualdad que la Constituci¨®n ha impuesto como cuadro general del sistema".

Evocando nuevamente su discurso de investidura, el presidente del Gobierno afirm¨®, como lo hizo en febrero de 1981, que en el t¨ªtulo octavo de la Constituci¨®n no s¨®lo se definen las competencias transferibles a las comunidades aut¨®nomas, sino aquellas que han de mantenerse en manos exclusivas del Estado y tambi¨¦n un conjunto importante que han de compartirse entre las dos instancias. "Es, pues, preciso", recordaba Calvo Sotelo, "que, a la vez que se ahonda en el sistema auton¨®mico, se pongan a punto y se perfilen t¨¦cnicamente esas competencias exclusivas o compartidas del Estado, sin las cuales el sistema no funcionar¨ªa en los t¨¦rminos que la Constituci¨®n impone. Y ello no para limitar las autonom¨ªas, sino precisamente para servirlas. Un autonomismo fuerte es un Estado fuerte".

Despu¨¦s tom¨® la palabra el ministro de Administraci¨®n Territorial, Rafael Arias Salgado, quien pronunci¨® un largo discurso en defensa de la LOAPA. Empez¨® por referirse al t¨ªtulo octavo de la Constituci¨®n, como origen del proceso auton¨®mico espa?ol hoy generalizado ya, y defendi¨® la LOAPA como una mejora del mismo. "Dicho t¨ªtulo requiere, al generalizarse su aplicaci¨®n a todo el territorio nacional, determinadas precisiones que consoliden con nitidez algunos de los perfiles b¨¢sicos del Estado y garanticen funcionalmente las autonom¨ªas".

"La LOAPA no expresa", dijo, "una cr¨ªtica al t¨ªtulo octavo de la Constituci¨®n. Es, por el contrario, una confirmaci¨®n de su virtualidad al servicio de la democracia espa?ola, pues nada hay en la LOAPA que no est¨¦ impl¨ªcita o expresamente recogido en el texto constitucional".

En opini¨®n de Arias Salgado no es preciso modificar la Constituci¨®n para ordenar las relaciones entre el Estado y las comunidades aut¨®nomas, sino m¨¢s bien extraer de ella todo su jugo. "Ni por v¨ªa legal ni por v¨ªa jurisprudencial se ha extra¨ªdo de la Constituci¨®n toda su sustancia".

"La LOAPA", precis¨®, "ni mediatiza o limita un ¨¢pice m¨¢s de lo que hace la propia Constituci¨®n el poder pol¨ªtico de las comunidades aut¨®nomas. Buena parte de su t¨ªtulo primero est¨¢ precisamente dedicado a regular las relaciones internormativas, lo que es expresi¨®n del reconocimiento de que la funci¨®n de direcci¨®n pol¨ªtica se instrumenta en gran medida a trav¨¦s de las leyes de las comunidades aut¨®nomas".

Destac¨® tambi¨¦n el ministro la virtud de la LOAPA de ordenar el sistema de las autonom¨ªas "en clave de unidad y no de separaci¨®n". "Se ha manejado en ocasiones", a?adi¨®, "una peligrosa interpretaci¨®n de nuestro sistema auton¨®mico, seg¨²n la cual la Constituci¨®n sena un mero punto de referencia para la elaboraci¨®n de los estatutos, y que, una vez aprobados ¨¦stos, pasar¨ªan a ser el eje ¨²nico para la interpretaci¨®n de la situaci¨®n jur¨ªdica de cada comunidad aut¨®noma. Tal afirmaci¨®n no es de recibo. Ni la Constituci¨®n se agota en cada aplicaci¨®n concreta, ni es admisible que su texto se desvirt¨²e en tantas interpretaciones singulares como comunidades aut¨®nomas".

La parte ¨²ltima de su intervenci¨®n la dedic¨® el ministro de Administraci¨®n Territorial al car¨¢cter institucional de la LOAPA, "ya que en parte alguna de la Constituci¨®n", enfatiz¨®, "se prohibe que un ¨²nico texto normativo integre preceptos org¨¢nicos, de organizaci¨®n, e incluso ordinarios. "Todo esto, en fin, no significa que se modifiquen o recorten los estatutos", afirm¨® luego Arias Salgado. "Se utilizan poderes constitucionales. Simplemente eso. No puede haber le¨ªdo la Constituci¨®n con detenimiento quien afirme que la puesta en pie de una comunidad aut¨®noma y la articulaci¨®n de sus relaciones con el Estado se agotan con la aprobaci¨®n del Estatuto".