Los empresarios y la pol¨ªtica
Aunque el discurso de la CEOE ante la asamblea general -tras el cabal¨ªstico s¨ªmil deportivo de sus primeras palabras- comenzaba con un rotundo "s¨¦ que es duro lo que vais a escuchar", refiri¨¦ndose al an¨¢lisis de la situaci¨®n econ¨®mica actual, lo cierto es que el texto le¨ªdo por Ferrer Salat es el m¨¢s oscuro, descomprometido y timorato de cuantos lleva pronunciados desde su acceso a la presidencia de la c¨²pula patronal.Salvo un ¨¦nfasis especial en el ataque al gasto p¨²blico -con alusiones personales y directas al ministro de Hacienda en la rueda de Prensa posterior, abandonando la t¨¢ctica de acoso y derribo al vicepresidente econ¨®mico, quiz¨¢ porque piensa que ya era innecesario-, todo lo dicho por Ferrer no es tan duro, ni en el fondo ni en la forma, como lo fueron la inmensa mayor parte de sus mensajes anteriores. S¨®lo algunos adjetivos estrat¨¦gicamente situados pudieron dar impresi¨®n de dureza a un texto bastante sereno, reposado e inocuo ("el d¨¦ficit escalofriante", "el explosivo crecimiento de los gastos corrientes", "alarmante baja de las reservas", pueden ser algunos ejemplos).
Un discurso as¨ª, en un tiempb pol¨ªtico como ¨¦ste, responde, posiblemente, a la estrategia de no exacerbar ¨¢nimos, sin dar al mismo tiempo la impresi¨®n de relajamiento en las posturas cr¨ªticas. Y ello corresponde, seguramente, a un exacto conocimiento de cu¨¢l es la situaci¨®n psicol¨®gica actual de los empresarios espa?oles. Los buenos empresarios bastante tienen con dedicar su tiempo a buscar financiaci¨®n, mantener sus cuotas de mercado, negociar las condiciones laborales de sus empresas y cuidar de la seguridad personal e institucional en un tiempo en el que el beneficio, cuando se consigue, es atacado por medio pa¨ªs y, cuando no se logra, es censurado por el otro medio.
Los malos empresarios -que tambi¨¦n los hay, y no son pocos-, con las alas cortadas, sin capacidad de di¨¢logo, sin creatividad y sin concepto alguno del riesgo como ¨²nica justificaci¨®n del beneficio, deambulan de despacho en despacho llorando cr¨¦ditos que nunca podr¨¢n conseguir -porque nunca podr¨¢n pagar- o alzan su voz para pedir ayudas, aplazamientos o adhesiones a sus causas; perdidas, esgrimiendo como ¨²ltimo argumento para la supervivencia de sus empresas "las familias; que quedar¨ªan en la calle" o "los acreedores que jam¨¢s llegar¨ªan a. cobrar". ( ... )
23 de julio
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