L¨¢grimas suecas por un mito perdido
La muerte de Ingrid Bergman no por esperada dej¨® de causar consternaci¨®n en el ambiente cinematogr¨¢fico de Suecia y tambi¨¦n en un p¨²blico que ve¨ªa en ella a uno de sus mitos. Se sab¨ªa que el mal que la aquejaba desde hac¨ªa ocho a?os era irreversible, y su rostro tanto en los ciclos de televisi¨®n sueca como en las publicaciones "para la mujer", se hab¨ªa vuelto todav¨ªa m¨¢s familiar en los ¨²ltimos tiempos. El fallecimiento de la actriz da ocasi¨®n para recordar la dram¨¢tica relaci¨®n que esta mujer dulce y decidida tuvo con la sociedad que la cobij¨® en un principio, luego la rechaz¨® y finalmente la volvi¨® a recibir como una hero¨ªna inteligente y silenciosa. Ella asumi¨® todos estos tratamientos como si de alguna forma fueran ajenos.Debutante a la edad de dieciocho a?os en un papel insignificante, pero que, sin embargo, le permiti¨® un a?o despu¨¦s aparecer en un rol junto a Gasta Ekmann, uno de los grandes actores suecos Hollywood la descubrir¨ªa y comenzar¨ªa una brillante carrera.
Ya en el apogeo de su carrera art¨ªstica, ocurri¨® en los a?os cmcuenta un episodio trascendente en su vida personal y aun art¨ªstica.
Fue el encuentro con el director italiano Rosellini, del que se enamor¨® apasionadamente. Las contradicciones de una moral puritana de entonces, tanto en Estados Unidos como en Suecia, no le perdonaron su decisi¨®n amorosa y la imagen de pureza que hab¨ªa acu?ado a trav¨¦s de sus papeles cinematogr¨¢ficos fue puesta en cuesti¨®n no sin ensa?amiento. La actriz recordar¨ªa muchos a?os m¨¢s tarde, al escribir sus memorias, con amargura y un deje de resentimiento, el tratamiento dado por la Prensa sueca a un asunto trascendente, pero de su incumbencia personal. Cuando volvi¨® a Suecia despu¨¦s a representar una versi¨®n de Juana de Arco, dirigida por Rosellini, en el Dramaten, la cr¨ªtica fue muy negativa en sus juicios, sin que pueda decirse cu¨¢nto hab¨ªan pesado en esa cr¨ªtica los factores extra art¨ªsticos. El tiempo fue, sin embargo, haciendo olvidar su criticado romance con Rosellini, y en sus espor¨¢dicas visitas a Suecia en los ¨²ltimos a?os recogi¨® la. admiraci¨®n y el cari?o conquistados a trav¨¦s de su carrera art¨ªstica. El a?o pasado compareci¨® ante la televisi¨®n sueca en una interesante y prolongada entrevista. Los a?os hab¨ªan borrado todo vestigio de su hermosura juvenil y hasta la voz se hab¨ªa vuelto distinta. Pero su personalidad y su inteligencia manten¨ªan el mismo brillo de anta?o.
A los p¨²blicos del mundo les queda como recuerdo imperecedero la belleza serena y cautivante de su rostro. Las l¨¢grimas suecas por su desaparici¨®n son similares a los que hoy recuerdan su turbulenta -y pac¨ªfica- historia en todo el mundo que vio sus pel¨ªculas y de alguna manera la tuvo como uno de los mitos con rostro de este tiempo signado por la abundancia de los ojos m¨ªticos.
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