Cuarenta escritores analizan las ra¨ªces del cine en la literatura folletinesca
El intenso y amargo rostro de Philippe Noiret, uno de los m¨¢s grandes actores franceses actuales, golpe¨® la noche del domingo con una sacudida de talento, desde un memorable interpretaci¨®n en Coup de torchon, de Bertrand Tavernier, las solapas de la modorra festivalera. En la noche del domingo, otro rostro unico, el loco, magn¨¦tico e iluminado del alem¨¢n Klaus Kinski, volvi¨® a zarandear las brumas con su exuberante trabajo en Fitzcarraldo, de Werner Herzog.Horas antes, en la pista de un viejo cabar¨¦ donostiarra, una cuarentena de escritores espa?oles y latinoamericanos emergieron de su sue?o privado y hablaron con elegancia y sabidur¨ªa de las secretas conexiones entre follet¨ªn y cine. San Sebasti¨¢n se despereza y el espect¨¢culo comienza a coquetear con la inteligencia.
Ausencias de Noiret y de Kinski
Por desgracia, ni Noiret ni Kinski est¨¢n aqu¨ª en persona. Toque de atenci¨®n para Gasca y sus relaciones p¨²blicas: el festival de San Sebasti¨¢n corre el peligro de convertirse en refugio de estreilitas de tercera magnitud -y, de paso, estrellarse con ellas-, mientras que los grandes rostros del cine se quedan en su casa.
Un festiv al escoba, como est¨¢ condenado a ser ¨¦ste -ya que es la ¨²ltima de las grandes muestras cinematogr¨¢ficas del a?o y -a ella va inevitablemente a parar todo lo que l¨®s dem¨¢s le echan-, corre el peligro de barrer la paja, mientras deja escapar el grano. Por ello, su deber es barrer hacia adentro, y, pese a las ingenuidades, ya ha comenzado a hacerlo.
Por ejemplo, lo hizo en la reuni¨®n de una cuarentena de escritores -aisl¨¦, en una r¨¢pida mirada, las identidades de Guillermo Cabrera Infante, Francisco Taibo, Manuel Puig, Mario Vargas Llosa, Ra¨²l Guerra Garrido, Rom¨¢n Gubern, Luis Gasca, Femando Savater, Juan Mars¨¦, Jos¨¦ Luis Guarner, Gabriel Celaya, Vicente Molina Foix, Beatriz Guido, Jorge Herralde, Juan Cueto, Beatriz de Moura y otr¨®s m¨¢s-, que hablaron y discutieron con mucha sagacidad -y, lo que es mejor, complet¨¢ndose los unos a los otrosde uno de los temas matrices el cine: sus vinculaciones con la literatura folletinesca.
All¨ª sali¨® a relucir, con raro orden, sucedi¨¦ndose los unos a los otros, todo o casi todo un arsenal de ideas que permiten entender los recorridos, un poco laber¨ªnticos, del cine de serial desde la galaxia griega de Homero, la ¨¢rabe de las Mil y una noches y la europea de la novelalcaballeresca hasta los folletines por entregas, el romance de cordel, la novela rosa, el melodrama, la telenovela, la radionovela y, finalmente, el serial cinematogr¨¢fico.
Todo ello, en un apasionante meandro que comienza en Ulises y acaba en Fu Manch¨².
El ritual por excelencia del cine contempor¨¢neo
El ritual contempor¨¢neo por excelencia que es el cine fue reconstruido por enamorados y profesionales de la palabra, que buscaron la raz¨®n de las im¨¢genes primeras y primordiales del cine con su imaginaci¨®n, sus ocurrencias y sus ideas.
Se oyeron en la pista del cabar¨¦ La Perla cosas muy penetrantes. Hubo, por ejemplo, una intervenci¨®n gracios¨ªsima de Cabrera Infante, que, de paso, dej¨® escapar algunas observaciones muy serias; una disecci¨®n irreprochable a cargo del cirujano de la est¨¦tica Rom¨¢n Gubern; una, para m¨ª emocionante, explosi¨®n intuitiva de Fernando Savater,sobre la idea del tiempo que gravita en el graf¨ªsmo del continuar¨¢, otra, no menos honda, b¨²squeda de Molina Foix de los ecos folletinescos de las vanguardias superrealistas, y m¨¢s, m¨¢s, cosas que van a ser encerradas en un libro "que a su vez abrir¨¢ las puertas a muchas gentes de la verdadera antesala del cine, considerado como signo y como rito de nuestro tiempo.
N¨¦stor Almendros, reinventor del blanco y negro
Luego, horas m¨¢s tarde, esta buena cuadrilla de escritores nost¨¢lgicos se fue con Ricardo Mu?oz Suay a seguir hablando de cine, de otro cine o de otro lado del cine, que es el encarnado.en la figura en blanco y negro de ese reinventor del color que es el fot¨®grafo N¨¦stor Almendros. Esto, en un festival escoba como es el de San Sebasti¨¢n, es barrer bien hacia adentro. Al fondo quedan todav¨ªa los ecos de Coup de torchon; la desmesurada y s¨®lida pel¨ªcula que es Fitzcarraldo; una interesante pel¨ªcula neozelandesa titulada The Scarcrow, dirigida por Sam Pillsbury; el filme franc¨¦s del director espa?ol Joaqu¨ªn Lled¨®, La verdadera historia de Gerard el parado; Pesta?as postizas, de Enrique Belloch, y otras que pasaron m¨¢s inadvertidas.
Y m¨¢s al fondo a¨²n, detr¨¢s de las carcajadas incesantes de Van Johnson, que sigue desternill¨¢ndose como un cr¨ªo por todo lo que ocurre a su alrededor, el homenaje al compositor franc¨¦s Francis Lay, autor de las partituras de Love Story y Un hombre y una mujer, entre otras muchas, que lleg¨® acompa?ado por Annie Girardot, reci¨¦n llegados al ba?o turco del Urumea. Francis Lay es el autor de la sinton¨ªa del festival y su presencia es una de las m¨¢s destacadas entre las que se dan brillo a este certamen sin exceso de estrellas.n.
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