Un claro ejemplo del desarrollismo espa?ol
Uni¨®n Explosivos R¨ªo Tinto es una empresa que naci¨® en los albores de la d¨¦cada de los setenta al calor del m¨¢s puro estilo desarrollista. Sus g¨¦rmenes fueron la Uni¨®n Espa?ola de Explosivos y las Minas de R¨ªo Tinto. En la primera de estas dos sociedades ten¨ªan una participaci¨®n destacada varios grupos financieros asturianos, en representaci¨®n de los cuales Ignacio Herrero Garralda, Marqu¨¦s de Aledo y presidente del Banco Herrero, asumi¨® la m¨¢xima responsabilidad en la nueva compa?¨ªa, abandonado el cargo la primavera pasada.En las Minas de Rio Tinto aparec¨ªan participaciones de capital ingl¨¦s, y fundamentalmente se apreciaba la presencia de los bancos Hispano Americano y Urquijo, a quienes correspondi¨® la designaci¨®n del responsable ejecutivo del grupo. El nombramiento recay¨® en la persona de un ingeniero de caminos, pr¨®ximo por v¨ªnculos familiares a los grupos que ten¨ªan el control del Urquijo, y que ya por aquel entonces impresionaba a los sesudos varones de los consejos de administraci¨®n por su aspecto adusto y la parquedad de su verbo, quienes le vaticinaban un brillante futuro profesional. El designado se llamaba, y se llama, Leopoldo Calvo Sotelo.
A medida que se fueron enfriando las tradicionalmente cordiales relaciones entre los Herrero y el Hispano, el Marqu¨¦s de Aledo comenz¨® a tener menos protagonismo en las decisiones del grupo. El eje Hispano-Urquijo forzaba el ascenso en las atribuciones del consejero delegado, e impon¨ªa criterios organizativos al estilo de las grandes corporaciones norteamericanas
Pronto las tradicionales actividades en los campos de la qu¨ªmica y la miner¨ªa que hab¨ªan caracterizado a las dos empresas fundadoras se fueron ampliando hasta llegar a constituirse nueve divisiones, por ramas de actividad, que abarcaban desde el transporte de crudo hasta la promoci¨®n inmobiliaria. Precisamente en esta ¨²ltima divisi¨®n estuvo prestando sus servicios Miguel Domenech, cu?ado de Leopoldo Calvo Sotelo, y actual presidente de la UCD madrile?a.
Para cometer las nuevas inversiones los responsables de la compa?¨ªa no dudaron. en acometer ambiciosos planes, de endeudamiento externo. En aquellos primeros a?os de la d¨¦cada de los setenta, cualquier otro sistema de financiaci¨®n era cosa de locos. Los precios que se pagaban por el dinero prestado no rebasaban el 8%, y los rendimientos que se consegu¨ªan por las inversiones realizadas con facilidad alcanzaban el 20%. Por tanto en la mente de bastantes gerentes de la ¨¦poca era un absurdo frenar la expansi¨®n por no incrementar el volumen de sus deudas, ya que raramente exist¨ªan problemas de plazos dilatados para su devoluci¨®n.
Como Espa?a iba a quedar al margen de la crisis mundial que desat¨® el rapid¨ªsimo encarecimiento de los precios de los crudos, ya que en opini¨®n de uno de los ministros de Hacienda de la ¨¦poca nuestras cordiales relaciones con los pa¨ªses ¨¢rabes nos pon¨ªan a resguardo de cualquier contingencia, Explosivos, al igual que otras muchas empresas espa?olas, continu¨® su fren¨¦tica carrera expansiva, cuando ya en la mayor parte de los pa¨ªses occidentales sonaban los clarines de la recesi¨®n.
Obras grandiosas fueron continuadas, a pesar de que exigieron un esfuerzo exaustivo a la empresa. El m¨¢s claro ejemplo posiblemente lo constituyen algunas de las realizaciones de la divisi¨®n inmobiliaria, que a¨²n hoy atenazan unos 20.000 millones del inmovilizado total de ERT.
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