Catalu?a crea veinte cooperativas al mes
Alrededor de 20.000 trabajadores organizan actualmente sus relaciones laborales en Catalu?a a trav¨¦s de cooperativas de trabajo asociado, mediante la estructura jur¨ªdica de sociedad cooperativa o la de sociedad an¨®nima laboral (SAL). A la tradici¨®n cooperativista, superviviente con car¨¢cter simb¨®lico en Catalu?a y Euskadi, desde el siglo XIX, a los sucesivos procesos de cambio econ¨®mico, se suma ahora, en el ¨¢mbito catal¨¢n, un incipiente fen¨®meno de reconversi¨®n de empresas en crisis en sociedades cooperativas.
Este proceso se ha acelerado en los dos ¨²ltimos a?os de forma paralela al incremento del paro en Catalu?a y se caracteriza, aunque de forma todav¨ªa no del todo definida, en una doble vertiente entre la defensa de los puestos de trabajo -en muchos casos, defensa desesperada- y la consolidaci¨®n de un nuevo marco en las relaciones productivas.
El fen¨®meno no es equiparable de forma mec¨¢nica al movimiento cooperativo hist¨®rico desarrollado en Catalu?a de forma, importante durante el primer tercio de este siglo. Ello no significa, sin embargo, que las nuevas sociedades industriales -formadas por trabajado res a partir de empresas pr¨¢ctica mente desahuciadas en la mayor¨ªa de los casos- rechacen los viejos principios autogestionarios y altruistas, ya definidos en esencia por los socialistas ut¨®picos del pasado siglo.
Veinte sociedades al mes
Seg¨²n datos obtenidos por este diario en la Direcci¨®n General de Cooperativas de la Generalitat de Catalu?a, alrededor de veinte sociedades de cooperaci¨®n, en su doble vertiente de cooperativa y sociedad an¨®nima laboral, se constituyen cada mes en las cuatro provincias catalanas. El incremento de las asociaciones est¨¢ directamente relacionado, seg¨²n datos fidedignos, con la crisis econ¨®mica sectorial, desde 1973. El ramo textil, seguramente como consecuencia de su plan de reconversi¨®n, agrupa al mayor n¨²mero de cooperativas, seguido del sector metal¨²rgico y del ramo de la construcci¨®n.En la primera de este tipo de sociedades, denominada cooperativa de trabajo asociado, se agrupan en la actualidad alrededor de quinientas entidades. Una encuesta todav¨ªa in¨¦dita, efectuada por la Direcci¨®n General de Cooperativas, se?ala las comarcas catalanas del Barcelon¨¦s, el Baix Llobregat y el Vall¨¦s Occidental, como los principales puntos de ubicaci¨®n de estas entidades. Las tres comarcas configuran, adem¨¢s, alrededor de Barcelona y su cintur¨®n industrial, el principal centro productivo de Catalu?a y agrupan a casi 5.000 trabajadores-cooperativistas, de los 10.000 censados en este tipo de trabajo asociado. Por sectores, la confecci¨®n textil, la industria metal¨²rgica y la construcci¨®n se sit¨²an en los primeros lugares. La antig¨¹edad de la mayor parte de las cooperativas es inferior a seis a?os y son m¨¢s numerosas las constituidas entre 1976 y 1982 (un total de 377).
Cooperativas o SAL
El proceso de reconversi¨®n de empresas en crisis en sociedades administradas por los trabajadores se desarrolla de forma paralela en Catalu?a en las cooperativas de trabajo asociado y en las sociedades laborales. Su diferenciaci¨®n, por el contrario, obedece a razones de orden pr¨¢ctico y jur¨ªdico. Mientras que las cooperativas tienen su fundamento legal actualmente en la Ley de Cooperativas de 1974, la SAL se caracteriza todav¨ªa por un importante vac¨ªo legislativo.Un capital superior al 50% en manos de los trabajadores, un m¨¢ximo del 25% de las acciones en poder de cada socio, y la nominalidad de las acciones que, adem¨¢s, deben ser sindicadas, constituyen los ¨²nicos requisitos legislados de la SAL. La formulaci¨®n de estas sociedades, en cambio, es una vieja idea falangista que lleva, en 1964, a la constituci¨®n de la primera SAL en Valencia, dedicada a la actividad de transporte. La diferenciaci¨®n entre cooperativa y SAL, adem¨¢s de la mayor idoneidad pr¨¢ctica de esta ¨²ltima en la percepci¨®n de los cr¨¦ditos previstos por la Administraci¨®n, se halla en la presencia -generalmente s¨®lo simb¨®lica- que en la ¨²ltima mantiene el propietario anterior de la industria.
A caballo de las primeras suspensiones de pagos significativas del sector del metal, aparecen en Catalu?a, en 1978, las dos primeras experiencias de sociedades an¨®nimas laborales que marcar¨¢n, en lo sucesivo, un hito importante en la historia del sector. Las dos empresas, Ossa, dedicada a la producci¨®n de motocicletas, y Rosselson, fabricante de altavoces electr¨®nicos, hab¨ªan constituido puntos importantes del movimiento obrero catal¨¢n en los a?os setenta. Ossa y Rosselson son actualmente dos sociedades an¨®nimas laborales que agrupan, respectivamente, a 260 y 250 trabajadores. La socializaci¨®n de las p¨¦rdidas -denominaci¨®n efectuada com¨²nmente en medios sindicales catalanes hasta casi en la actualidad- no ha conllevado en estos dos casos el fracaso inicialmente previsto. En el caso de Ossa, no obstante, est¨¢ en discusi¨®n su supervivencia como consecuencia de la crisis generalizada que en Catalu?a afecta al sector de la automoci¨®n, cuyo plan de reconversi¨®n se encuentra en fase de proyecto. Con la formaci¨®n de estas dos primeras sociedades laborales finaliza, adem¨¢s, la vieja idea mantenida a menudo por CC OO hasta entonces de que la soluci¨®n a los expedientes de crisis deb¨ªa venir por el camino de la participaci¨®n estatal o la absorci¨®n a trav¨¦s del INI.
Las sociedades an¨®nimas laborales existentes en Catalu?a presentan una dificultosa problem¨¢tica en su supervivencia.
Este primer per¨ªodo, que los protagonistas de este proceso califican como tiempo de guerra, suele venir acompa?ado, adem¨¢s, por las dificultades de financiaci¨®n y la complicaci¨®n paralela de procesos laborales y mercantiles. Conseguir eludir la herencia del pasivo de las empresas matrices, mediante diversas formas procesales, constituye el primer objetivo de la SAL, que a continuaci¨®n se constituye como tal en escritura p¨²blica con el patrimonio declarado resultante de embargos laborales. Este patrimonio se utiliza despu¨¦s como garant¨ªa para solicitar los cr¨¦ditos establecidos por el Ministerio de Trabajo.
Los canales de financiaci¨®n, durante este per¨ªodo intermedio, constituyen otro de los espinoso temas de cooperativas y sociedades an¨®nimas laborales. Este punto se ha visto especialmente agravado por la suspensi¨®n de pagos de la Caja de Cr¨¦dito Mutual, entidad con la que operaban la mayor¨ªa de las cooperativas catalanas La financiaci¨®n se dificulta por la inexistencia de entidades de cr¨¦dito espec¨ªficas.
En 1981 se constituy¨® en Barcelona la Uni¨®n de Sociedades An¨®nimas (USAL), entre cuyos objetivos se halla precisamente la coordinaci¨®n t¨¦cnica, comercial y financiera. USAL agrupa a veintitr¨¦s sociedades y a unos 3.500 trabajadores. El Fondo Nacional de Protecci¨®n al Trabajo concedi¨® recientemente un cr¨¦dito de 150 millones de pesetas a USAL, con la garant¨ªa solidaria de sus entidades asociadas, destinado a centralizar avales y l¨ªneas de descuento. La eventual creaci¨®n de una banca aut¨®ctona est¨¢ ahora en estudio.
La postura sindical
La actividad sindical en el seno de las actuales experiencias cooperativistasen Catalu?a est¨¢ tambi¨¦n plagada de lagunas. Son normalmente los dirigentes obreros hist¨®ricos de cada una de las empresas de origen quienes asumen el papel de impulsores del proceso, pero su papel se ve a menudo empa?ado por fuertes contradicciones. La actividad sindical en las cooperativas se califica por sus dirigentes como "muy d¨¦bil" y se constata, sobre todo, la falta de alternativas de los sindicatos. Las reticencias de las centrales al nuevo proceso cooperativista obedece, originariamente, a la creencia de que la concentraci¨®n de capital producida por la crisis econ¨®mica convierte aqu¨¦l en inviable.En un camino intermedio entre la sobreexplotaci¨®n voluntaria -fuente en segundo t¨¦rmino de una econom¨ªa subterr¨¢nea manipulada en muchos casos por los antiguos empresarios que mantienen en sus manos los canales de distribuci¨®n- y la formulaci¨®n todav¨ªa difusa de la hist¨®rica tercera v¨ªa, se debaten hoy, en definitiva, 20.000 puestos de trabajo en Catalu?a. Adem¨¢s de una cifra, para algunos viejos dirigentes obreros catalanes, el cooperativismo es todav¨ªa un antiguo sue?o que no coincide del todo con las consignas de la utop¨ªa.
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