El hombre que quiso un magnate
De Lorean se introdujo en el tr¨¢fico de coca¨ªna porque quena conseguir dinero para salvar su f¨¢brica de autom¨®viles de lujo.
John Zachary de Lorean, el sex-symbol de la industria del autom¨®vil, el hombre del que en tiempos se habl¨® como futuro presidente de la General Motors, vio su sue?o hundido en menos de veinticuatro horas. La brillante f¨¢brica que hab¨ªa fundado en Irlanda del Norte cerr¨® definitivamente sus puertas el pasado martes. Pocas horas despu¨¦s, De Lorean era arrestado en California, acusado de tr¨¢fico de coca¨ªna.
Parece un personaje sacado de un ¨¦xito de venta de Harold Robbins, pero lo sorprendente no es su aspecto literario, sino su realidad. John Zachary de Lorean quer¨ªa conseguir dinero para salvar su empresa, pero no lo ha conseguido. Deseaba ser el primer nuevo magnate en medio siglo de la industria norteamericana del autom¨®vil... gracias al erario brit¨¢nico.El mayor de cuatro hijos de una familia franco-h¨²ngara, John de Lorean, de 57 a?os de edad, tuvo una carrera mete¨®rica en el mundo industrial de Estados Unidos. Tras completar sus estudios entr¨® a trabajar en Chrysler, que abandon¨® cuatro a?os despu¨¦s por Packard. Poco despu¨¦s le llam¨® la gran multinacional General Motors. Un ascenso irresistible. A los cuarenta a?os de edad era ya director gerente de una divisi¨®n. En 1972 llegaba a vicepresidente y numerosas eran las personas que cre¨ªan que pronto escalar¨ªa el ¨²ltimo escal¨®n.
As¨ª estaban las cosas cuando un buen d¨ªa, en 1973, dej¨® boquiabierto al mundo del autom¨®vil. De Lorean present¨® su dimisi¨®n -?o fue obligado a dimitir?- abandonando su cargo y un buen salario de 650.000 d¨®lares anuales. En la famosa planta catorce de los cuarteles generales de General Motors en Detroit, De Lorean hab¨ªa dejado de ser apreciado. Ya no era un hombre sobrio, como requer¨ªan los usos de esa casa. Su estilo hab¨ªa cambiado. Demasiado bien vestido, alto, pelo cuidado, tez morena, viv¨ªa una vida dominada por el lujo. A los 49 a?os de edad tras quince de vida matrimonial, vino el primer divorcio para casarse con la modelo Kelly Harmon diecinueve a?os m¨¢s joven que ¨¦l. Poco tiempo dur¨® esta compa?¨ªa. En 1973, nuevo divorcio y nueva boda, esta vez con Christina Ferrare, una modelo bien pagada e hija de un h¨¦roe futbol¨ªstico.
De Lorean se lanz¨® entonces en una cr¨ªtica abierta de la inmoralidad de las grandes empresas del autom¨®vil. Escribi¨® un libro titulado En un d¨ªa claro se puede ver General Motors, que nunca Reg¨® a publicarse. Y en 1975 se lanz¨® en su gran proyecto fundando la De Lorean Motor Company. Se trataba de levantar una f¨¢brica de coches deportivos y lujosos a precios competitivos. Era su nuevo concepto de una empresa ¨¦tica de autom¨®viles, con gran ¨¦nfasis en el estilo y la calidad, la poluci¨®n y el bajo consumo de energ¨ªa. A pesar del tradicional fracaso de este tipo de aventuras consigui¨® el apoyo de varios inversores privados. Sin duda, gracias a su especial gancho y simpat¨ªa. Primero consider¨® Puerto Rico, luego la Rep¨²blica de Irlanda. El Gobierno de Dubl¨ªn rechaz¨® su proyecto. Y finalmente, en agosto de 1978, tras s¨®lo 45 d¨ªas de discusi¨®n logr¨® el apoyo del entonces Gobierno laborista brit¨¢nico para instalar su f¨¢brica en Dunmurry, un barrio cat¨®lico a las afueras de Belfast, donde el paro afecta a un 50% de la poblaci¨®n activa.
Coches lujosos
Tres meses despu¨¦s estaba claro. El Gobierno brit¨¢nico tendr¨ªa que aportar 53 millones de libras (10.000 millones de pesetas al cambio actual) de los 65 millones de libras que iba a costar el proyecto. Lo que ahora se pregunta la gente -pol¨ªticos incluidos- es si De Lorean logr¨® realmente enga?ar al Gobierno brit¨¢nico desde un principio, o hab¨ªa en verdad alguna buena intenci¨®n detr¨¢s, pues se estima que John de Lorean no puso m¨¢s de 230.000 libras (46 millones de pesetas) de su propio bolsillo en esta empresa.
Pero, en contra de las recomendaciones del Tesoro brit¨¢nico, el entonces secretario de Estado para Irlanda del Norte, Roy Mason, se entusiasm¨® con el proyecto y abri¨® el caudal de fondos en concepto de inversiones, pr¨¦stamos y garant¨ªas. De Lorean transform¨® un terreno pantanoso de 72 acres en un brillante y moderna f¨¢brica, a 5.500 kil¨®metros de su mercado natural: Estados Unidos. Pronto comenzaron los problemas para este coche lujoso de acero. Su lanzamiento hubo de retrasarse, y De Lorean no dud¨® en que iba a conseguir producir y vender 30.000 unidades al a?o; pero hubo que subir el precio con el robustecimiento de la libra esterlina. El autom¨®vil iba a valer ya 25.000 d¨®lares (tres millones de pesetas). Se preve¨ªan tambi¨¦n problemas en su venta. De Lorean culp¨® a la recesi¨®n, pero otros observadores han comentado que ¨¦sta no, ha afectado a modelos similares, comprados por las clases adineradas.
En la primavera de 1981, De Lorean comenz¨® a hablar de una reestructuraci¨®n de la empresa para el verano del a?o siguiente. En el oto?o de 1981, De Loean convenci¨® al Gobierno brit¨¢nico -esta vez el de Margaret Thatcher- de desembolsar catorce millones de libras m¨¢s (2.800 millones de pesetas) y consigui¨® otras garant¨ªas bancarias. Pero en los seis primeros meses de producci¨®n en 1981 De Lorean vendi¨® 3.000 unidades de su veh¨ªculo, todo un r¨¦cord, con supuestos beneficios de seis millones de d¨®lares en los tres primeros meses de operaciones. Por esta ¨¦poca, John de Lorean comenz¨® a hablar de nuevos proyectos, en particular de un autob¨²s del futuro que bautiz¨® como transbus. Su empresa, entre tanto, estaba inmersa en deudas que, seg¨²n c¨¢lculos de la ¨¦poca, ascend¨ªan a 130 millones de d¨®lares. De nuevo, De Lorean acude al Gobierno Thatcher. Este reh¨²sa invertir m¨¢s dinero. Los inversores privados adoptan la misma actitud y en febrero de 1982 De Lorean Motor Company se declara en suspensi¨®n de pagos. En realidad, el empresario no lo vio de este modo, pues calific¨® lo que estaba ocurriendo de reorganizaci¨®n sumamente ventajosa de su compa?¨ªa.
280 acreedores
Prometi¨® que conseguir¨ªa fondos. ?Quiz¨¢ de los quince coches que los agentes de: su empresa -ya en suspensi¨®n de pagos- supuestamente robaron del muelle donde se encontraban para llevarlos a una finca de De Lorean? El caso es que John de Lorean no consigui¨® ni una libra ni un d¨®lar, aunque acus¨® al Gobierno brit¨¢nico de miseria en sus finanzas. En total, a estas alturas, de Lorean s¨®lo quer¨ªa 4.000 millones de pesetas m¨¢s del erario brit¨¢nico. Un diputado brit¨¢nico le acus¨® incluso de irregularidades financieras.
Si la empresa estaba en apuros, la vida del empresario no se hab¨ªa visto afectada. Lujosas casas en San Diego y en Nueva York. Poco antes hab¨ªa comprado un edificio colonial con 35 alcobas en Nueva Jersey por tres millones y medio de d¨®lares y se jactaba de usar zapatos de 80.000 pesetas. "Para vender cohes lujosos hay que vivir con estilo. C'est la vie".
La semana anterior a su arresto, de Lorean hab¨ªa asegurado que ten¨ªa dinero en el banco para salvar la empresa. Pronto habr¨ªa noticias. No las hubo, y el martes la oficina de Irlanda de Norte en Londres anunci¨® el cierre definitivo de la f¨¢brica, donde ya s¨®lo quedaban unos setenta empleados; 2.600 trabajadores han perdido sus puestos de trabajo, sin contar las 350 industrias que depend¨ªan de la planta norirlandesa que ahora corren peligro.
Los 280 acreedores de la f¨¢brica de De Lorean han calculado que esta empresa les debe unos 8.500 millones de pesetas. Hasta el momento se hab¨ªan mostrado cautos para no precipitar el hundimiento de la ahora difunta empresa, pensando que hab¨ªa posibilidades de que un consorcio brit¨¢nico y el propio de Lorean salvaran la situaci¨®n. Pero fracas¨®. La mayor deuda es la de Renault, que reclama 2.000 millones de pesetas de los motores que suministr¨®.
Y lleg¨® el arresto de de Lorean por el FBI en un hotel de Los Angeles. Los detectives americanos le hab¨ªan estado siguiendo durante seis meses y finalmente dieron con ¨¦l y con treinta kilogramos de coca¨ªna que, comercializados, supondr¨ªan setecientos millones de pesetas. El FBI asegura que John de Lorean quer¨ªa conseguir cuatro veces m¨¢s -incluso, seg¨²n la televisi¨®n norteamericana, con dinero del IRA-, para salvar su empresa. Ser¨¢ puesto en libertad bajo fianza si reune cinco millones de d¨®lares.
?Hab¨ªa informado el FBI a la oficina de Irlanda del Norte en Londres antes de que ¨¦sta anunciara el cierre de la f¨¢brica? "No", dijo un funcionario brit¨¢nico al principio. Poco despu¨¦s, la postura oficial en Londres era la de ning¨²n comentario. Pero los habr¨¢.
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