El interprete puertorique?o trae a Espa?a su 'musica morena'
Puertorrique?o que pas¨® la mayor parte de su vida en Nueva York, en donde cabe imaginarle aturdido por un entorno de alarmas y sirenas, Jos¨¦ Feliciano es una ternura de hombre bajito, en cuyo rostro el tiempo parece haberse congelado en la adolescencia, a pesar de esos treinta y siete a?os que figuran en su biograf¨ªa. Feliciano acaba de dar dos recitales de su "m¨²sica morena" en el Alcal¨¢ Palace, de Madrid, y hoy se dispone a ofrecerse al p¨²blico de Barcelona.
Tiene palabras emocionadas para Espa?a, pa¨ªs que viene visitando profesionalmente desde hace varios a?os; en su recital, intercala piropos para las mujeres de aqu¨ª -como en Pretty Woman, que ¨¦l apostilla pretty Spanish woman-, y tiene, tambi¨¦n, un deseo que, a quienes le escuchamos, nos hiela la sangre, quiz¨¢ por la naturalidad con que lo expresa: "No quiero irme de Madrid sin que me lleven a ver El Escorial". Dotado de un sentido del humor negro y desgarrado, t¨ªpico de algunos invidentes, Feliciano es un hombre extrovertido, cordial, un poco perdido en el barullo de managers, agentes, m¨²sicos y secretarios, que le rodean en el mejor estilo californiano de bronceado imposible y cabello esculpido en vol¨²menes sim¨¦tricos.Tras el recital -"a ver si aprenden los dem¨¢s", le gritaban sus incondicionales desde el palomar, en un batir de aplausos-, Jos¨¦ Feliciano exulta satisfacci¨®n, contento. "Ah, el contacto con el p¨²blico", dice. "Uno siente el calor, el cari?o, y uno quiere hacer m¨¢s". No concede entrevistas, Feliciano, pero, cogido en plena euforia pos¨¦xito, galante como es, se lanza con un "bueno, que sean tres minutos para esta chica". Y son tres minutos, ni menos ni m¨¢s, en un camerino angosto, en donde la gente se api?a y las felicitaciones cruzan el ambiente y estallan como pompas de jab¨®n.
Sentado ¨¦l en una banqueta y arrodillada yo en el ¨²nico hueco disponible, Feliciano -que lleva un indescriptible esmoquin de terciopelo y brillos- cuenta algunas de sus peque?as cosas: "Los padres de mi madre eran espa?oles, as¨ª que puedes imaginar lo que significa para m¨ª cantar aqu¨ª. Adem¨¢s, el p¨²blico espa?ol me viene apoyando desde hace muchos a?os". Ha grabado su ¨²ltimo disco para la Motown, con algunos boleros a los que da su estilo peculiar, y un tema de Carlos Santana, Samba pa ti, en cuya grabaci¨®n ha intervenido el propio Santana. "Es muy grande grabar para la Motown, porque t¨² sabes que es un sello de m¨²sica morena y, para ellos, firmarle a una persona latina ha tenido un significado muy especial". ?Y por qu¨¦ boleros? "Pues porque me gustan, y los canto a mi manera, ?no?".
Desde luego. Feliciano lo canta todo a su manera. Hasta ese Concierto de Aranjuez, que hace estrecharse la mano a las parejas de novios. "Yo soy un hombre muy sencillo, que me gusta vivir en el campo, para o¨ªr los pajaritos por la ma?ana. Y compongo en cualquier sitio, en donde me viene la inspiraci¨®n". Lo hace sirvi¨¦ndose de la guitarra, "porque con el piano soy muy malo". Y la guitarra forma parte de ¨¦l mismo: "Eso espero, mi amor, espero que as¨ª sea". Cari?oso, tiern¨ªsimo Feliciano.
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