'La misa grande y alegre' en honor de santa Cecilia

Con ocasi¨®n de algunas representaciones oper¨ªsticas, llevadas con evidente talento por el joven maestro V¨ªctor Pablo P¨¦rez (Burgos, 1954), escribimos sobre sus posibilidades, basadas en dos puntos principales: las dotes y la preparaci¨®n. Ahora, V¨ªctor Pablo ha reafirmado las impresiones positivas al conducir, al frente de la Orquesta y Coro de RTVE, una obra grande y comprometida: la Misa de Santa Cecilia, de Haydn.Es bien sabido que, junto al enorme testamento musical religioso de las seis ¨²ltimas misas (1796 a 1802), Haydn escribi¨® anteriormente p¨¢ginas sagradas de la importancia de la Misa de Santa Cecilia (hacia 1773) y Stabat Mater (1767). La misa escuchada el s¨¢bado y domingo en el Teatro Real est¨¢ concebida desde un pensamiento grandioso y pertenece al g¨¦nero de las denominadas misas-cantatas, por el tratamiento del texto a trav¨¦s de arias y piezas corales y, si se quiere, por la intencionalidad m¨¢s espectacular que ¨ªntima del conjunto.

Con todo, la Misa de Santa Cecilia no est¨¢ habitada por el esp¨ªritu dram¨¢tico de las misas finales, ni en sus pentagramas juega de igual manera el claroscuro sonoro, a veces incluso violento. Tras escuchar la formidable misa, centrada y culminada por un extenso Gloria, parecen imponerse las tan citadas palabras de Haydn: "Ya que Dios me ha dado un coraz¨®n alegre, El sabr¨¢ perdonarme que le haya servido con alegr¨ªa". Concepto, de todos modos, que no conviene exagerar, pues pudo conducir de hecho a extender la idea de un Haydn feliz y sonriente, un pap¨¢ Haydn bondadoso e ingenuo, cuando la verdad de su obra supone un peso espec¨ªfico y trascendental para la evoluci¨®n musical.

V¨ªctor Pablo P¨¦rez llev¨® la obra con seguridad y ligereza que, unidas a sus dotes personales de comunicaci¨®n, le valieron un buen ¨¦xito. La respuesta de la Orquesta y el Coro, preparado por Vicente Larrea, fue muy viva y entonada, as¨ª como la actuaci¨®n de los solistas -Caridad Casao, soprano; Carmen Sinovas, mezzo; Juan Porras, tenor, y Roderick Kennedy, bajo-, tan acertados en los conjuntos como brillantes en las intervenciones individuales.