La guerra ha terminado
La Galer¨ªa Dur¨¢n subasta en estos d¨ªas el parte oficial del fin de la guerra civil -Cruzada, Glorioso Alzamiento, cosa-, firmado por Francisco Franco. El que ese papel ande por ah¨ª, de subasta en subasta, prueba que a nadie ha interesado conservarlo, musearlo, memorizarlo. Para todos los espa?oles, derecha/izquierda, la guerra ha terminado hace siglos.Para todos los espa?oles, repito, derecha/izquierda, la guerra ha terminado, salvo para Pedro Schwartz. A las primeras medidas del nuevo Gobierno las llama "primeros misterios", dado como es ¨¦l a rezar el rosario de la aurora. La devaluaci¨®n de la peseta no le parece "una mera medida de urgencia, sino primera muestra de una pol¨ªtica monetaria m¨¢s restrictiva" ?Y qu¨¦ es m¨¢s restrictiva, en este caso? M¨¢s justa, m¨¢s austera, m¨¢s veraz. Pero eso no lo dice PS. Hay que hacer la guerra a Felipe Gonz¨¢lez con picos, palas y azadones. La guerra ha terminado. Voy a ver si me acerco, hombre, por la subasta Dur¨¢n, me adjudico el parte de Franco y se lo mando a este economista y catedr¨¢tico progrediente. Por la noche estuve en el estreno de Pavlovsky, que se ha convertido en la musa equ¨ªvoca de toda la movida nocherniega. Pavlovsky quiso llevar el teatro m¨¢s all¨¢ del teatro, que es lo que hay que hacer con casi todo, y se estuvo largo rato sentado en una butaca, sin hacer nada, mirando al p¨²blico, suscitando su nerviosismo, observando sus reacciones. Ya dec¨ªa Sartre que el camarero "representa su papel de camarero".
Pavlovsky invirti¨® genialmente los t¨¦rminos, convirti¨¦ndose en espectador ¨²nico de un p¨²blico que, inevitablemente, hac¨ªa su papel de p¨²blico. Nuestros socialistas, aparte de serlo, est¨¢n haciendo de tales. Pedro Schwartz no acaba de cre¨¦rselo. No entiende que representan lo que son. El no es m¨¢s que un economista progrediente. As¨ª y todo, tiene curiosidad (me ocupo de este se?or no personalmente, sino como representativo de un economicismo reaccionario que, encima, nos viene de fuera) por conocer los detalles de la pol¨ªtica antiinflacionista. Pero no hay detalles, sino hechos. Es la realidad la que se est¨¢ gobernando a s¨ª misma, se?or Schwartz. Por el desencadenamiento de realidad de cada d¨ªa ir¨¢ usted conociendo los detalles. De cierto discurso del ministro Boyer dice el se?or Schwartz que mucha gente se habr¨¢ quedado "en ayunas", vieja frase hecha de mis lontanas t¨ªas que no imaginaba en un tecn¨®crata tan progrediente. No se le puede pedir a un economista que escriba como yo, claro, pero el lenguaje es "el discurso del Otro", sobre todo en sus inercias, traiciona mucho y revela una mentalidad. La del se?or Schwartz es de t¨ªa m¨ªa. "No tendr¨ªa gracia que entr¨¢semos en una espiral de devaluaciones tercermundistas cualquiera". Al se?or Schwartz le preocupa que se arruine Espa?a, pero el presidente, en la investidura, ya le dijo a Fraga -y a todos los espa?oles- qui¨¦nes arruinan Espa?a, y Berlanga lo ilustra en su ¨²ltimo filme (docenas de proyectos para sacar el dinero del pa¨ªs), si bien la derecha/derecha ya est¨¢ neutrealizando la peli como "caricatural, grotesca, esperp¨¦ntica, irreal y particular", por invalidarla como documento social. El se?or Schwartz no tiene m¨¢s remedio que elogiar con su autoridad algunas de las medidas econ¨®micas m¨¢s duras que se han tomado, pero se pregunta en seguida qu¨¦ va a pasar despu¨¦s. Lo que le pasa al se?or Schwartz, pues, es que habr¨ªa necesitado ser ministro para estar en la pomada y no tener que enterarse por los peri¨®dicos. Como no es ministro, critica mec¨¢nicamente todo lo que hacen los Minsterios. Cree que es su deber. No ha debido enterarse de que la guerra ha terminado. A ver si me le ponen el peluche, al parte ese de Franco, y se lo mando.
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