Escasa renovaci¨®n de asambleas y consejos en las segundas elecciones de las 79 cajas de ahorro
La renovaci¨®n provocada por el segundo proceso electoral en las asambleas y consejos de las 79 cajas de ahorro espa?olas no ha llegado a la mitad. S¨®lo han sido disputados, seg¨²n un muestreo oficioso, el 43% de los cargos, frente a cerca del 75% en la ronda que provoc¨® el decreto democratizador de 1977. Algunos medios del sector tienen la impresi¨®n de que en muchos puestos sometidos a elecci¨®n ha habido m¨¢s relevos de nombres que verdaderos cambios. Por tanto, no se ha sustanciado el futuro de dichas entidades ni qui¨¦n manda en este tercio del sistema financiero, al margen del aparato de cada caja. Tiene ahora la palabra el Gobierno socialista, en cuyo programa figura la urgente modernizaci¨®n legal.
El proceso electoral ha estado rodeado de gran silencio, que se ha extendido a sus resultados. Portavoces del Banco de Espa?a, al que cada caja debe comunicar la identidad de los nuevos consejeros, se han negado en reiteradas ocasiones a facilitar los datos solicitados durante los ¨²ltimos dos meses por este peri¨®dico, indicando al final que s¨®lo pueden acceder a la petici¨®n de parte interesada. Se ha podido saber, sin embargo, que en 48 cajas, entre ellas las mayores, han salido a renovaci¨®n 405 puestos de consejeros, de un total de 934, lo que supone el 43,4%.La m¨ªnima trascendencia p¨²blica del proceso ha sido favorecida por la posibilidad, que permiti¨® el decreto de 1977, de que cada caja decidiera la fecha de las renovaciones, as¨ª como de periodificarlas para no hacerlas de una tanda. Como las primeras elecciones se prolongaron a lo largo de un a?o, no afectando a todos los ¨®rganos, y el mandato de los nuevos cargos era para cuatro a?os, ahora las elecciones se han repartido tambi¨¦n por todo el a?o 1982, e incluso en media docena de ellas se celebrar¨¢n este mes o en 1983.
Estatuto de propiedad
El decreto de 1977, destinado a quedar subsumido en la regulaci¨®n legal que anuncia el PSOE, fue casi un estatuto de la propiedad para este tercio del sistema financiero, formado por cajas que empezaron a surgir hace dos siglos sin accionistas y con fines de beneficencia. Adem¨¢s de parecerse cada vez m¨¢s a los bancos, hoy en distintas provincias espa?olas son la principal fuerza econ¨®mica y cultural, gracias a su dedicaci¨®n al ahorro popular y a que, por carecer de propietarios, destinan sus beneficios a obras ben¨¦fico-sociales, reservas o inversiones.Tras el tard¨ªo intento de diluir la propiedad formal entre impositores y Organizaci¨®n Sindical verticalista, registrado en 1975, el decreto de 1977 reforz¨® la presencia de impositores en las asambleas (de 60 a 150, elegidos entre 3.000 o 4.000 compromisarios extra¨ªdos por sorteo entre la clientela), dio entrada en los consejos de administraci¨®n a los trabajadores ( cuatro por caja, entre un total que oscila de diecis¨¦is a veinti¨²n consejeros), y reserv¨® de quince a treinta puestos de las asambleas a personalidades o corporaciones, que en los consejos pueden tener hasta ocho puestos.
Aunque en el primer proceso electoral salieron a renovaci¨®n casi las dos terceras partes de los consejeros, ello obedeci¨® sobre todo a la citada introducci¨®n de representantes del personal y de impositores. Un estudio confidencial de la Confederaci¨®n Espa?ola de Cajas reconoci¨® que, en la pr¨¢ctica, apenas cambiaron la mitad de las personas. Al margen de que en algunos puestos pudieron registrarse relevos entre amigos o compa?eros de grupos de presi¨®n, la renovaci¨®n de representaciones de personalidades fue m¨ªnima, mientras la de corporaciones estuvo determinada por los cambios que provoc¨® la democratizaci¨®n de ayuntamientos o diputaciones. El sistema permiti¨® que en las veintis¨¦is cajas fundadas por entidades p¨²blicas se consolidara el papel de las corporaciones locales, al tiempo que en las de fundaci¨®n privada -el resto- los impositores fueron movilizados en favor de candidaturas promovidas desde el aparato de cada caja, habitualmente aglutinado en torno a cada direcci¨®n general. En ¨¦stas ¨²ltimas -con la excepci¨®n de Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco, donde PNV y Convergencia reafirmaron el mapa pol¨ªtico-, los mayores puestos quedaron en manos de personas pr¨®ximas a Alianza Popular o UCD, aunque en casos particulares les desbordaron simpatizantes o militantes de ultraderecha.
La reproducci¨®n
El segundo proceso no se ha distanciado mucho en sus caracter¨ªsticas y resultados, aparte de su menor extensi¨®n. Un denominador com¨²n ha sido la casi nula renovaci¨®n de representantes de las corporaciones y de las personalidades. De las 48 cajas controladas por el muestreo a que ha tenido acceso este peri¨®dico, en veintiocho no ha salido a renovaci¨®n ni una sola personalidad. En el resto, lo m¨¢s frecuente ha sido el cambio de una o dos, entre la media docena existente por t¨¦rmino medio. En otras 32 tampoco se ha cubierto ning¨²n puesto por corporaciones, en cinco m¨¢s, s¨®lo ha salido un puesto, y en el resto, dos o tres.Por el contrario, en la mitad de las cajas controladas han sido cubiertos de nuevo los cuatro puestos de personal y, excepto otras cinco con s¨®lo una renovaci¨®n, todas las dem¨¢s han tenido dos o tres. Asimismo, entre los representantes de los impositores la renovaci¨®n media ha superado el 50%, movi¨¦ndose entre extremos que van entre todos los consejeros por clientes(seis cajas) y ninguno (tres cajas).
Sin embargo, existe la convicci¨®n, dif¨ªcilmente demostrable, de que buena parte de la representaci¨®n de los impositores ha sido cubierta por personas pr¨®ximas al aparato de cada caja. La pr¨¢ctica m¨¢s extendida para ello ha consistido en el traslado de cuentas por parte de empleados o conocidos hacia sucursales de nueva creaci¨®n, con lo cual quedaba bastante garantizada su salida en los sorteos efectuados en cada oficina ante notario.
Quienes as¨ª consiguieron pasar el sorteo han tenido luego muchas probabilidades de llegar a las asambleas y, desde las mismas, a los consejos de administraci¨®n. El impositor ajeno a las posibilidades que ofrece la nominaci¨®n (influencia dentro de la caja, acceso a consejos de administraci¨®n de empresas participadas, etc¨¦tera) cede f¨¢cilmente ante los m¨¢s interesados.
Frente a estas y otras pr¨¢cticas, el control de las elecciones por parte de la autoridad monetaria ha sido m¨ªnimo. S¨®lo ha habido intervenciones parciales en varios casos, entre ellos en la Caja de Ahorros de Madrid, donde la previa elecci¨®n por aclamaci¨®n del presidente, Felipe Ruiz de Vasco, fue revocada, aunque luego ¨¦ste se present¨® d¨ªas despu¨¦s y result¨® elegido para otro mandato, dentro del grupo de personalidades.
La reforma del PSOE
La conciencia de la extensi¨®n de pr¨¢cticas irregulares, as¨ª como el triunfo del PSOE en las pasadas elecciones legislativas, han acentuado los rumores sobre una pronta reforma en la regulaci¨®n de las cajas de ahorro.En efecto, el programa socialista apunta que "la reforma m¨¢s urgente consiste en dotarlas de una relaci¨®n legal moderna, que, conservando la forma de fundaci¨®n, introduzca nuevas caracter¨ªsticas".
Aunque la reforma podr¨ªa hacerse por decreto-ley, no ha sido incluida entre las prioridades conocidas del Gobierno socialista, por lo que podr¨ªa obtarse al fin por la v¨ªa m¨¢s lenta de la ley. Sus notas m¨¢s destacadas ser¨ªan la fijaci¨®n del car¨¢cter de utilidad p¨²blica para todas las cajas, el nombramiento por las corporaciones locales de la mayor¨ªa de los consejeros, su actuaci¨®n en un territorio bien definido, la desaparici¨®n de la distinci¨®n entre caja p¨²blica y privada, la no persecuci¨®n del lucro y la integraci¨®n de su obra social en los proyectos y en las instituciones p¨²blicas de su ¨¢mbito.
El mismo programa, que ha abandonado el proyecto de convertir las cajas en sociedades an¨®nimas de capital p¨²blico, esbozado en el ¨²ltimo Congreso del PSOE, marca tambi¨¦n alguna pauta para los ¨®rganos de gobierno: extender a todas las cajas la normativa de las de patronato p¨²blico.
El resto de la representaci¨®n proceder¨¢ de los representantes legales de los trabajadores, de los depositantes y de las entidades presentes en la asamblea. Tambi¨¦n anuncia que la composici¨®n de las asambleas se regir¨¢ por un criterio similar.
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