"Es una verdad hist¨®rica y actual que el Ej¨¦rcito es la columna vertebral del Estado"
Las relaciones entre las Fuerzas Armadas y la Administraci¨®n socialista constituyen la primera parte del segundo tiempo de la entre vista de Felipe Gonz¨¢lez con el director de EL PAIS. De entrada, el presidente del Gobierno fija el marco pol¨ªtico de su actuaci¨®n futura con un an¨¢lisis contundente: Es una verdad hist¨®rica y actual que el Ej¨¦rcito es la columna vertebral del Estado moderno. "Quien no lo vea as¨ª, no puede hacer una pol¨ªtica seria de defensa y de mantenimiento del orden constitucional, que son las misiones establecidas en la Constituci¨®n a las Fuerzas Armadas, como no pod¨ªa ser menos". Hablando como hombre perteneciente a una generaci¨®n, la que se sit¨²a en torno a los cuarenta a?os, reconoce que es verdad que existe un mutuo desconocimiento, "a veces cargado de juicios previos", entre los pertenecientes al colectivo militar y esa generaci¨®n, pero se muestra convencido de que puede lograrse el acercamiento y que, en definitiva, las relaciones entre el Gobierno socialista y las Fuerzas Armadas ser¨¢n buenas. "Quiero que me conozcan las FF.AA., que nos conozcan". Rechaza que haya otra alternativa, que no venga de las urnas, a un posible fracaso del Gobierno socialista. M¨¢s adelante, reflexiona el Presidente sobre la soledad del poder y aprovecha para hacer un elogio de su equipo de colaboradores, "gente seria, responsable e intelectualmente fresca". Desde la experiencia de unos pocos d¨ªas en la Moncloa, constata con asombro la falta de infraestructura de la Presidencia del Gobierno. Otro apartado de la entrevista se refiere a la violencia, las libertades y la administraci¨®n de justicia. Sit¨²a el terrorismo en el centro de la discusi¨®n sobre el marco de libertades, por las repercusiones que el fen¨®meno tiene en el conjunto del entramado pol¨ªtico y social. Se olvida en ocasiones, viene a afirmar, que, si no hubiera terrorismo, determinadas leyes no existir¨ªan. Se muestra optimista hist¨®rico sobre el terrorismo ("al final, los violentos reconocer¨¢n que est¨¢n en una v¨ªa muerta"), pero no cree en resultados inmediatos. Se?ala, en relaci¨®n a la alternativa KAS, defendida por ETA, que la unidad de Espa?a no es negociable.Pregunta. Las Fuerzas Armadas han pretendido nuclear ese sentimiento de identidad hist¨®rico espa?ol durante casi el ¨²ltimo siglo y medio. Casi todo el mundo coincide en que el problema pol¨ªtico n¨²mero uno hoy en Espa?a es el golpe de Estado. Mucha gente piensa dos cosas: primera, que hay un margen para el Gobierno socialista y una voluntad por parte de las Fuerzas Armadas de que todo esto funcione; segunda, que la alternativa a un eventual fracaso institucional del Gobierno socialista, no al a?o que viene, ni dentro de dos a?os, pero s¨ª quiz¨¢ dentro de tres, ser¨ªa alg¨²n tipo de intervenci¨®n militar, en el convencimiento de que lo que habr¨ªa fracasado entonces es el sistema.Respuesta. Niego lo principal. Un Gobierno puede, en efecto, fracasar por mucha voluntad que tenga de hacerlo bien. Pero niego que la alternativa a ese fracaso hipot¨¦tico sea otra que las urnas. Pueden ser, deben ser y ser¨¢n las urnas las que diriman el destino de Espa?a. Esa yo creo que es una de las grandes adquisiciones de la historia reciente de los espa?oles.
Pero querr¨ªa hacer dos consideraciones para entrar en el tema: una honda, que afecta a concepto hist¨®ricos, otra de coyuntura pol¨ªtica pero tambi¨¦n rigurosa. En cuanto a la primera es necesario reconocer que los responsables pol¨ªticos la rehuyen con frecuencia. No quieren abordarla, sobre todo desde actitudes de progreso, abandonando el terreno de la Defensa a pol¨ªticos conservadores. El Estado-naci¨®n como concepto hist¨®rico nace ligado a la creaci¨®n de ej¨¦rcitos permanentes; es decir su estructura es causa y conciencia de la existencia de fuerzas armadas permanentes. Por tanto, cuando se habla de Fuerzas Armadas como estructura fundamental, a veces se dice, aunque suena a frase hecha, como "columna vertebral" del Estado, se est¨¢ reconociendo una verdad hist¨®rica y actual. Quien no lo vea as¨ª, no puede hacer una seria pol¨ªtica de Defensa y de manteniemiento del orden constitucional, que son las misiones atribuidas por la Constituci¨®n a las FF.AA. como no podr¨ªa ser menos.
El segundo elemento de an¨¢lisis al que me refer¨ªa es el de la coyuntura que estamos viviendo. Yo querr¨ªa transmitir a la sociedad espa?ola, incluida las FF.AA., el sentido que puede y debe tener el cambio operado en Espa?a, sin caer en la ampulosidad pero sin perder de vista su importancia para nuestra historia. La discreci¨®n con que se ha operado la transmisi¨®n de poderes y la prudencia con que camina el nuevo Gobierno no resta nada a la profundidad del fen¨®meno. Merece la pena que todos los ciudadanos hagamos un esfuerzo de reencuentro en este nuevo cap¨ªtulo de nuestra historia, con capacidad de conectar con lo mejor de nuestras tradiciones y de proyectarnos hacia el futuro defendiendo la paz y el progreso.
Desde esta perspectiva yo hago un apuesta clara, sin reservas, por la confianza. Cuando el general Pedrosa se refiri¨® a m¨ª el d¨ªa 8 diciendo "Queremos que nos conozca", record¨¦ mi breve encuentro con el primer teniente general ascendido en Consejo de Ministros, porque hab¨ªa empleado el mismo lenguaje. Yo quiero que me conozcan las FF.AA., que nos conozcan. Y estoy dispuesto a que desaparezcan las cortinas de humo, las reservas previas, desde la claridad de la comunicaci¨®n y desde la asunci¨®n responsable de las atribuciones del Gobierno.
P. Pero yo me pregunto qu¨¦ siente usted como presidente del Gobierno. Felipe Gonz¨¢lez tiene una biograf¨ªa muy concreta y muy similar a la de cualquier espa?ol con cuarenta a?os o con menos de cuarenta, y unos sentimientos, supongo, con respecto al Ej¨¦rcito, parejos a los de cualquier hombre de su edad. Y hoy, cuando he llegado aqu¨ª y me ha conducido a su presencia un ayudante militar, y le veo rodeado de toda esta parafernalia...
R. Es ¨¦sta casi una pregunta intimista. Creo que he tenido casi siempre el sentido de la responsabilidad del puesto que asumo. Hace mucho tiempo que abandon¨¦ la duda ante el cruce de caminos como v¨ªa de escape frente a la responsabilidad. Es decir, eso de que uno tenga siempre la excusa de que "estar¨ªa mejor haciendo otra cosa". Por tanto, asumo, la responsabilidad con todas sus consecuencias. Entro en esta casa, la Presidencia del Gobierno, y hago algunas apreciaciones, unas que puedo transmitir con toda espontaneidad y claridad y otras que tengo que transmitir con delicadeza. Es una mezcla de sentimientos. Yo creo que la responsabilidad est¨¢ aqu¨ª, en esta casa; no tiene por qu¨¦ hacerme cambiar humanamente; por tanto, puedo trabajar como normalmente he trabajado siempre. Pero al mismo tiempo considero que es importante, inexcusable, que cuando llegue una persona a visitarme haya un ayudante de campo del presidente del Gobierno que le reciba en la puerta y que le anuncie. Porque eso forma parte de la esencia misma del ejercicio del poder, sin tener por qu¨¦ cambiar humanamente de personalidad. Como usted me conoce desde hace tiempo, a lo largo de una conversaci¨®n como la de hoy pues podr¨¢ haber notado, los s¨ªntomas de si se cambia o no se cambia en el terreno humano de la comunicaci¨®n, m¨¢s que yo, que soy mal juez de c¨®mo puedo estar haciendo el nuevo papel de presidente del Gobierno una semana despu¨¦s de haber llegado a vivir a esta casa. Por ¨²ltimo, si ya he comentado en ocasiones que me parec¨ªa que antes no hab¨ªa una Presidencia del Gobierno con suficiente infraestructura, despu¨¦s de estar una semana aqu¨ª lo puedo afirmar con el conocimiento de causa que da el estar detr¨¢s de una mesa de despacho durante doce o catorce horas al d¨ªa, intentando articular un mecanismo ¨²til para la jefatura del Ejecutivo. No hay ninguna acritud en lo que digo. Creo que Machado ten¨ªa raz¨®n: no hay nada absolutamente impeorable ni nada absolutamente inmejorable, por consiguiente, no quiero decir que se haya hecho mal o bien antes de m¨ª. Simplemente se ha hecho, y lo lamento por el ex presidente Su¨¢rez y por el ex presidente Calvo Sotelo, sin infraestructura suficiente como para decir que existe una presidencia del Ejecutivo, que exige no s¨®lo la coordinaci¨®n de departamentos ministeriales distintos, sino la capacidad de impulsi¨®n desde la Presidencia del Gobierno de las grandes acciones pol¨ªticas, econ¨®micas, sociales, de defensa, etc¨¦tera.
La investidura no es la investidura del Gobierno, sino del presidente del Gobierno, que asume la resposabilidad directa del poder ejecutivo aunque la ejerza colegidamente mediante el Consejo de Ministros. Todav¨ªa una semana despu¨¦s de entrar aqu¨ª se pueden tener dos tentaciones. Una pertenece un poco a la filosof¨ªa oriental. Es sentarse y esperar que llame cada ministro, recibirle, hablar con cada cual de su departamento, de los problemas que lleve, con mayor o menor dedicaci¨®n, desde una concepci¨®n global, pero como acompa?amiento de la tarea del ministro. O bien lo contrario, intentar crear la infraestructura necesaria para que la Presidencia del Gobierno lo sea efectivamente. En eso estoy, y me va a costar varios meses. Eso se entiende perfectamente, pero en realidad s¨®lo se entiende suficientemente cuando se entra aqu¨ª, en este despacho, y se puede recorrer la sala. Yo s¨¦ que eso ha sido la preocupaci¨®n de Su¨¢rez durante su presidencia y la del propio Calvo Sotelo. Pero no quiero dar la impresi¨®n de que eludo una respuesta sobre la similitud de mis sentimientos como ciudadano de 40 a?os con los dem¨¢s de mi generaci¨®n en relaci¨®n con las FF.AA..
Es verdad que hay un mutuo desconocimiento, a veces cargado de juicios previos. Pero he sabido plantearme seriamente los problemas de la defensa en Espa?a, de nuestra integridad territorial, de nuestra posici¨®n en el mundo y desde ese punto de vista ha llegado a conclusiones que estoy seguro comparten las FF.AA. y la mayor¨ªa de los espa?oles. Por ejemplo: la Defensa no es un problema exclusivo ni de alta pol¨ªtica, ni de especialistas; es un problema de todos, de los 37 o 38 millones de espa?oles. Por esto ha de ser una pol¨ªtica de Estado, por esto ha de haber una estrecha relaci¨®n entre las FF.AA. y el pueblo, la ciudadan¨ªa. Si esos ciudadanos deciden libremente que el Gobierno sea el que es hoy, est¨¢ claro que le est¨¢n encomendando no s¨®lo la pol¨ªtica educativa, sanitaria, econ¨®mica, etc¨¦tera, sino tambi¨¦n la pol¨ªtica de defensa. As¨ª debe ser constitucionalmente y as¨ª se har¨¢. La mejor forma de hacerlo es con dedicaci¨®n y con claridad, aunque a veces los problemas parezcan complejos o lo sean. En resumen, lo que m¨¢s curiosidad o preocupaci¨®n inspira es c¨®mo ser¨¢n las relaciones entre los socialistas y las FF.AA. Yo me atrevo a augurar que ser¨¢n buenas, porque hay objetivos nacionales que nos une a la inmensa mayor¨ªa, por encima de lo que pensemos cada uno de nosostros, en aspectos concretos de la vida pol¨ªtica, econ¨®mica, social y cultural.
P. ?La soledad?
R. Claro, una especie de aislamiento.
P. ?Ahora, siente entonces la soledad del poder?
R. S¨ª. Bueno, lo que pasa es que no quisiera que los ciudadanos pensaran que es que me siento solo. Es una reflexi¨®n que me he hecho muchas veces. Adem¨¢s, tengo el equipo que he formado; gente que, mientras no se demuestre lo contrario, y si se demuestra en alg¨²n caso, lo cambiamos y no pasa nada, es bastante seria, responsable, intelectualmente fresca, gente con capacidad de ponerse a trabajar todos los d¨ªas y de dedicar su vida a esto y de centrarse cada uno en su trabajo. Pero, de todas maneras, los ciudadanos deben saber que el golpe de tel¨¦fono a las 23.30 horas o a la medianoche, o el flash de agencia a la medianoche, es eso, un dardo que va directamente a un centro neur¨¢lgico, que es la Presidencia del Gobierno. No digo que los dem¨¢s no lo sientan, por favor, todo el mundo lo siente. Pero, simplemente, que cuando se est¨¢ digamos al pie del ca?¨®n, el flash llega antes que nada a ese centro neur¨¢lgico. La gente deber¨ªa saber que estar aqu¨ª significa sobre todo que cuando una persona muere violentamente, y no estoy calificando la persona, repercute de manera inmediata en la propia vida personal del presidente del Gobierno.
P. ?C¨®mo repercuti¨® para usted el flash de la muerte del ¨²ltimo grapo?
R. Se me ocurri¨® pensar en su familia. Detr¨¢s de cada persona que muere hay v¨ªctimas: hijos, padres o madres. Es mucho m¨¢s dram¨¢tico cuando muere un ciudadano de uniforme o de paisano, asesinado en una trampa. Este caso fue la consecuencia de un enfrentamiento entre Fuerzas del Orden y una persona condenada por un delito de terrorismo y acusada de otros. En todo caso yo estuve y estoy por la abolici¨®n de la pena de muerte y siempre pedir¨¦ a las Fuerzas de Seguridad que la muerte se evite, as¨ª como comprender¨¦ la leg¨ªtima defensa.
Pero tras esta cuesti¨®n se plantea todo el tema de la erradicaci¨®n del terrorismo y por s¨®lo referirme a este punto, deseo que los ciudadanos sepan que algunas bandas terroristas instruyen a sus miembros para que si se ven acorralados se entreguen. Otras no. Detr¨¢s de estas actitudes hay estrategias terroristas distintas que no deben enga?arnos. Esto tendr¨¦ ocasi¨®n de explicarlo detenidamente a la opini¨®n p¨²blica.
"Si no hubiera terrorismo, determinadas leyes no existir¨ªan"
P. Vamos a hablar de la violencia y las libertades. Hay un conjunto de leyes represivas que ha prometido modificar: la Antiterrorista, la de Defensa de la Constituci¨®n.R. Nosotros nos hemos dado una Constituci¨®n democr¨¢tica avanzada que ha de ser desarrollada en muchos aspectos, pero esta Constituci¨®n ha creado un poder judicial con el mayor grado de independencia de Europa, aunque falte una infraestructura de funcionamiento. Por tanto estamos ante un marco de libertades y derechos verdaderamente progresistas. Antes de iniciarse la transici¨®n y durante su desarrollo se viene produciendo un fen¨®meno como el terrorista que es una seria amenaza a este marco de libertades y convivencia pac¨ªfica de ciudadanos y pueblos de Espa?a. El terrorismo tiene consecuencias individuales y colectivas de la m¨¢xima gravedad. Acarrea muerte, desconfianza, ruina, etc¨¦tera. Los poderes p¨²blicos tienen la obligaci¨®n de erradicarlo para dar seguridad a los ciudadanos. En este contexto el Parlamento produce unas leyes que tienen por finalidad dotar de instrumentos al poder ejecutivo para combatir el fen¨®menos de las bandas terroristas. As¨ª ha ocurrido en democracias occidentales con mayor raigambre que la nuestra.Y nosotros no podemos ser una excepci¨®n.
Ahora bien, parte de esta legislaci¨®n no se aplica y otra parte debe ser revisada. La que no se aplica debe rec¨ªbir el rechazo de las normas in¨²tiles, como ha ocurrido con la ley de defensa de la democracia. Debo decir que si no hubiera terrorismo estas leyes no existir¨ªan, lo que a¨²n siendo de Pero Grullo, se olvida con frecuencia. En la situaci¨®n actual nos proponemos introducir mejoras en la judicializaci¨®n del sistema y reformar el C¨®digo penal, como dije en el debate de investidura, pero no podemos producir vac¨ªos normativos que faciliten la acci¨®n del terror y generen un sentimiento de mayor inseguridad.
Lo que m¨¢s me preocupa, pese a lo expuesto, es que hay muchos ciudadanos que se sienten inseguros por las extorsiones, los secuestros y los cr¨ªmenes de las bandas terroristas, porque nuestra principal responsabilidad es que puedan ser libres y para ello deben sentirse seguros.
P. En el tema de las extradiciones con Francia, ?no cree usted que la existencia aqu¨ª de leyes y tribunales especiales puede ser un arma para que se nieguen all¨ª esas extradiciones?
R. No, no lo deben utilizar as¨ª. Desde el punto de vista de la institucionalizaci¨®n de una justicia independiente, ya he dicho que Espa?a ha ido m¨¢s lejos que ning¨²n pa¨ªs europeo. Otra cosa es que tengamos que implementar todos los recursos necesarios para tener una buena administraci¨®n de justicia. Yo tengo la impresi¨®n de que los problemas no se han planteado por esto, sino m¨¢s bien por otras razones, entre las que no excluyo la defectuosa preparaci¨®n de algunos expedientes de extradici¨®n, aunque no sea la m¨¢s importante. Pero esto se ir¨¢ corrigiendo en el futuro.
P. ?Pero no cree usted, por ejemplo, que habr¨ªa que cambiar la Audiencia Nacional?
R. Creo que habr¨ªa que reestudiar las atribuciones de la Audiencia Nacional, por el momento, pues posee algunas que probablemente no tengan por qu¨¦ corresponderla. Pero hay determinados tipos de delitos que afectan a la seguridad del Estado que no son delitos que puedan ser contemplados por un tribunal com¨²n.
P. ?Y las prisiones? ?Mantendr¨¢ las de alta seguridad, como Herrera de la Mancha?
R. No tengo suficientes datos como para dar una opini¨®n seria sobre ese tema en este momento. Cuando tenga un informe que he pedido sobre ello,y todos los datos en la mano, dar¨¦ mi opini¨®n. Ahora lo que s¨ª puedo decir es que la situaci¨®n general en las prisiones tiene que cambiar con rapidez. El punto de equilibrio sigue siendo el mantenimiento de un concepto de seguridad que no est¨¦ desligado del concepto de paz ciudadana y que trascienda el puro de orden p¨²blico.
P. ?Es usted optimista o pesimista respecto a la pr¨®xima evoluci¨®n del terrorismo? ?Qu¨¦ significa la oferta de di¨¢logo hecha en el debate de investidura?
R. No quiero que se me entienda mal. Y si lo que se entiende es que estoy haciendo una oferta de di¨¢logo con quien mantiene acciones violentas, se me est¨¢ entendiendo mal. Para m¨ª s¨®lo cabe un di¨¢logo, el que marca el l¨ªmite de la Constituci¨®n, sea quien sea quien est¨¦ en condiciones de hablar o de dialogar. Y ese l¨ªmite no s¨®lo es un l¨ªmite que tengo por obligaci¨®n, sino que creo que de ¨¦l depende el que en Espa?a haya un sistema de libertades. Me gustar¨ªa que incluso cuando se habla del acatamiento de la Constituci¨®n se piense que hay un grado m¨¢s que el acatamiento, que es la convicci¨®n de que la Constituci¨®n es la base sobre la que se construye este proyecto hist¨®rico: es acatamiento y defensa. Dentro de la Constituci¨®n caben posiciones en toda la gama del pluralismo democr¨¢tico y de las libertades que puedan darse. Lo que no cabe es la violencia contra la Constituci¨®n. Caben actitudes pol¨ªticas, l¨®gicamente, de reforma del propio texto constitucional, que tendr¨¢ o no el apoyo popular. Despu¨¦s me pregunta si soy optimista o no. En t¨¦rminos hist¨®ricos, lo soy. No creo que con la violencia se acabe en un d¨ªa ni en dos. Pero tengo la confianza y la esperanza de que los violentos comprendan que es la suya una v¨ªa ciega.
P. El parlamentario socialista Damborenea ha dicho que hay una parte aceptable en la alternativa KAS. ?Es esa tambi¨¦n su opinion?.
R. Recuerdo una publicaci¨®n reciente en la que se anunciaba el programa del Partido Socialista contra el terrorismo. Hab¨ªa una serie de medidas enumeradas. Yo me enter¨¦ de aquello por la publicaci¨®n, y el programa no se correspond¨ªa con ninguno de los documentos manejados por el partido, pero cuando vi los diez puntos que se expon¨ªan, pens¨¦ que tres, o cuatro, o cinco, no s¨¦ cu¨¢ntos, eran asumibles en un programa de lucha contra la violencia y el terrorismo. Me imagino que esa es la misma direcci¨®n de la reflexi¨®n que ha hecho este parlamentario socialista vasco. Dentro de la Constituci¨®n, por m¨¦todos no violentos, se puede defender la posici¨®n que se quiera, y uno puede ir a las elecciones diciendo que su plataforma es la autodeterminaci¨®n. Muy bien, el respaldo popular que tenga, ser¨¢ el que tenga, yo no tengo por qu¨¦ negarle el derecho a que diga eso, si no actua violentamente contra el orden constitucional. Pero me gustar¨ªa aclarar que la unidad de Espa?a no es para mi cuestionable.
P. Hay otros derechos. La objeci¨®n de conciencia, por ejemplo. ?Piensa regularla en una ley?
R. No creo que sea una prioridad nacional el tema, pero hay que abordarlo. A m¨ª me preocupa, sin embargo, que el Gobierno defina su pol¨ªtica por la cantidad de proyectos de ley que lleva. Cuando me ped¨ªan un calendario legislativo en la investidura, yo ten¨ªa uno que no quer¨ªa enumerar. Hab¨ªa 150 proyectos de ley, y yo empec¨¦ a pensar mentalmente: 150 proyectos de ley llenan una legislatura entera dedicada s¨®lo a la producci¨®n legislativa.
P. Se le ha criticado al PSOE su misoginia pol¨ªtica, su escasa atenci¨®n a la problem¨¢tica de la liberaci¨®n de la mujer.
R. Es una cr¨ªtica relativamente justificada. La sociedad espa?ola sigue siendo bastante machista (pero no m¨¢s que otras de nuestro entorno europeo) y los partidos pol¨ªticos no han sido capaces de asumir con rigor la cuesti¨®n. He dicho que era relativamente justa, porque el PSOE es el partido con representaci¨®n social s¨®lida que m¨¢s esperanzas abre a la igualdad de trato de la mujer y del hombre. Reconozco, pues, la carencia y afirmo la esperanza.
P. Y por ¨²ltimo, ?c¨®mo son sus relaciones con la Iglesia cat¨®lica? ?No prev¨¦ choques con motivo de las leyes de ense?anza?
R. Para ser lo ¨²ltimo que se pregunta, convendr¨ªa decir que el contenido de la doble pregunta casi llenar¨ªa una entrevista.
Siendo breve, debo afirmar que las relaciones son buenas. Y que gran parte de la Iglesia podr¨ªa identificarse con un programa socio-econ¨®mico como el nuestro, que trata de combatir injusticias y desigualdades sociales, y que el tema de la ense?anza no va a constituir un serio obst¨¢culo para el entendimiento, porque nuestra posici¨®n, como se ha visto en la investidura, no es contestada seriamente por nadie.
Yo admito el car¨¢cter de prestaci¨®n de servicio a la sociedad de la escuela privada, y s¨®lo deseo que se respete la Constituci¨®n sin establecer discriminaciones de ning¨²n tipo.
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