Los 'siete grandes' estudian la posibilidad de limitar solidariamente la remumeraci¨®n de los dep¨®sitos bancarios
En la pr¨®xima reuni¨®n que los consejeros delegados de los principales bancos nacionales mantengan la pr¨®xima semana se volver¨¢ a estudiar la proposici¨®n que uno de ellos realiz¨® hace apenas diez d¨ªas para lograr un pacto entre caballeros por el cual se comprometan todos los bancos a no pagar por los dep¨®sitos de clientes por encima de unos m¨¢ximos fijados entre todos. Aunque en el momento en que se hizo tal propuesta algunos de los presentes consideraron poco menos que imposible su materializaci¨®n a la luz de situaciones similares anteriores, en la actualidad se ha despejado bastante el camino y es probable que se formalice alg¨²n tipo de acuerdo.
Las razones que se aducen para pensar en la posibilidad de un acuerdo duradero, y no como los alcanzados anteriormente, que ten¨ªan eficacia durante un per¨ªodo de tiempo y luego eran olvidados, se centran especialmente en la propia situaci¨®n del sector financiero, a la luz del an¨¢lisis de los resultados logrados en los nueve primeros meses del a?o y de las consecuencias sacadas por los presidentes de los ocho grandes bancos tras la comida con el ministro de Econom¨ªa y Hacienda.Del estudio de los resultados de los tres primeros trimestres del a?o para el conjunto de la banca se observa un estrechamiento importante en el margen financiero de las entidades, consecuencia de una ca¨ªda importante en el nivel de solvencia de los pr¨¦stamos concedidos y de un encarecimiento sustancial de la remuneraci¨®n del pasivo. As¨ª, se afirma en c¨ªrculos bancarios, no s¨®lo se ha producido una traslaci¨®n de dep¨®sitos desde cuentas a la vista o de ahorro a imposiciones a plazos sino que, tambi¨¦n, ha crecido el precio del pasivo en cada plazo en relaci¨®n al a?o anterior.
Ello produce, en consecuencia, un estrechamiento del margen financiero que est¨¢ siendo solapado mediante una provisi¨®n para morosos y fallidos por debajo de la realizada en el mismo per¨ªodo de hace un a?o para presentar unos resultados antes de impuestos m¨¢s altos que los de 1981. Por ello, la AEB, patronal del sector, al tiempo que negaba mediante un comunicado p¨²blico que hubieran hecho cualquier tipo de petici¨®n al Gobierno para que se Iimitaran por decreto los dividendos a repartir por el ejercicio actual, recordaba la necesidad de actuar con prudencia y el poder del Banco de Espa?a para establecer topes de los mismos.
En c¨ªrculos financieros se espera que en el cuarto trimestre del a?o los bancos se pongan al d¨ªa en cuanto al nivel de provisiones para morosos y fallidos en relaci¨®n a las efectuadas el a?o pasado y al agravamiento de la crisis habida durante 1982, lo que deber¨ªa producir como consecuencia que los resultados generales del sector financiero, con las excepciones pertinentes, fueran inferiores a los de 1981. "No hay que olvidar, se dice en estos c¨ªrculos, que este a?o ha sido peor que el anterior y ello debe reflejarse en los resultados".
La financiaci¨®n del d¨¦ficit
Ello no quiere decir, contin¨²an estas mismas fuentes, que los dividendos -parte de los resultados que se reparte entre los accionistas- tengan que ser menores que los del a?o pasado ya que se puede destinar una menor cantidad de lo ganado a reservas para as¨ª mantener el nivel de dividendos. Pero, en cualquier caso, se estima, marcar¨¢ el primer aviso de la banca a la sociedad sobre el cambio de tendencia en el negocio bancario que puede ampliarse en el pr¨®ximo ejercicio.Las f¨®rmulas que el Estado adopte para financiar el d¨¦ficit del sector p¨²blico constituyen la piedra de toque para que el pacto entre caballeros sobre el coste del pasivo tenga alguna virtualidad. Los bancos consideran pr¨¢cticamente imprescindible para defender el margen financiero lograr este compromiso y no creen que tenga posibilidad de funcionar si la Administraci¨®n no introduce mecanismos que hagan m¨¢s barata esta financiaci¨®n del d¨¦ficit.
La primera de las adoptadas por el Gobierno, la elevaci¨®n del coeficiente de caja de bancos y cajas de ahorro, significa para el Estado un ahorro cifrado en 25.000 millones de pesetas, que es lo que tendr¨ªa que pagar el Tesoro por los intereses de la deuda p¨²blica o los certificados de regulaci¨®n monetaria (CRM) para obtener esos 150.000 millones que ha drenado del sistema financiero sin coste. Pero, medidas de este tipo, se dice en c¨ªrculos financieros, no pueden tener continuidad a menos que se quiera reducir a cero los beneficios de la banca.
En principio, parece que se ha aceptado la elevaci¨®n del coeficiente como la contribuci¨®n de la banca al reconocimiento del empobrecimiento de la econom¨ªa espa?ola. Pero, seguir por esta v¨ªa ser¨ªa aceptar que s¨®lo este sector pagar¨ªa la crisis. Como quiera que el ministro de Econom¨ªa y Hacienda dej¨® claro que no habr¨ªa contrapartidas a la decisi¨®n tomada, aunque se sigue afirmando que se est¨¢ estudiando toda la pol¨ªtica de coeficientes y que es posible que dentro del coeficiente de inversi¨®n de la banca se computen inversiones realizadas dentro del sector privado, se considera que la repercusi¨®n deber¨¢ ir por otro lado.
Esta nueva v¨ªa podr¨ªa ir por el reconocimiento por parte del Estado de que las emisiones de pagar¨¦s del Tesoro, o deuda a corto plazo, se han ¨ªdo colocando mal y a unos tipos de inter¨¦s demasiado elevados que lo ¨²nico que han hecho ha sido presionar al alza en los tipos de pasivo de la banca y cajas de ahorro. As¨ª, si el Gobierno se decidiera por salir durante 1983 al mercado en busca de recursos a tipos de inter¨¦s m¨¢s bajos que los de 1982 -lo que viene ayudado por la ca¨ªda de los tipos en los mercados internacionales-, se dar¨ªa el primer paso para que la banca pudiera intentar recuperar parte de su margen financiero a trav¨¦s del pacto para no remunerar los dep¨®sitos por encima de cantidades prefijadas.
Esta reducci¨®n en los tipos de la deuda y de los pagar¨¦s, incluso de los CRM, podr¨ªa venir acompaf¨ªada de alg¨²n tipo de gesto por parte de la banca en el sentido de comprometerse a asegurar las emisiones, como lo hizo en ejercicios anteriores, pr¨¢ctica que se rompi¨® en 1982 ante los enfrentamientos pol¨ªticos que se produjeron entre la Administraci¨®n y la banca.
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