Un Haydn dudoso, pero muy bello

Un director invitado, el polaco-israel¨ª Gabriel Schmura, y un solista de la casa, el obo¨ªsta Angel Beria¨ªn, constituyeron los polos de atracci¨®n del ¨²ltimo programa interpretado por la Orquesta Nacional antes de la pausa navide?a.Beria¨ªn, riojano y formado en Madrid con el inolvidable Servando Serrano, es un solista de oboe y corno de gran seguridad t¨¦cnica y l¨ªnea musical austeramente expresiva. Esto y su inter¨¦s por ofrecer partituras poco o nada escuchadas le llev¨® a interpretar un Concierto en do mayor, presuntamente de Haydn. En breve s¨ªntesis, Antonio Gallego recuerda las dudas de Hoboken sobre la autenticidad haydiana de la obra, que muy bien podr¨ªa tratarse de un trabajo de taller, condici¨®n que, por cierto, se recibe con mayor desconfianza en el campo de la m¨²sica que en el de la pintura, sin que sepamos bien por qu¨¦.

La verdad es que el concierto escuchado ahora est¨¢ excelentemente escrito dentro de un estilo galante al que Haydn dedicara buena parte de su invenci¨®n. Beria¨ªn toc¨® admirablemente, sin que puedan justificarse esas diferencias que algunos establecen entre concertista y profesor que, un d¨ªa, sale de las filas de su orquesta. No. Angel Beria¨ªn es todo un concertista, y si forma parte de la Nacional, mejor para ella.

Conocida la personalidad de Schmura, su agilidad conceptual y t¨¦cnica, la amplitud de criterio, tanto en el sinfonismo como en la ¨®pera y la justificada brillantez de su carrera, s¨®lo a escasez de ensayos puede achacarse que la Leonora 3 tuviera una tan endeble lectura y que no luciera enteramente la diamantina y po¨¦tica visi¨®n que Schmura posee del Concierto para orquesta, de Bela Bartok.