Un an¨®nimo b¨²lgaro
residente en Italia se ha aprovechado de la burocracia y de las autoridades italianas y sovi¨¦ticas para estafar 16.000 d¨®lares durante el pasado a?o con un timo muy original: escribir una carta semanal a un disidente sovi¨¦tico. Seg¨²n el b¨²lgaro, que no desea revelar su nombre a la Prensa italiana que cuenta la historia, asegura cada carta por cuatro d¨®lares. Como los disidentes sovi¨¦ticos no reciben correspondencia del exterior, el astuto b¨²lgaro acude al mes del env¨ªo a la oficina de correos de Roma para exigir la prima del seguro: trescientos d¨®lares. All¨ª, ante la imposibilidad de demostrar con el tradicional billete firmado por el destinatario que la carta lleg¨® a su destino, le pagan religiosamente. O, m¨¢s bien, y aqu¨ª viene la curiosidad, son los sovi¨¦ticos los que pagan, ya que se les pasa la factura, y como no quieren ser expulsados del sindicato internacional de correos y tel¨¦grafos, la abonan en seguida.
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