La droga
Uno de los problemas nacionales que debe contemplar la nueva Administraci¨®n es el de la droga. Con el cuarenta?ismo, la droga era mala por principio, como el aborto, el divorcio y el catal¨¢n. Hoy sabemos que todas esas realidades forman parte de la rica e inagotable realidad.Los j¨®venes delincuentes entran en la farmacia con una receta que "se ve que es falsa desde la puerta", como dice la farmac¨¦utica. Exigen una caja de anfetas, que tiene veinte pastillas, y se toman diez cada uno, all¨ª mismo, sobre la marcha, en el mostrador, pidiendo un vaso de agua a la dependienta. Luego se van y no se sabe qu¨¦. Se sabe, s¨ª, que con la marcha de la sobredosis atracan un banco, violan a una enferma, asaltan a una enfermera (a la m¨ªa la asaltan mucho) o cascan un coche y prolongan en ¨¦l el fin de semana hasta que se acaba la gasolina o se acaban los ¨¢rboles de la carretera: suelen estrellarse contra el ¨²ltimo. Una moral hip¨®crita y heredada permite drogar al viejo mediante acreditados tratamientos, drogar a la parturienta (el parto sin dolor t¨¦cnicamente no existe, seg¨²n la medicina verit¨¦), drogar a cualquiera cl¨ªnicamente, siempre que pague, y proh¨ªbe o ignora las necesidades relajantes o estimulantes del que trabaja, estudia o medita sobre el ser-en s¨ª-para s¨ª. A los lumpem chinos se les drogaba con opio antes de la revoluci¨®n de Mao (el opio del pueblo era precisamente el opio), y a los lumpem espa?oles, con "el vino amargo de las tabernas", que m¨¢s o menos dijera Machado. El alcohol es droga dura, y nuestro lumpemproletariat no ha tenido durante siglos otro trance espiritual que las apariciones del vino (la Virgen s¨®lo se aparece a ganadores del Nadal, seg¨²n declaraci¨®n de parte, y no a todos, que yo lo gan¨¦ y no se me ha aparecido nunca nadie, salvo el editor, que ya no es virgen).
De la cafiaspirina al pico, del optalid¨®n al porro, del tabaco al "pelotazo/whisky", somos una sociedad dopada, en el deporte, el trabajo, la cireaci¨®n y el amor, lo cual tanipoco resulta nuevo, pues que el Renacimiento es puro doping, o la Edad Media (Bosco, alucinatorio) y la alquimia no es sino la sublimaci¨®n del endrogue o la brujer¨ªa, de larga her¨¢ldica femenina, que tiene su ¨²ltima brujita en Olvido/Alaska/ex Pegamoide.
La droga suele ser tambi¨¦n un instrumento de dominaci¨®n, como los que sabemos, y eso tiene que corregirlo un Gobierno regeneracionista. La droga puede ser un instrumento de felicidad o creatividad, y eso tambi¨¦n tiene que reordenarlo la ley, m¨¢xime cuando detr¨¢s hay una logia de traficantes del porro multinacional, que aqu¨ª es que seguimos moralizando con el sexo o contra el sexo, que al fin y al cabo es instrumento natural de liberaci¨®n, ¨²ltimo refugio de la libertad y la inismidad.
Se habla mucho del aborto salvaje, en la derecha, como se habla de dinero salvaje, en la izquierda. A todos nos, parece salvaje la civilidad de los otros. No se habla de la droga salvaje, que es la que hoy vive Espa?a, y que no se modera ignor¨¢ndola. o prohibi¨¦ndola, sino contando con ella como una cultura m¨¢s de las que florecen en la ecolog¨ªa inversa de lo que rechazamos porque no lo conocemos. (En mi inminente Diccionario cheli reflexiono un poco sobre la droga como cultutra y la cultura como droga.)
Los nevaditos de Mart¨ªn Villa ignoraron el porro cuarenta a?os, mientras legislaban a golpe de co?ac, cosa de hombres. Felipe Gonz¨¢lez est¨¢ queriendo barrer la casa y reordenar el mundo peque?oburgu¨¦s que nos dej¨® el peque?ofranquismo. Las realidades extraburguesas (sexo marginal, droga, violencia gratuita) parece que se nos escapan un poco. No hay c¨®mo entrarles. He hecho reciente columna de los inteligentes tanteos de Pilar Mir¨® sobre cine porno. Estos nietos del institucionismo hay vicios que ni siquiera conocen. Les falta un ministro golfo.
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