Margaret Thatcher y su Gabinete salen indemnes del informe Franks sobre su responsabilidad en la guerra de las Malvinas
La primera ministra Margaret Thatcher debe ser absuelta de cualquier responsabilidad en el inicio de la guerra de Las Malvinas, seg¨²n el informe elaborado por la comisi¨®n Franks, encargada de dilucidar si el conflicto hubiera podido ser evitado con una actuaci¨®n m¨¢s r¨¢pida e Inteligente del Gobierno conservador brit¨¢nico.
El informe, elaborado por una comisi¨®n independiente presidida por lord Franks, ser¨¢ conocido en la C¨¢mara de los Comunes ma?ana, martes, pero, pese al espeso secreto que ha rodeado su redacci¨®n, las l¨ªneas maestras fueron publicadas ayer, domingo.Los miembros de la comisi¨®n han necesitado seis meses y una informaci¨®n ingente para elaborar 112 folios, con trescientos p¨¢rrafos. El informe, que se centra en los d¨ªas que precedieron a la invasi¨®n argentina de las islas Malvinas, ocurrida el 2 de abril de 1982 est¨¢ redactado con una cuidadosa terminolog¨ªa y se muestra cr¨ªtico, m¨¢s que con personalidades concretas, con el funcionamiento estructural de distintos servicios. Se espera, sin embargo, que la oposi ci¨®n laborista desencadene un duro debate parlamentario sobre el papel de la primera ministra. Al margen de otras consideraciones s¨ª Margaret Thatcher sale limpia del debate sobre el informe Franks, lo que parece posible, nadie po dr¨¢ pararla en su carrera para ga nar unas nuevas elecciones.
Las cr¨ªticas, que, seg¨²n el diario conservador The Times, son juiciosas y bien repartidas, no se ensa?an tampoco con el antiguo ministro de Asuntos Exteriores, lord Carrington, que dimiti¨® al iniciarse la guerra. La. lista de malas interpretaciones y, lentas reacciones parece ser larga, pero los miembros de la comisi¨®n Franks llegan a la conclusi¨®n de que, aunque margaret Thatcher hubiera decidido enviar antes al Atl¨¢ntico sur fuerzas militares, como hizo en 1977 su colega James Callagham, en otro momento de crisis, este, gesto dificilmente hubiera podido disuadir a los argentinos de sus planes. De hecho, parece que en 1977 el env¨ªo de esta mini fuerza no influy¨® en el aplacamiento de las iras argentinas, porque el Gobierno de Buenos Aires no lleg¨® siquiera a enterarse de la presencia de refuerzos brit¨¢nicos.
Parece, sin embargo, que la oposici¨®n intentar¨¢ que las cr¨ªticas hacia lord Carrington se dirijan hacia la primera ministra, puesto que es ella quien preside el comit¨¦ de Ultramar y Defensa, que no supo interpretar las se?ales que enviaba Argentina ni los informes del servicio de inteligencia.
Errores malinterpretados
El informe Franks se?ala una serie de errores que pudieron ser malinterpretados por los argentinos. Unos fueron cometidos en los d¨ªas previos a la invasi¨®n, como la retirada del buque Endurance, pero otros son m¨¢s antiguos, como la no concesi¨®n de la plena nacionalidad brit¨¢nica a los habitantes de las Malvinas, lo que es culpa del Parlamento. El informe atacar¨¢ tambi¨¦n la actitud de la C¨¢mara de los Comunes cuando en diciembre de 1980 el ministro de Estado Nicholas Ridley intent¨® sondear la posibilidad de negociar la soberan¨ªa de las islas y se encontr¨® con una tormenta furiosa. A partir de ese momento, subraya el diario The Observer, la pol¨ªtica brit¨¢nica respecto a Las M¨¢lvinas se encontr¨® en un callej¨®n sin salida.
Te¨®ricamente, el informe parte de datos potencialmente explosivos: en enero de 1981 el capit¨¢n del Endurance, fondeado en Port Stanley, hizo un informe sobre la belicosidad de los argentinos, que no lleg¨® nunca a los o¨ªdos del ministro. El 5 de marzo de 1982, el Ministerio de Asuntos Exteriores examin¨® el cambio de esp¨ªritu que se hab¨ªa producido en Argentina y solicit¨® que el Endurance no fuera retirado. El 8 de ese mismo mes, el Ministerio de Defensa analiz¨® la situaci¨®n, pero no tom¨® ninguna decisi¨®n particular. Once d¨ªas m¨¢s tarde, un industrial argentino deserribarc¨® en South Georgia, cerca de Las Malvinas, y el Endurance, que estaba ya de camino hacia el Reino Unido, tuvo que dar media vuelta. El comit¨¦ de inteligencia, que se reuni¨® el 24, no adopt¨® tampoco ninguna decisi¨®n, pese a los informes de los agentes destacados en Argentina. Dos d¨ªas despu¨¦s el Ej¨¦rcito argentino desembarc¨® en South Georgia, sin que tampoco en ese momento, ni 48 horas despu¨¦s, cuando ya se supo que Buenos Aires rehusaba negociar sobre esta isla, dicho comit¨¦ fuera capaz,de predecir lo que iba a pasar. S¨®lo el 29 Margaret Thatcher, de vuelta de un viaje a Bruselas, pas¨® por encima de otras consideraciones diploni¨¢ticas y decidi¨® enviar submarinos a la zona. Tardar¨ªan diez d¨ªas en llegar.
Durante todo ese tiempo hubo una intensa actividad diplom¨¢tica, entre otras cosas, al parecer, una carta de Margaret Thatcher al general Galtieri, pero no se?ales serias de que el Reino Unido estaba dispuesto a emplear la fuerza para mantener sus posiciones en el Atl¨¢ntico sur.
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