?Qu¨¦ pasa en la siderurgia?
En mayo de 1981, el Gobierno de UCD, las empresas (Altos Hornos de Vizcaya, Altos Hornos del Meditarr¨¢neo y Ensidesa) y los sindicatos CC OO y UGT alcanzaban un acuerdo sobre la reconversi¨®n sider¨²rgica. Atr¨¢s quedaban las locas previsiones del desarrollismo y varios a?os de no tomar las decisiones urgentes que se reclamaban.En esencia, los acuerdos supon¨ªan una serie de esfuerzos de los trabajadores (excedentes de plantilla a absorber mediante jubilaciones, movilidad interna, contenci¨®n salarial) a cambio de renuncia a los despidos motivados por la reconversi¨®n, compromiso de realizaci¨®n de inversiones b¨¢sicas (dos acer¨ªas y un tren de bandas en caliente) y complementarias, garant¨ªa de mantenimiento de las tres siderurgias como integrales.
En aquellos d¨ªas pas¨® por acuerdo de reconver¨ªsi¨®n modelo, en el que se confiaba para consolidar econ¨®mica e industrialmente un sector estrat¨¦gico.
El cumplimiento de este acuerdo ha sido desigual. La parte de los trabajadores ha sido cumplida: las plantillas se han reducido en 4.700 trabajadores y los convenios colectivos se firmaron en el cuadro de lo acordado. Sin embargo, no se han cumplido ?las previsiones financieras y, sobre todo, no se han comenzado las inversiones en el plazo previsto, es decir, antes de terminar el a?o 1982.
?Una 'nueva' pol¨ªtica industrial?
El Gobierno anuncia el cierre de la cabecera de Altos Hornos del Meditarr¨¢neo (Sagunto). Pretende reducir las plantillas de las empresas entre 9.000 y 11.000 trabajadores. Declara que se aplaza indefinidamente la instalaci¨®n del tren de han das en caliente (TBC).Se le pregunta al Gobierno si tiene intenci¨®n de cumplir el acuerdo sider¨²rgico y contesta que s¨ª en lo que supone de intenci¨®n de sanear las empresas. Evidente mente, no en lo que se refiere al resto. Miles de sider¨²rgicos fueron a la huelga convocados por CC OO ante la negativa suplemen tar¨ªa a hacer avanzar el convenio colectivo de este a?o. Sagunto est¨¢ movilizado y ha conocidouna huelga general. Desde el Gobierno se dice que se est¨¢ desestabilizando. Carmen Garc¨ªa Bloise corre al Pa¨ªs Valenciano a apoyar los titubeos del presidente Lerma, ante la perplejidad de socialistas y ugetistas valencia nos, que parecen apoyar esa pretendida desestabilizaci¨®n. La raz¨®n que se da es que "hay que gobernar". Esta misma semana, el ministro de Industria expone su pol¨ªtica de reconversi¨®n sin que la oposici¨®n de derecha abra la boca.
Y, casi simult¨¢neamente, el vizconde Davignon visita Espa?a. En conversaciones con CC OO declara de modo impecable su intenci¨®n de no intervenir en la pol¨ªtica sider¨²rgica espa?ola, pero se muestra dispuesto a "darnos sus opiniones". Las opiniones de la CEE son ya conocidas: limitaci¨®n de capacidad en todos los pa¨ªses presiones indirectas a la no construcci¨®n del TEC por intereses de alguno de los pa¨ªses miembros. ?Coincidencias?
La opini¨®n p¨²blica ya conoce, adem¨¢s, las limitaciones a la exportaci¨®n sider¨²rgica espa?ola por parte de la CEE.
?Qu¨¦ hay en el fondo? A nuestro juicio, s¨®lo una cosa: la ausencia de una pol¨ªtica diferente en tomo a los sectores en crisis. Se trata s¨®lo de reducir capacidad instalada, de sanear las empresas a costa de salarios y plantillas, cuando en los ¨²ltimos a?os se han gastado muchos miles de millones en gastos financieros (en su mayor¨ªa, beneficios de la banca privada).
En este marco, la decisi¨®n pol¨ªtica de reducir Sagunt o a un taller metal¨²rgico (el tren de lamin¨¢ci¨®n en fr¨ªo) se plantea como si tal cosa.
Los trabajadores habr¨ªan luchado -lo han venido haciendocontra esta pol¨ªtica por parte de los anteriores Gobiernos. Y han conseguido unos acuerde¨ªs que, junto a sus sacrificios, les garantizan que no va a haber una cat¨¢strofe de estas dimensiones. Y cuando se asombran de que sea este Gobiern¨® el que incumple lo acordado, se dice que se desestabiliia, se dice,que.el Gobierno no se dejar¨¢ influir, por las presiones sociales.
Desde luego, Comisiones Obreras no acepta estos planteamientos. Vamos a. intentar que la racionalidad se imponga. Que se respeten los acuerdos como ¨²nica forma de progresar por la v¨ªa de la negociaci¨®n si no se quiere acabar con la poca confianza que en los acuerdos comienza a tener gran numero de trabajadores.
S¨®lo unas palabras para justificar la oportunidad, no ya sociolahoral, sino t¨¦cnica y pol¨ªtica, de cumplir los acuerdos:
- Realizar las inversiones b¨¢sicas (dos acer¨ªas y el tren de bandas en caliente) supone racionalizar las tres plantas, reducir costes al acabar con los cuellos d¨¦ botella, mantener y mejorar la actual capacidad de la siderurgia integral y, como resultado, mantener el nivel de empleo.
- Cualquier reducci¨®n dr¨¢stica de capacidad como la que propone el Gobierno (pasar¨ªamos de tener nueve millones de toneladas de producto acabados a siete millones) repercutir¨ªa a largo plazo sobre la competitividad'de la industria espa?ola en general.
- La defensa de nuestra siderurgia, como industria b¨¢sica que es, sobrepasa los puros t¨¦rminos econ¨®micos para convertirse en un problema de independencia nacional, sobre todo en v¨ªspera de la entrada de Espa?a en las Comunidades Europeas.
Y, desde luego, aunque ello rebasa la intenci¨®n y la extensi¨®n de estas l¨ªneas, no vamos a contribuir a la especie de moda: los trabajadores del lector p¨²blico son privilegiados, porque no es cierto. ?Ay del pobre bedel del Instituto de Cr¨¦dito Oficial, al que ya no saludan ni sus vecinos! Peri¨® esto ya es otro tema, como dec¨ªa, al que espero se abran pr¨®ximamente estas mismas p¨¢ginas.
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