Acuerdos con Rabat y Nuakchot firmados a espaldas de Argel
La firma del acuerdo tripartito de Madrid, el viernes 14 de noviembre de 1975, por el que Espa?a cedi¨® el Sahara occidental a Marruecos y Mauritania, cogi¨® totalmente desprevenido al r¨¦gimen argelino que, a comienzos de ese mes, hab¨ªa enviado a la capital espa?ola un grupo de estudio dirigido por el coronel Mohamed Abdel-Ghani, actual primer ministro, hombre de confianza del fallecido presidente Huari Bumedian.Bumedian, a petici¨®n del embajador argelino en Madrid, Mohamed Jellali, y por consejo del entonces ministro de Asuntos Exteriores, Abdelaziz Buteflika, insist¨ªa ante las autoridades espa?olas en que "no se traicionara la buena amistad hispano-argelina".
Abdel-Ghani estaba regularmente en contacto con Argel, a la que manten¨ªa al corriente de sus conversaciones con el entonces jefe del Gobierno, Carlos Arias, y el ministro de la Presidencia, Antonio Carro Mart¨ªnez, que le aseguraron en varias ocasiones que Espa?a no dar¨ªa ning¨²n paso en el tema sahariano sin informar previamente.
Cual no ser¨ªa su sorpresa cuando se enter¨® el mismo viernes, viendo el telediario de TVE en la residencia del embajador argelino, de la noticia de la firma del acuerdo. L¨ªvido, el coronel pronunci¨® un exabrupto y decidi¨® abandonar Madrid inmediatamente.
A su regreso a Argel, Abdel-Ghani pidi¨® que se buscase a Antonio Cubillo Ferreira, l¨ªder del Movimiento para la Autodeterminaci¨®n y la Independencia del Archipi¨¦lago Canario (MPAIAC), exiliado en la capital argelina, y d¨ªas despu¨¦s el Gobierno argelino le proporcion¨® una potente emisora de radio. Diecisiete d¨ªas despu¨¦s de la firma del acuerdo, el 2 de diciembre, Cubillo denunci¨® por las ondas "la opresi¨®n colonial" padecida por los canarios.
El 20 de diciembre de ese mismo a?o, el nuevo jefe de la diplomacia espa?ola, Jos¨¦ Mar¨ªa de Areilza, se entrevist¨® en Par¨ªs con su hom¨®logo argelino Abdelaziz Buteflika. Este, tras hacer un largo y apasionado alegato contra los acuerdos de Madrid, dijo que su dial¨¦ctica no defend¨ªa s¨®lo la causa del pueblo saharaui, sino que inclu¨ªa la protesta por el cerco de su pa¨ªs, que quedaba geogr¨¢ficamente encerrado al verse envuelto en "una frontera com¨²n de miles de kil¨®metros por un territorio hostil", compuesto por Marruecos, Mauritania y el Sahara.
Areilza sacaba como conclusi¨®n de su encuentro con Buteflika que la pol¨ªtica exterior espa?ola (y as¨ª lo informaba el 15 de marzo de 1978 ante la Comisi¨®n de Asuntos Exteriores del Congreso) "deb¨ªa buscar la armon¨ªa y el entendimiento entre los pueblos del Gran Magreb, sin exclusivismos".
Desde entonces, la Prensa oficial argelina consider¨® al MPAIAC como uno de los "interlocutores m¨¢s solventes".
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