El Rey agradeci¨® al Papa su visita a Espa?a en nombre propio y del pueblo espa?ol
"He venido para agradecer al Papa, en mi nombre, en nombre del Gobierno y de todo el pueblo espa?ol, su visita a Espa?a", dijo ayer el rey Juan Carlos I a los corresponsales espa?oles, a quienes recibi¨® en la Embajada ante la Santa Sede momentos despu¨¦s de su encuentro con Juan Pablo II. El Rey se present¨® ante los corresponsales con la Reina y sus tres hijos, el pr¨ªncipe Felipe y las infantas Elena y Cristina. Ten¨ªa que haber sido s¨®lo un saludo, pero los Reyes -que volvieron anoche a Madrid por v¨ªa a¨¦rea- se entretuvieron con gran afabilidad y sin ning¨²n formalismo con los periodistas.El Rey iba de paisano, con un traje azul, y la Reina, con un traje de chaqueta primaveral, negro y blanco.
En los palacios vaticanos hab¨ªan sido convocados por el papa Juan Pablo II, que les invit¨® a participar a su misa privada de las siete de la ma?ana. Ha sido la primera vez en la historia que toda una familia real participa privadamente en la misa de un papa en su capilla personal. Con el Papa concelebraron el sustituto de la secretar¨ªa de Estado, arzobispo Eduardo Mart¨ªnez Somalo, y el capell¨¢n del Rey. Una de las lecturas de la misa fue realizada por el embajador de Espa?a ante la Santa Sede, Joaqu¨ªn Puig de la Bellacasa, que con esta visita tan significativa de los Reyes al Papa ha cerrado, con broche de oro, su trabajo como representante espa?ol en el Vaticano d¨ªas antes de tomar posesi¨®n de su nueva embajada en Londres.
En la misa comulgaron, de manos del Papa, los Reyes y sus tres hijos. Inmediatamente despu¨¦s, Juan Pablo II invit¨® a desayunar con ¨¦l a la Familia Real. El desayuno ten¨ªa que haber durado, seg¨²n estaba previsto por el protocolo, 20 minutos, pero se alarg¨® a una hora y media. ?De qu¨¦ hablaron en todo este tiempo los Reyes y el Papa? "De temas generales", dijo don Juan Carlos en el encuentro con los periodistas. Sin embargo, en un desayuno tan largo entre un rey y un papa se puede hablar de muchas cosas. L¨®gicamente, el Rey estaba al lado del Papa, y lo normal fue, como se inform¨® a EL PAIS, que aprovecharan para decirse lo que deseaban.
Ganaron el jubileo
Despu¨¦s del desayuno, los Reyes y sus hijos visitaron, como simples peregrinos, la bas¨ªlica de San Pedro para ganar el jubileo del A?o Santo extraordinario de la Redenci¨®n. Los cinco se arrodillaron ante la Puerta Santa, a la entrada de la bas¨ªlica. La gente, al saber qui¨¦nes eran, les aplaudi¨®. Despu¨¦s, acompa?ados por el cap¨ªtulo general de la bas¨ªlica, entraron hasta el altar de la confesi¨®n, donde se habla preparado para los Reyes un reclinatorio especial. All¨ª oraron unos instantes.
Bajaron despu¨¦s a visitar las grutas vaticanas y las tumbas de san Pedro y de los ¨²ltimos papas. "Ha sido todo muy familiar, muy ¨ªntimo y muy humano", dijeron los Reyes a los corresponsales.
Lo m¨¢s significativo de todo ha sido el gesto de? Papa, que ha querido recibir con tanta familiaridad a los Reyes espa?oles. En el Vaticano alguien coment¨® ayer que lo menos que pod¨ªa significar este gesto del Papa con Juan Carlos I, de quien nadie ignora su apoyo incondicional al proceso democr¨¢tico espa?ol, es que "no existen conflictos entre el Vaticano y lo que el Rey lleva entre manos y defiende en Espa?a. Al rev¨¦s". A la pregunta: "Majestad, ?c¨®mo va Espa?a?", don Juan Carlos, con expresi¨®n jovial, respondi¨®: "Bien, marchando y trabajando".
Los Reyes tuvieron tambi¨¦n ayer la satisfacci¨®n de que el presidente de la Rep¨²blica, el anciano socialista Sandro Pertini, interrumpiera sus vacaciones en Val Gardena, en las Dolomitas, para venir a Roma y comer con la Familia Real.
"Es un hombre encantador", dijo don Juan Carlos, "y es admirable su franqueza, ya que dice siempre lo que siente, sin pelos en la lengua".
La Reina, antes de ir a comer con Pertini, intent¨® ayer por la ma?ana dar una vuelta por la famosa V¨ªa Condotti acompa?ada por la se?ora Puig de la Bellacasa. Pero el asedio de fot¨®grafos y periodistas no le permit¨ªa ni entrar en las tiendas para realizar algunas compras. En un cierto momento se dirigi¨® a los importunos y les dijo, cort¨¦s pero severa: "Ahora basta, d¨¦jenme un momento tranquila".
En Roma, la simpat¨ªa por los Reyes espa?oles qued¨® ayer, una vez m¨¢s, evidente en cada uno de sus movimientos. En cuanto los descubr¨ªan, tanto en San Pedro como en la calle, corr¨ªan detr¨¢s de ellos aplaudi¨¦ndoles.
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