C¨®mo 'reducir' la tasa de paro
ANTONIO V?ZQUEZ BARQUEROUno de los objetivos del Gobierno socialista es aumentar el n¨²mero de activos y reducir la tasa de paro de la poblaci¨®n espa?ola. Para alcanzarlo existen, al menos, dos caminos. Uno, crear nuevos puestos de trabajo y contener la destrucci¨®n de los ya existentes; otro, reflejar en las estad¨ªsticas oficiales el n¨²mero de puestos de trabajo realmente ocupados. Dado que la primera soluci¨®n -dice el autor- parece que es dif¨ªcil de lograr a corto plazo, ?por qu¨¦ no intentar la segunda?
La econom¨ªa italiana puede considerarse como la imagen de la econom¨ªa espa?ola, vista de lejos y con antelaci¨®n en el tiempo. De ah¨ª que la reflexi¨®n sobre su reciente historia sea de inapreciable valor para conocer nuestra realidad presente y futura. En temas como la tasa de actividad y paro es tambi¨¦n rica en sugerencias.La poblaci¨®n ocupada italiana, como la espa?ola, ha estado siempre por debajo de los niveles de las econom¨ªas avanzadas; es m¨¢s, entre principios de los sesenta y la crisis de los setenta, disminuyeron tanto la tasa de actividad como el n¨²mero de personas empleadas. Los ocupados pasaron de 20.515.000 en 1961, a 19.308.000 en 1972. Este hecho provoc¨® una viva discusi¨®n a finales de los a?os sesenta y principios de los setenta, que propici¨® el estudio cr¨ªtico de las cifras oficiales de la fuerza de trabajo.
La ocupaci¨®n oculta en Espa?a
Poco a poco se fue abriendo camino la idea de que los niveles de actividad reflejados en las estad¨ªsticas oficiales estaban subestimados y que, al lado de la oferta de trabajo expl¨ªcito, exist¨ªa una oferta de trabajo impl¨ªcito. La evidencia de la existencia de importantes bolsas de poblaci¨®n oculta llev¨® al Instituto de Estad¨ªstica Italiano a revisar la encuesta de poblaci¨®n activa en enero de 1977 y a reajustar las series. Como consecuencia, el ¨ªndice de actividad aument¨®; as¨ª, por ejemplo, el porcentaje de fuerza de trabajo con respecto a la poblaci¨®n total presente en 1974 pas¨® del 35,2% al 38,8% en la serie revisada.
Ninguna experiencia es id¨¦ntica, entre dos pa¨ªses, ni aun en casos como el espa?ol y el italiano, que tienen tantas cosas en com¨²n. Sin embargo, el observador medio de la realidad espa?ola se queda perplejo al reflexionar sobre los hechos que presentan las informaciones estad¨ªsticas. ?C¨®mo puede haber ca¨ªdo la tasa de actividad en m¨¢s de cuatro puntos (34% en el segundo trimestre de 1982) en los diez ¨²ltimos a?os, manteni¨¦ndose el crecimiento a?ual del PIB en el 2,5%, sin haberse producido cambios estructurales y tecnol¨®gicos significativos?. ?C¨®mo puede aceptarse que en Espa?a hubiera a mediados del a?o pasado m¨¢s de dos millones de parados, de los que al menos un tercio no recibe seguro de desempleo, ni son j¨®venes que viven con sus familias, sin que en este pa¨ªs se produzcan tensiones sociales incontrolables? Estas y otras preguntas pueden tener respuestas m¨¢s o menos sofisticadas, pero al final queda la duda de si las cifras oficiales de actividad y paro representan o no la realidad.
La econom¨ªa espa?ola ha funcionado hist¨®ricamente con un porcentaje desconocido de actividad oculta, que en los ¨²ltimos a?os parece haber aumentado. Todo el mundo conoce casos como el del jubilado que lleva contabilidades en una empresa, la estudiante o el ama de casa que trabaja una jornada larga en el servicio dom¨¦stico o en una empresa, sin darse de alta en la Seguridad Social, el peque?o agricultor que compatibiliza su actividad en el campo con la de una industria de transformaci¨®n de la madera, los funcionarios que realizan al mismo tiempo trabajos en las administraciones p¨²blicas y en la empresa privada, etc¨¦tera.
Pero hay m¨¢s. En los ¨²ltimos a?os, las investigaciones realiza das sobre econom¨ªa sumergida y sobre industrializaci¨®n en ¨¢reas no metropolitanas, muestran que una parte importante de algunas actividades han dejado de ser oficiales. En Paracuellos del Jarania, despu¨¦s de mediados de los a?os setenta, se ha producido un u?ripor tante proceso de industrializaci¨®n basado, en gran medida, en la eco nom¨ªa oculta; el ajuste de la industria textil en Barcelona se produce en gran parte de forma sumergida; m¨¢s del 40%. de la industria del calzado en Alicante se realiza por antiguos y nuevos trabajadores que oficialmente no trabajan; la industria textil en Torrox y el valle del Guadalhorce se ha desarrollado gracias al trabajo a domicilio y al cooperativismo femenino sumergido, etc¨¦tera.
Si de la poblaci¨®n activa pasamos a reflexionar sobre el paro, no tenemos m¨¢s que leer los peri¨®dicos para conocer que es muy probable que las cifras oficiales est¨¦n infladas. Algunos pol¨ªticos han se?alado repetidamente el hecho de personas que cobran el seguro de desempleo mientras est¨¢n trabajando. En las grandes ciudades no es infrecuente el hecho de que nuevos licenciados (por ejemplo, en Medicina) est¨¦n trabajando para una empresa (l¨¦ase, cl¨ªnica privada) y, al mismo tiempo, dados de alta en el paro.
Es de conocimiento com¨²n que trabajadores especializados, que han sido despedidos como consecuencia de cierres de empresas o de reajuste de plantillas, contin¨²an desarrQllando su profesi¨®n como aut¨®nomos, mientras, oficialmente, son considerados como parados.
Desdramatizar el problema del paro
Ante todos estos hechos uno tiene la impresi¨®n de que la poblaci¨®n ocupada es mayor que la registrada en las estad¨ªsticas oficiales. En el caso en que una investigaci¨®n ad hoc confirmarla esta hip¨®tesis, el cuadro social cambiar¨ªa sustancialmente y la pol¨ªtica econ¨®mica se habr¨ªa desdramatizado en gran medida. Si la cantidad de poblaci¨®n activa fuera superior a las cifras oficiales, aun aceptando las cifras de paro, ni la ca¨ªda de la tasa de actividad habr¨ªa sido tan sensible durante los a?os setenta, ni la tasa de paro ser¨ªa tan elevada. Si a ello se a?adiera que el paro real fuera menor al oficialmente rese?ado, no estar¨ªamos en el mejor de los mundos, pues seguir¨ªan existiendo parados, pero al menos los gestores de la pol¨ªtica econ¨®mica conocer¨ªan que el terreno que pisan es menos resbaladizo de lo que parece.
Si la investigaci¨®n descubriera que la subestimaci¨®n de la poblaci¨®n activa es al menos de tres puntos, como en el caso italiano, el n¨²mero de activos habr¨ªa aumentado en m¨¢s de un mill¨®n de trabajadores, cifra superior a los 800.000 puestos de trabajo prometidos por el PSOE. El partido de la oposici¨®n no aceptar¨ªa que el partido del Gobierno hubiera cumplido su programa por el simple hecho de reconstruir y ajustar la serie oficial de poblaci¨®n activa, pero no podr¨ªa por menos de agradecer que se hubiera hecho algo de luz en la cara oculta de la econom¨ªa espa?ola.
El problema queda, pues, reducido a realizar una encuesta de poblaci¨®n activa que refleje la actividad. No estar¨ªa de m¨¢s empezar encargando a una empresa privada responsable una investigaci¨®n no oficial sobre el tema. No se trata de hacer una auditor¨ªa al centro que realiza las estad¨ªsticas oficiales, sino de animar a las personas encuestadas a decir la verdad. Sin duda, los resultados har¨ªan bajar la tasa de paro en m¨¢s de cinco puntos.
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