Curro Romero encabeza la corrida inaugural de hoy en La Maestranza
"Cinco tardes para Curro". Y ¨¦sta es, una vez m¨¢s, la noticia de la feria de Sevilla ' cuyo serial taurino empieza hoy. Cada a?o, un coro de agoreros vaticina el final art¨ªstico del diestro de Camas: "Est¨¢ acabado". Pero, al siguiente, la empresa no tiene mejor asidero para sus carteles que este torero veterano, irregular y pol¨¦mico, capricho del Baratillo, orgullo de una afici¨®n singular.
El aguafuerte de sus imprevisibles actuaciones es su t¨®pico y es su gloria. Tiene una ejecutoria dibujada con garabatos y tiznones, pero cuando Saturno y Marte se gui?an, al tiempo que la mar est¨¢ en calma, la luna se despereza en crecent¨ªa y l¨¢grimas de candor fulguran el iris de un toro predestinado, se desvanecen bajo una sola pincelada de p¨²rpura. ?Es el duende! Lo juran en Sevilla y en otras partes tambi¨¦n. Aunque muchos lamentan no haber tenido oportunidad, jam¨¢s, de contemplar ni ese duende, ni esa pincelada. Un¨¢nime el mundo taurino enla opini¨®n de que para ver una buena tarde de Curro Romero hay que ir en su cuadrilla, discrepa en cuanto a la genialidad que atesora. A unos les hasta, aunque sea fugaz. Otros lo quisieran valiente y luchador.Pero entonces no ser¨ªa Curro Romero; ser¨ªa Ruiz Miguel, o quiz¨¢ Paquirri. Y ¨¦stos ya son, est¨¢n, tambi¨¦n en la feria. Aunque no para cinco tardes. Seguramente no es justo, pero es l¨®gico. A buena parte de la afici¨®n madrile?a, por ejemplo, le indigna la prirnac¨ªa de Curro en la Maestranza y toma por simple favoritismo lo que es toda una teor¨ªa del sentimiento. El toreo, que encierra arte, no se puede entender igual en Madrid que en Sevilla. Los hay empe?ados en modificar las actitudes interpretat¨ªvas de las respectivas aficiones, y, naturalmente, su prop¨®sito es un continuo fracaso. Aquello del pellizco, que Madrid admite con reservas, en Sevilla llena, y esa brega dura, dom¨ªnadora, del torero cabal con el torazo fiero, que Sevilla no demanda, en Madrid colma las exigencias de su afici¨®n.
"Todo puede pasar", es el ¨²nico vaticinio que admite la corrida del arte, la cual re¨²ne a Anto?ete, Curro Romero y Rafael de Paula, anunciada para el jueves d¨ªa 21 de abril. Es el cartel-estrella. Los M¨ªura tendr¨¢n que lidiarlos, como siempre, legionarios; en esta ocasi¨®n, Joaqu¨ªn Bernad¨® en el a?o de su despedida del toreo, Ruiz Miguel y Manili.
Hay otros carteles bien montados, para los gustos de la Maestranza, como el de esta tarde, en que tomar¨¢ la alternativa Curro Dur¨¢n, de manos de Curro Romero y con Paco Ojeda de testigo, o los de lunes y martes, confeccionados a base de Curro otra vez, Manolo V¨¢zquez, Ojeda y un Paquirri en el momento cimero de su popularidad porque ya est¨¢ en capilla para la inminente boda.
Las ganader¨ªas, en cambio, y salvando Miura, Pablo Romero o Torrestrella, pasan desapercibidas. El que llaman los taurinos toro de Sevilla es recortadito, agradable a vista de torero, con pinta de embestir y flojo. Algo verdaderamente lamentable en feria de tanto tron¨ªo y en lugar donde la ganader¨ªa de bravo abunda y se supone que sus habitantes ser¨¢n entendidos en la materia. Aunque quiz¨¢ no lo sean tanto, a pesar de todo, lo cual explicar¨ªa por qu¨¦ es posible que se lidie el toro de Sevilla sin la menor protesta, sin ning¨²n problema.
Figuras de siempre, como Manzanares y Ni?o de la Capea, no han sido contratadas para el abono, y nadie parece echarles en falta. No es razonable, por el contrario, que la empresa haya dejado fuera del cartel a un diestro del corte de Curro V¨¢zquez, que se encuentra en un espl¨¦ndido momento de madurez art¨ªstica. Claro que conviene preguntarse qui¨¦n es, en realidad, la empresa de Sevilla, la que presupuesta, contrata y reparte ganancias. Porque Diodoro Canorea es el titular (consorte); pero, al parecer, los que dec¨ªden son hombres de Pedro Bala?¨¢.
Seguramente son estos hombres, con la mirada puesta en la taquilla, los responsables de las cinco tardes de Curro, y hacen bien. Para los sevillanos, Curro, er Beti y la Macarena. Posiblemente el Ni?o de la Capea pegar¨¢ m¨¢s pases, el Athl¨¦tic marcar¨¢ m¨¢s goles y la Virgen de Montserrat ser¨¢ m¨¢s mureneta, pero les da igual y no los cambian. Esta es, desde luego, la ¨²nica raz¨®n de que Sevilla no sea Nueva York.
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