Men¨² de ripios en Zamora
Alguien anuncio al micr¨®fono que Venancio Hern¨¢ndez Claumarchirant, el querido y veterano militan te, iba a declamar unas estrofas propias. Fraga sonri¨® complacido: sin duda, se trataba de una ¨¦gloga a Zamora, o a ¨¦l mismo, sin mayores complicaciones. Los centenares de zamoranos que el s¨¢bado por la noche acudieron a la cena coloquio con el l¨ªder de AP tambi¨¦n se relajaron, esperando escuchar unos ripios inocentes.No hac¨ªa muchos minutos, en el pabell¨®n de deportes de la ciudad Fraga hab¨ªa dicho, en un alarde de ingenio, que "no se gan¨® Zamora en una hora, pero Zamora gan¨® mi coraz¨®n en un minuto". Venancio Hern¨¢ndez, decano del Colegio de Abogados, no quiso quedarse atr¨¢s. Hasta el s¨¢bado se le conoc¨ªa por sus chispeantes intervenciones en fiestas familiares, bodas y bautizos. Nadie sab¨ªa del talento pol¨ªtico del vate local, dirigente, adem¨¢s, de AP.
Pronto se disipar¨ªan todas la dudas. La beat¨ªfica sonrisa con que Fraga se dispon¨ªa a escuchar el poema se hel¨® en su rostro cuando el poeta anunci¨® que dedicar¨ªa sus primeros versos "a un pol¨ªtico" y arremeti¨®, sin citarle, contra Felipe Gonz¨¢lez (un personaje intocable en la campa?a fraguista), hablando, entre otras cosas no del todo inteligibles, de "bajada de calz¨®n ante el Reino Unido". El mismo leit otiv se repiti¨® en las estrofas siguientes, dedicadas a "alguien apellidado con nombre de torero" (Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, obviamente), quien "dej¨® a la clase media en calzoncillos".
Sin embargo, donde el decano-poeta dej¨® m¨¢s patentes las cumbres de su talento fue en los versos dedicados al "retrato de un peri¨®dico": Diario Independiente se titula / diciendo as¨ª desde el rengl¨®n primero / pues que depende, y c¨®mo, del dinero / de aquellas turbias gentes a que adula.
Llegados a este punto, Fraga, visiblemente desconcertado, dirig¨ªa miradas poco tranquilizadoras al presunto culpable de la organizaci¨®n de la reuni¨®n, el candidato a la alcald¨ªa Luis Cid. Pero Cid, lo mismo que los otros varios cientos de militantes zamoranos que acudieron a la cena, parec¨ªa enormemente divertido por la versificaci¨®n, que hab¨ªa presentado su autor como "pobtico-sat¨ªrica".
Y as¨ª, el poeta atac¨® su cuarta obra, dedicada a alguien que "tiene aire de gal¨¢n desconocido, sirvi¨® adul¨®n a muchos personajes, camisa azul y brazo levantado, lealtades jur¨¦ que ya ha olvidado, cambiando las ideas como trajes". Para que no hubiese dudas sobre el destinatario de los ingeniosos versos, Venancio Hern¨¢ndez concluy¨® sus rimas con una confusa referencia a cierto duque.
Un coro t¨ªpico, con baile y danzas, acudi¨® de inmediato a seguir amenizando la sobremesa. Diez minutos transcurrieron hasta que Fraga, con el rostro. ceniciento, se levant¨® y se despidi¨® apresuradamente, aludiendo a la necesidad de descansar. Venancio Hern¨¢ndez, que a¨²n recib¨ªa parabienes, fumaba un largo habano sabi¨¦ndose el h¨¦roe de la cena-coloquio (que jam¨¢s lleg¨® a tener coloquio).
Era la segunda vez en el d¨ªa que el l¨ªder de la oposici¨®n notaba que fallaba su infraestructura: horas antes, en Le¨®n, la organizaci¨®n local de su partido celebraba un almuerzo p¨²blico en el lujoso hostal de San Marcos, cuando Fraga confes¨¦ que ¨¦l hubiera preferido algo "m¨¢s de acuerdo con nuestro aire populista". D¨ªas antes, en Valladolid, el jefe de prensa provincial de AP tambi¨¦n puso su grano de arena para hundir la campa?a de su jefe nacional, al advertir por su cuenta a los periodistas locales que no deb¨ªan hacer preguntas relacionadas con el caso Almir¨®n, "porque la conferencia de prensa, entonces, durar¨ªa un minuto".
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