Luis Fern¨¢ndez, labrador asturiano
El primer espa?ol con pensi¨®n de viudedad
En Espa?a hay 100.000 viudos sin pensi¨®n y ha sido Luis Fern¨¢ndez, de 62 a?os, vecino de un peque?o pueblo asturiano, el primero que la ha conseguido. Su hijo, Juan Luis, a¨²n soltero a los 30 a?os, "porque no es f¨¢cil encontrar una moza en las discotecas que sepa orde?ar", fue quien inici¨® todo el tinglado despu¨¦s de que un d¨ªa leyese en la Constituci¨®n que todos los espa?oles son iguales ante la ley. A ra¨ªz de aqu¨¦llo se puso en contacto con un abogado y consigui¨® para su padre lo que para ¨¦l era simplemente una cuesti¨®n de pura justicia.
Luis Fern¨¢ndez es un experto en fermentar buena sidra sin qu¨ªmica, seg¨²n asegura mientras ofrece, con un car¨¢cter extrovertido y abierto, una botella y echa el primer cul¨ªn. Hasta que la Magistratura de Trabajo n¨²mero 2 de Gij¨®n le convirti¨® en un labrador famoso, porque le concedi¨® por primera vez la pensi¨®n de viudedad por el fallecimiento de su mujer, hab¨ªa llevado una vida sin demasiados sobresaltos en su caser¨ªo. "En realidad, deber¨ªan darme m¨¢s de esas 12.000 o 13.000 pesetas, a las que al parecer tengo derecho, por el revuelo que se arm¨® por la sentencia", comenta ir¨®nico este asturiano que ha dedicado la mayor parte de su vida a cuidar sus tierras, su ganado y esmerarse en el cultivo de las manzanas para la sidra que ofrece orgulloso al viajero. No en vano ha residido siempre en San Justo, un pueblo diseminado, profusamente verde, en el que se siente la cercan¨ªa del mar aunque no se ve. San Justo se encuentra en las proximidades de Villaviciosa, que lleva la fama de tener las mejores pomaradas (fincas dedicadas al cultivo de la manzana), que dan lugar a la sidra m¨¢s apetecible.La mujer de Luis Fern¨¢ndez, Benjamina Callado Fresno, falleci¨® el 16 de junio de 1982, a los 62 a?os, en su casa de San Justo, tras un largo per¨ªodo de enfermedad y dos operaciones. Ten¨ªa un c¨¢ncer de mama. "Mi esposa ven¨ªa pagando a la Seguridad Social todos los meses, pero fue operada con mi seguro las dos veces, pese a que protestamos". Juan Luis, el ¨²nico hijo del matrimonio, fue en gran medida el art¨ªfice de la reclamaci¨®n, que surti¨® efecto cuando la magistratura gijonesa les dio la raz¨®n el 21 de abril pasado. Juan Luis trabaja la tierra junto con su padre y vive en la misma casa. "M¨ª madre falleci¨® cuando a¨²n est¨¢bamos con el problema de los seguros. A m¨ª se me ocurri¨®, porque leo mucho, que el art¨ªculo 14 de la Constituci¨®n espa?ola suprim¨ªa todas las desigualdades. Se lo coment¨¦ al abogado, y aunque aqu¨ª, en la c¨¢mara agraria, y despu¨¦s, en las ventanillas de la Seguridad Social, nos dijeron que no hab¨ªa ninguna posibilidad de cobrar la pensi¨®n, seguimos y llevamos el caso a magistratura. Ahora nos alegramos por todos los que pueden beneficiarse de este cambio, que deben ser muchos labradores como nosotros".
Juan Luis se queja amargamente del exceso de ventanillas y de tr¨¢mites que tuvieron que soportar, "y no s¨®lo en este caso; parece que intentan cansarnos pas¨¢ndonos de aqu¨ª para all¨¢ con el fin de que renunciemos a nuestros derechos", antes de asegurar que a¨²n tiene otro pleito pendiente con la Seguridad Social "porque creo que deben abonarnos los viajes que hicimos con mi madre, desde el pueblo a Oviedo, para que se pudiera curar".
Tanto Luis como su hijo aseguran no tener m¨¢s conocimientos que los elementales y lo que la vida les ha proporcionado, pero han suplido todas las universidades. con una inteligencia despierta, natural, y una cierta retranca muy propia de quienes se han entregado por entero al campo, aunque de ¨¦ste del que dependen no pueden quejarse: "Esto de cuidar las vacas y las labores del campo, en general, da pocas satisfacciones; es bastante m¨¢s duro de lo que parece". Tanto que Juan Luis no se ha casado a¨²n "porque no es f¨¢cil encontrar mozas en las discotecas que sepan orde?ar".
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