El Estado puede ahorrar este a?o 20.000 millones de pesetas por el cambio en la financiaci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico
Unos 20.000 millones de pesetas puede ahorrar el Estado durante el presente a?o por el cambio en el sistema de financiaci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico, consistente en sustituir el recurso al Banco de Espa?a por deuda a corto plazo, seg¨²n medios financieros. Al margen de esta reducci¨®n -que se sumar¨ªa a otros 30.000 millones de pesetas de menor coste de la pol¨ªtica monetaria generado por las dos ¨²ltimas elevaciones de coeficientes para bancos y cajas-, los intereses de la deuda estatal acumulada subir¨¢n desde 83.891 millones de 1982 a 188.494 millones previstos para este a?o. Sin embargo, para no perturbar el mercado y no desequilibrar los resultados de las entidades de cr¨¦dito, dicho ahorro ser¨¢ amortiguado en parte.
En varias reuniones mantenidas con empresarios, el presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de la Banca Privada (AEB), Rafael Termes, ha calificado la medida como "un cambio enorme en cuanto a la financiaci¨®n del d¨¦ficit y su coste.La variaci¨®n prevista consiste en emitir deuda p¨²blica a corto plazo por valor de 650.000 millones de pesetas, lo que, te¨®ricamente, habr¨¢ de reducir en igual cuant¨ªa la colocaci¨®n de certificados de regulaci¨®n monetaria entre las entidades financieras para que el recurso del Tesoro al Banco de Espa?a no aumente la masa monetaria.
Con la deuda a corto, el Estado recurre directamente a los ahorradores, mientras que con los certificados de regulaci¨®n son fundamentalmente los bancos y cajas de ahorro quienes ponen el dinero que han captado entre su p¨²blico. La diferencia de coste para el Estado entre uno y otro camino ser¨¢ de tres o cuatro puntos, seg¨²n estimaciones del propio Rafael Termes.
Objetivo demorado
Mientras que los certificados de regulaci¨®n monetaria colocados por el Banco de Espa?a entre las entidades que acceden al mercado monetario tendr¨¢n este a?o tipos de inter¨¦s que oscilar¨¢n entre el 18% y el 20%, la deuda a corto plazo emitida en forma de pagar¨¦s del Tesoro se situar¨¢ entre el 14% y el 15%.Por eso, durante los ¨²ltimos a?os la banca ha tratado de impedir mediante diversas v¨ªas -entre ellas, la monopolizaci¨®n de la demanda- esta competencia incipiente, apoyada, sobre todo, en la fuerza que le da su red comercial.
En principio, el objetivo declarado por la Administraci¨®n p¨²blica en diversos documentos de trabajo es llegar a sustituir en un futuro los certificados de regulaci¨®n monetaria (antes bonos del Tesoro y certificados de dep¨®sito en el Banco de Espa?a) por las emisiones de deuda p¨²blica a corto plazo. El saldo de dichos certificados lleg¨® a rozar a finales de febrero pasado el bill¨®n y medio de pesetas, con tipos de inter¨¦s crecientes, respecto a la media del 15,8% registrada a lo largo de 1982.
Por las mismas fechas, los pagar¨¦s del Tesoro superaban los 300.00¨® millones de pesetas, con aumento de 200.000 millones en el primer trimestre, aunque la estrategia de la banca se basa en quedarse con ellos y, en todo caso, recolocarlos entre su clientela, como ha hecho siempre con la deuda p¨²blica a medio y largo plazo.
De acuerdo con aquel objetivo, el Gobierno ha previsto financiar este a?o el d¨¦ficit estatal de 1,11 billones de pesetas con 650.000 millones de deuda a corto, 240.000 millones de deuda p¨²blica -a medio y largo plazo, 140.000 millones con pr¨¦stamos del exterior y 81.196 millones con recurso al Banco de Espa?a (¨¦ste super¨® los 600.000 millones en 1982).
Las previsiones de d¨¦ficit total de las administraciones p¨²blicas son mayores, y fuentes privadas y de la Administraci¨®n coinciden en que se aproximar¨¢ a 1,4 billones (6% del producto interior bruto).
Sin embargo, medios solventes de la Administraci¨®n han aceptado como muy probable que la deuda a corto quede lejos de aquellos l¨ªmites, recordando que los 650.000 millones son un tope m¨¢ximo. Aunque el criterio imperante en el Gobierno tiende a subrayar que no son los tipos de inter¨¦s el origen de la aton¨ªa inversora, y menos los de a corto plazo, altos cargos han recomendado la conveniencia de no forzar los mercados interiores de capitales, con el fin de evitar mayores tensiones alcistas. Pero el ministro de Econom¨ªa y Hacienda, Miguel Boyer, considera incluso necesario mantener ahora altos los tipos a corto, para atraer capitales hacia Espa?a, con el fin de financiar el d¨¦ficit de la balanza por cuenta corriente y contrarrestar as¨ª las presiones contra la peseta.
La banca se defiende
Desde la gran banca se han puesto de relieve los inconvenientes que tendr¨ªa una pol¨ªtica agresiva de deuda p¨²blica a corto en las instituciones financieras. Como los gastos provocados por la expansi¨®n de bancos y cajas durante los ¨²ltimos a?os se est¨¢n desacelerando a duras penas -si bien en un momento en que requiere ingentes recursos para afrontar la morosidad interior y exterior, as¨ª como para seguir el actual proceso de concentraci¨®n, que ha favorecido la crisis de bancos peque?os y medianos-, el sector financiero traslada con bastante rigidez a su clientela toda minoraci¨®n de ingresos.Una brecha sensible -en torno a los 30.000 millones de pesetas de menores ingresos para bancos y cajas durante 1983- ha sido abierta por el Gobierno socialista con las dos modificaciones de coeficientes (tras la devaluaci¨®n de diciembre y en primavera pasada). Estas medidas han inmovilizado directamente el 2% de los dep¨®sitos o han reducido su rentabilidad (desde el rendimiento normal al 8% pagado por el Banco de Espa?a a los dep¨®sitos obligatorios).
Contener los Intereses
Ambas reducciones, unidas al cambio de certificados de regulaci¨®n monetaria por deuda a corto, detendr¨¢n el fuerte crecimiento de los intereses pagados a bancos privados y cajas de ahorro, que suponen reducci¨®n de los beneficios anuales del Banco de Espa?a y, por tanto, menores ingresos para el Estado.Durante 1982, los bancos engrosaron sus rendimientos del Banco de Espa?a desde unos, 65.000 millones a unos 116.000 millones de pesetas, en tanto que los ingresos de las cajas de ahorro por este concepto pasaron de 30.000 millones a 63.000 millones de pesetas.
Compensando estas cantidades por lo que tuvieron que pagar al banco emisor por el dinero tomado del mismo -44.000 millones la banca privada y 3.000 millones las cajas-, la primera tuvo una ganancia neta de 72.500 millones, el doble que en 1981, y las cajas de 60.600 millones, casi el triple que el a?o anterior.
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