Ruiz-Gim¨¦nez
El Defensor del Pueblo imparti¨® ayer su ¨²ltima lecci¨®n en la Universidad Complutense
Unos alumnos excepcionales para un profesor tambi¨¦n excepcional, que, desde hace algunos meses, justamente desde que accedi¨® a la titularidad de la instituci¨®n de Defensor del Pueblo, hab¨ªa reducido su actividad docente a la jornada de la ma?ana de los mi¨¦rcoles. Cinco horas semanales, que le han permitido mantener el contacto con sus alumnos de licenciatura, a los que ha continuado dando clases de forma altruista, sin percibir salario por ellas, merced a un acuerdo con el rector de la Universidad y con el decano de la facultad, quienes coincidieron con ¨¦l en la conveniencia de no perjudicar a los alumnos con el cambio de profesor cuando ya estaba muy avanzado el curso.En su despacho del Congreso de los Diputados, el profesor Ruiz-Gim¨¦nez explica emocionadamente el contenido de esta su ¨²ltima lecci¨®n, "que ha consistido", dice, "en un apretado repaso de la evoluci¨®n de mi pensamiento filos¨®fico, pol¨ªtico y jur¨ªdico, que se produce al comp¨¢s de la propia evoluci¨®n de la sociedad espa?ola a lo largo de los ¨²ltimos 50 a?os".
Enfatiza, reivindica su condici¨®n de universitario: "La universidad constituye una dimensi¨®n esencial de mi vida. Algunos me acusan de haberla abandonado por la pol¨ªtica, y no es cierto. Lo sustantivo para m¨ª ha sido siempre la universidad. Hubo una interrupci¨®n de diez a?os aproximadamente, los que van desde mi nombramiento como embajador ante la Santa Sede hasta mi cese como ministro de Educaci¨®n en 1956. Mi cese se produjo en febrero, cuando los c¨¦lebres sucesos estudiantiles, y ya en marzo estaba de regr¨¦so en la Universidad de Salamanca. Se inicia all¨ª una etapa decisiva de mi vida, porque en su facultad de Derecho descubr¨ª una generaci¨®n absolutamente nueva, que nada ten¨ªa que ver con la m¨ªa. Entr¨¦ en contacto con una juventud que no ten¨ªa relaci¨®n con el desastre de la Guerra Civil, all¨ª conoc¨ª a los Morodo, El¨ªas D¨ªaz... Es realmente una etapa decisiva para mi proceso de evoluci¨®n en todos los ¨®rdenes, incluido el de mis concepciones religiosas, que se hacen, desde ese momento, m¨¢s flexibles y abiertas.
Nuevos viajes a Roma, donde se est¨¢ fraguando la revoluci¨®n de Juan XXIII, el Concilio, la enc¨ªclica Pacem in terris, y, en 1960, la oposici¨®n a la c¨¢tedra de Derecho Natural y Filosof¨ªa del Derecho de la Complutense. Y a partir de ah¨ª, el hito decisivo de Cuadernos para el di¨¢logo y el comienzo del liderazgo de una oposici¨®n a la dictadura, de signo esencialmente cristiano y lo suficientemente abierta como para cristalizar despu¨¦s en militancias pol¨ªticas de distinto signo, pero firmemente comprometidas con la democracia.
Una ¨²ltima lecci¨®n acad¨¦mica y la congruencia entre la evoluci¨®n de su filosof¨ªa del Derecho y de su personal compromiso con el Derecho, "que no puede ser jam¨¢s un freno para el cambio social, que no tiene sentido desde planos estrictamente te¨®ricos, de definici¨®n de libro. Lejos de ser obst¨¢culo, el Derecho o es el dinamizador del cambio o no es nada". Para Joaqu¨ªn Ruiz-Gim¨¦nez, el Derecho es, son, fundamentalmente, los derechos humanos, a los que va seguir consagrando su vida, ahora como Defensor del Pueblo.
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