El Tribunal de Cuentas audita el Banco de Espa?a
Funcionarios destinados en el Tribunal de Cuentas, dependiente del Parlamento, han iniciado una revisi¨®n de los balances del Banco de Espa?a, considerada en algunos medios del Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda como una auditor¨ªa. De los resultados de esta investigaci¨®n, as¨ª como del examen que podr¨ªa hacer el Gobierno antes de aprobar los beneficios de la entidad en 1.982, pueden depender, seg¨²n medios gubernamentales, posteriores actuaciones de la Intervenci¨®n General del Estado. Un informe de la Subsecretar¨ªa de Presupuestos, elevado al Gobierno anterior, puso de relieve la resistencia del banco emisor a los intentos de control y propuso la no aprobaci¨®n del balance y cuenta de resultados.
Esta actitud fue adoptada ya por el ¨²ltimo Gobierno de UCD, que mantuvo varios meses en suspenso la aprobaci¨®n de los resultados del Banco de Espa?a correspondientes a 1981, finalmente revisados al alza en casi 20.000 millones de pesetas, medida sobre la que no se supo nada en ning¨²n momento. En junio ¨²ltimo, la entidad emisora hab¨ªa anunciado a la Prensa que sus beneficios eran de 124.459 millones de pesetas. Ante el disgusto de Hacienda por este anuncio, hecho sin previo paso del balance por el Gobierno, ¨¦ste dej¨® en suspenso su aprobaci¨®n, hasta que la cifra fue elevada a 144.224 millones, no ingresados en las arcas estatales hasta septiembre. Seg¨²n fuentes solventes, la correcci¨®n procedi¨® fundamentalmente de eliminar unas provisiones para cr¨¦ditos de organismos p¨²blicos.Una de las pocas personas que conoc¨ªa el asunto era el ex subsecretario de Presupuestos, el centrista canario Miguel Bravo de Laguna, quien, discretamente, con motivo de la comparecencia de altos cargos ante la Comisi¨®n de Presupuestos del Congreso, hizo dos preguntas claves. Al gobernador del Banco de Espa?a, Jos¨¦ Ram¨®n ?lvarez Rendueles, le interrog¨® sobre la oportunidad de que los presupuestos anuales del Banco fueran enviados a las Cortes, y el compareciente se mostr¨® "absolutamente" en contra. El diputado repiti¨® despu¨¦s la pregunta al interventor general del Estado, Juan Francisco Mart¨ªn Seco, quien respondi¨® que ser¨ªa conveniente.
Prop¨®sito socialista
Se da la circunstancia de que el citado informe de Hacienda fue realizado por personal de la Subsecretar¨ªa de Presupuesto y Gasto P¨²blico, a partir del balance y cuenta de resultados del Banco de Espa?a correspondientes a 1981, publicados hace casi un a?o, as¨ª como de las conclusiones de la comisi¨®n nombrada por el Consejo General del Banco para censurar dichas cuentas. Con el cambio de Gobierno, y despu¨¦s de que el PSOE anunci¨® durante la campa?a electoral una mayor vinculaci¨®n del Banco de Espa?a al Gabinete, las recomendaciones elevadas al entonces ministro, Jaime Garc¨ªa A?overos, parecieron adquirir mayor vigencia.Aunque la Administraci¨®n ha seguido varias conclusiones del informe, en especial las relativas al elevado coste de la pol¨ªtica monetaria, gravosa para el Banco de Espa?a y beneficiosa para la banca privada, en lo relativo al control nada parece haberse avanzado, a juzgar por los medios gubernamentales consultados. En efecto, la Intervenci¨®n General del Estado, encargada del control interno del gasto p¨²blico, no se ha personado todav¨ªa, ante el hecho de que el banco emisor, por la ley de ¨®rganos Rectores, est¨¢ exento del control financiero interno del sector p¨²blico previsto en la ley General Presupuestaria.
Cambio de expectativas
Pero las expectativas de quienes propugnan una mayor dependencia del Banco de Espa?a con respecto a la Hacienda, mayoritarios entre los altos cargos del departamento, empezaron a cambiar esta primavera, cuando tuvieron conocimiento, en niveles muy restringidos, de que hab¨ªan sido enviados al Banco varios funcionarios; del Tribunal de Cuentas, encargado del control externo (parlamentario) del gasto p¨²blico. El Tribunal hab¨ªa intentado sin ¨¦xito investigar las cuentas del Banco de Espa?a, seg¨²n fuentes de Hacienda.El citado informe de la Subsecretar¨ªa de Presupuestos es favorable a que el control financiero interno del gasto p¨²blico se extienda al Banco de Espa?a, lo que supondr¨ªa la entrada en el mismo de la Intervenci¨®n General del Estado. Pero, de momento, debido a la pol¨¦mica jur¨ªdica, quienes han esgrimido los argumentos del texto se conformar¨ªan con que, antes de aprobar los resultados de 1982, el Gobierno ordene alg¨²n tipo de comprobaci¨®n para cerciorarse de que son correctos, pues parece que el Tribunal de Cuentas s¨®lo ha llegado parcialmente a datos de 1981. El balance y resultados de 1982, que est¨¢n siendo revisados por varias personas del Consejo del Banco, todav¨ªa no se han publicado, aunque se estima que los beneficios sobrepasar¨¢n ligeramente los 130.000 millones, con descenso de casi 14.000 millones sobre el a?o precedente.
Una constante del documento son sus referencias a la deficiente informaci¨®n proporcionada sobre 1981, ante lo cual la ¨²ltima recomendaci¨®n dice textualmente: "En definitiva, y hasta tanto no se conozcan los datos indicados, no se deber¨ªan aprobar el balance y cuenta de resultados del Banco de Espa?a, al existir indicios suficientes respecto a una posible determinaci¨®n del saldo de p¨¦rdidas y ganaticias superior al propuesto por los ¨®rganos directivos del mismo".
"Se deber¨ªa pedir informaci¨®n", dice tambi¨¦n, "sobre el coste impl¨ªcito de los cr¨¦ditos concedidos a entidades bancarias en dificultades, y la situaci¨®n de solvencia de los pr¨¦stamos concedidos a las mismas sin garant¨ªas, as¨ª como las p¨¦rdidas que dichas insolvencias hayan podido ocasionar".
Frente a reiteradas alusiones a una supuesta bondad de la pol¨ªtica del banco emisor con respecto al sector.privado -alto coste de la pol¨ªtica monetaria, fuertes sumas de cr¨¦ditos blandos para resolver situaciones de tesorer¨ªa o de insolvencia, carencia de garant¨ªas en algunas de estas operaciones-, el informe insiste en denunciar una preocupaci¨®n excesiva del Banco de Espa?a por los cr¨¦ditos concedidos al sector p¨²blico. Dice que a veces da "la impresi¨®n de que le ofrecen m¨¢s garant¨ªas los cr¨¦ditos al sistema bancario".
Actitud 'patrimonialista'
Por ello, adem¨¢s de denunciar una actitud claramente patrimonialista en una entidad p¨²blica, a la luz del trabajo de los censores nombrados por el consejo general, califica de "inadmisible la permanencia en el balance de determinadas provisiones realizadas el a?o pasado para cubrir posibles insolvencias de organismos y entes p¨²blicos".Como elemento contradictorio, el informe apunta en otro lugar, al analizar diversas partidas confidenciales de cr¨¦ditos a las entidades de dep¨®sito con problemas de tesorer¨ªa o de solvencia, que durante 1981 el riesgo del Banco de Espa?a se increment¨® con las mismas en 68. 100 millones de pesetas, mientras que las garant¨ªas reales lo hicieron s¨®lo en 27.200 millones de pesetas.
Tambi¨¦n los gastos salariales y de mantenirniento del banco emisor son criticados en el informe. El texto resalta que, mientras el Banco de Espa?a mantiene una l¨ªnea partidaria de la moderaci¨®n salarial y cr¨ªtica del d¨¦ficit p¨²blico, el coste medio por cada uno de sus empleados fue en 1981 de 3.156.352 pesetas, frente a 1,2 millones de media salarial del Estado. Pero tambi¨¦n sorprendieron a sus redactores los elevados gastos de conservaci¨®n de edificios y "lo importante de las remuneraciones indirectas por la v¨ªa de cr¨¦ditos y anticipos, que tienen una cuant¨ªa considerable". El saldo vivo de los cr¨¦ditos para vivienda era de 4.002 millones (1,08 millones por empleado), y ese a?o, uno de cada 17 miembros de la plantilla obtuvo un cr¨¦dito para vivienda. Adem¨¢s, uno de cada cuatro empleados consigui¨® anticipos reintegrables en cinco a?os y sin inter¨¦s, resultando un volumen medio por cada anticipo de 650.000 pesetas.
Con todo, las cr¨ªticas m¨¢s extensas del informe se centran en la valoraci¨®n de las operaciones en divisas y en la nueva valoraci¨®n de las reservas de oro. Los criterios que se adopten al respecto, discutibles como cualquier norma contable, seg¨²n se afirma en otro lugar del documento, pueden revisar al alza o a la baja los beneficios del Banco de Espa?a y, por tanto, el ingreso anual que aportan a los Presupuestos del Estado.
Precisamente por este motivo (v¨¦ase EL PAIS de 3 de mayo pasado), en oto?o pasado el Banco de Espa?a estimaba que sus beneficios de 1982 podr¨ªan descender hasta 22.000 millones de pesetas (es decir, en unos 122.000 millones). Sin embargo, la cifra de beneficios manejada actualmente, pendiente de su censura por tina comisi¨®n del Consejo General del Banco y luego de la aprobaci¨®n del Gobierrio, asciende a 130.985 millones de pesetas. Gran parte de la desviaci¨®n sobre los 22.000 millones procede de la fuerte depreciaci¨®n de la peseta, que l¨®gicamente aumenta las plusval¨ªas de la cartera de divisas en manos del Banco de Espa?a.
Las operaciones interiores han sido otra vez altamente negativas, debido al elevado coste de la pol¨ªtica monetaria, que puede ser reducido al menos en unos 50.000 millones de pesetas durante el presente ejercicio a ra¨ªz de las dos modificaciones de coeficientes y de la sustituci¨®n de recurso del Tesoro al Banco de Espa?a por deuda p¨²blica a corto plazo.
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