El primer a?o de Shultz
A modo t¨ªpico de la era supers¨®nica, el secretario de Estado George P. Shultz ha estado revoloteando por el mundo contactando bases que necesitaban contacto antes de que esta semana finalice su primer a?o de mandato. (...)Shultz pas¨® casi todo este a?o enmendando los primeros desafueros de Reagan. Reanud¨® las conversaciones privadas con el embajador sovi¨¦tico; persuadi¨® a China de que Reagan no va a plantear el problema de Taiwan, consigui¨® que el presidente terminara un in¨²til altercado con los aliados acerca del gasoducto sovi¨¦tico y que flexibilizara algo las negociaciones sobre los euromisiles, disoci¨® a Estados Unidos de la invasi¨®n de L¨ªbano, aunque ech¨® mucho la culpa del atolladero palestino a los pa¨ªses ¨¢rabes.
Si la diplomacia consiste en apagar fuegos, incluidos los provocados apresuradamente por uno mismo, ¨¦ste no ha sido un a?o malgastado.
Con otro a?o as¨ª, Shultz tambi¨¦n podr¨ªa controlar ese arma de dos filos que es Centroam¨¦rica, acabar con la excesiva indulgencia hacia Sur¨¢frica y hacerse m¨¢s eco de los gritos de socorro de los pa¨ªses m¨¢s pobres. Pero si la diplomacia tambi¨¦n es ser constructivo, el equipo de Ronald Reagan tiene poco que ofrecer. ( ... )
Una diplomacia madura no puede esperar una armon¨ªa filos¨®fica o unos valores compartidos. Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica deben moderar la competencia en materia de armamento y frenar sus dem¨¢s rivalidades, no porque est¨¦n de acuerdo sobre c¨®mo debe ir el mundo, sino porque no est¨¢n de acuerdo. Necesitan acuerdos que sean mutuamente beneficiosos y que, en consecuencia, se cumplan.
, 11 de julio
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