Juan Benet y la Academia
Es ya un t¨®pico, cuando se habla o escribe sobre Juan Benet, decir que ha sido uno de los renovado res de la moderna novela espa?ola. Cada vez que lo oigo decir, o lo leo, me viene al recuerdo el Juan Benet de los dif¨ªciles comienzos, cuando los amigos le¨ªamos sus manuscritos, cuando un valenciano, editor, y amigo tambi¨¦n, le publica, en un rasgo de her¨®ico vanguardismo, la colecci¨®n de relatos Nunca llegar¨¢s a nada; cuando la amistad y la in fluencia de Dionisio Ridruejo consiguen que la editorial Destino le publique Volver¨¢s a regi¨®n, en diciembre de 1967. A partir de entonces, esa nada f¨¢cil y magistral novela, le¨ªda, creo yo, por no muchos y comprendida por me nos, le empieza a abrir las puertas del prestigio y del ¨¦xito entre el grupo minoritario de editores vanguardistas, cr¨ªticos de la nueva ola y j¨®venes escritores. Puertas que se abren del todo con el Premio Biblioteca Breve, otorga do a Una meditaci¨®n, en 1969. Para m¨ª, Volver¨¢s a regi¨®n marca, pone un hito en la historia de la novela espa?ola actual, como lo pusieron en su momento La Colmena, de Cela, y El Jarama, de S¨¢nchez Ferlosio. Debo decir que la cualidad de renovadoras que cada una de estas tres novelas ostentan en grado m¨¢ximo, no le quitan m¨¦rito a algunas otras novelas a las que, como lector, les otorgo toda clase de valores art¨ªsticos y literarios, incluso valores perennes; pero el que una obra literaria se convierta en arquetipo de un per¨ªodo o de un momento es una condici¨®n peculiar e ins¨®lita, que da a la obra que la tiene una luz distinta, y tambi¨¦n al escritor de esa obra.?Por qu¨¦ ha sido Juan Benet un innovador que ha influenciado a muchos de los entonces, y ahora, j¨®venes escritores? Porque lo que ha dicho y c¨®mo lo ha dicho rompe profundamente con la novela anterior y coet¨¢nea con ¨¦l, y porque sabe dar las claves que buscaba y a las que respond¨ªa la sensibilidad y la inteligencia art¨ªstica de nuestro tiempo.
Empezando por su lenguaje, lleno de resonancias decimon¨®nicas, de per¨ªodos largos y convencionales, que recuerdan a menudo los de los grandes escritores rom¨¢nticos, y en eso se quedar¨ªa si el propio lenguaje no sirviera a un fin distinto a aquel al que sirve en aquellos escritores. Juan Benet escribe as¨ª precisamente porque ya no se escribe as¨ª, y porque lo que dice, dici¨¦ndolo como ¨¦l lo dice, envuelve, por contraste, al objeto significado en una permanente atm¨®sfera de irrealidad y de misterio. A veces parece que Juan Benet, como Mallarm¨¦, creyera que la literatura es s¨®lo lenguaje, palabras, porque de palabra est¨¢ hecha; palabras y ¨¦nfasis; palabras y ritmo. ?nfasis y ritmo del lenguaje, que Juan Benet domina como muy pocos escritores actuales y que le sirven de modo permanente para algo muy benetiano, la continua iron¨ªa, que puede endurecerse hasta el sarcamo o quedarse en la burla.
Mundo inquietante
Pero el mundo (significado) de Juan Benet, que su ret¨®rico y limpio lenguaje cela, disimula y a medias ense?a, es un mundo inquietante y casi siempre desolado y desolador. Desde Volver¨¢s a regi¨®n hasta el Aire de un crimen, pasando por Una meditaci¨®n o Sonata de invierno (una de las m¨¢s bellas y melanc¨®licas obras de Juan Benet), los personajes y sus situaciones son las de seres encadenados a un realidad, la suya, la nuestra, absurda y solitaria. La soledad de todos y cada uno es, no por admitida, menos radical. El amor se convierte en una situaci¨®n abismal, dominada por fuerzas f¨ªsicas que dejan siempre al amor extramuros, y al que lo busca, con la sed de S¨ªsifo. Desde descripciones minuciosas y aparentemente objetivas y realistas, la realidad humana y de las relaciones humanas en toda la cosmolog¨ªa de Juan Benet tienden a desvanecerse, y de continuo se manifiestan o se sugieren como irrealidad fundamental, tendiendo siempre a su fin ontol¨®gico: su destrucci¨®n.
Sobre la oquedad oscura, en la que la obra de Juan Benet se construye, la iron¨ªa, el sarcasmo o la burla fustigan el engreimiento del lector, y los personajes y las formas de vida m¨¢s primitivas son los que destacan con significado y permanencia. Esta visi¨®n c¨¢ustica e inmisericorde del hombre, de la cultura y de la sociedad, este saber re¨ªrse de la pirueta y del absurdo de la aventura humana y hacerlo desde un lenguaje convencional, l¨²cido y elegante, es, a mi juicio, la clave secreta de la modernidad de Juan Benet y de su tremenda influencia en los escritores m¨¢s j¨®venes que ¨¦l. Y eso, a pesar de que a menudo Juan Benet puede parecer dif¨ªcil confuso, farragoso, y que nunca sea complaciente con el lector. Pero de continuo su obra, extra?a y aparentemente distante, se ilumina con el inconfundible toque de la genialidad.
Volver¨¢s a regi¨®n, como hemos dicho, se public¨® en diciembre de 1967. En 1969 obtiene el Premio Biblioteca Breve Una meditaci¨®n, que se publica en 1970. Unos dos a?os despu¨¦s iniciaba Carlos Barral su Barral Editores, y recuerdo cu¨¢ntas veces, por esas fechas, Carlos Barral me comentaba, hablando de las nuevas novelas que se prensentaban para ser editadas, el efecto desvastador de la influencia de Juan Benet. Porque Juan Benet puede interesar o no, puede gustar o no, puede, y no sin raz¨®n, hasta irritar al lector, al que pide continuamente un esfuerzo sin tregua y, en ocasiones, sin recompensa a la vista. Pero lo que es innegable es que la nueva novela espa?ola, por influencia directa o por reacci¨®n, est¨¢ decisivamente influenciada por la obra de Benet. Una de las obras m¨¢s ricas y originales de nuestro tiempo.
Por dos veces ha sido presentada la candidatura de Juan Benet a la Academia de la Lengua y por dos veces no ha sido elegido acad¨¦mico. Como muchos innovadores, no todos, Juan Benet habr¨¢ sentido, a las puertas de la Academia ese precio amargo del innovador que lo es sin concesiones, el de la soledad, aunque sea el de una soledad, digamos, institucional. Yo lo siento por ¨¦l. Pero, ?por qu¨¦ no decirlo?, tambi¨¦n lo siento por la Real Academia de la Lengua Espa?ola.
ha sido ministro de Defensa, ocup¨® otros cargos ministeriales y ha estado ligado a varias facetas de la cultura.
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