Cinco de los grandes

La Swiss Jazz School Big Band y Danilo Mocdia, uno de sus trombonistas, acababan de recibir de manos de Juan Claudio Cifuentes los premios cosechados dos noches antes a la mejor formaci¨®n y mejor instrumentista aficionados. Ahora, el escenario era suyo para mostrar m¨¦ritos y abrir la segunda velada grande del festival. Arreglos modernos, algunos instrumentistas real mente notables -por ejemplo dos de los saxofonistas tenores Phillip Mall y Samuel Zimgg- y trabajo de direcci¨®n ajustado de mostraron que pueden esperarse buenas cosas de algunos de estos 17 m¨²sicos salidos de la universidad de Berna, y de la banda, posiblemente tambi¨¦n.Larga espera y gran expecta ci¨®n ante la inminente presencia de una de las mayores atracciones del festival para el gran p¨²blico: VSOP II. Cuando en un quinteto aparece como l¨ªder Herbie Hancock y a su lado las r¨ªtmicas de Ron Carter y Tony Williams hay que esperar siempre algo notable. Hace 20 a?os, el primer quinteto en que interven¨ªan esos tres grandes m¨²sicos lo controlaba Miles Davis; el saxofonista era Wayne Shorter. En 1976, la pareja Davis-Shorter se convert¨ªa en Hubbard-Shorter, y la direcci¨®n la asum¨ªa Herbie Hancock.

As¨ª naci¨® el primer VSOP. Ahora, en 1983, dos muchachos de Nueva Orleans, los hermanos Marsalis, soplan como escogidos tras / junto / delante la m¨¢quina r¨ªtmica que les montan tres maestros consagrados. Su nombre es ahora VSOP II.

Hay que descubrirse ante esa filigrana. La val¨ªa de los chicos que la integran est¨¢ por encima de toda sospecha, uno a uno, mientras que el sonido que conjuntan y moldean es un goce de excepci¨®n. ?Qu¨¦ gran concierto ofreci¨® el VSOP II en San Sebasti¨¢n! Hancock, Carter y Williams tocaban acerc¨¢ndose a los m¨¢s grandes logros de su ya largo y brillante historial. Pero el placer ante la exhibici¨®n que desgranaban ten¨ªa, adem¨¢s, el suplemento del saber confirmado, de la verificaci¨®n de las noticias llegadas a trav¨¦s de los papeles for¨¢neos y de lo que hasta ahora s¨®lo hab¨ªamos podido degustar en vinilo.

En efecto, los hermanos Marsalis, muy especialmente Wynton, son ya dos grandes maestros cuando a¨²n no han llegado al cuarto de siglo. La trompeta de Wynton hipnotiza por su habilidad, potencia, precisi¨®n, capacidad de matiz y efervescencia de ideas; todo lo controla y todo lo domina, crea cuanto y como quiere.