?Puede Argentina pagar su deuda externa?
Har¨¢ falta mucha lucidez en todos los actores del proceso para lograr resolver el problema de la deuda en el ¨²nico marco posible: la recuperaci¨®n de la econom¨ªa mundial y el desarrollo de los pa¨ªses deudores. Pero las soluciones no se generar¨¢n espont¨¢neamente en una respuesta generosa de los centros de poder mundial y de la banca internacional. Antes bien, predomina a¨²n en tales ¨¢mbitos el viejo estilo de la relaci¨®n centro-periferia, es decir, mecanismos de dominaci¨®n inadmisibles para nuestros pa¨ªses e incluso para la recuperaci¨®n indispensable de la producci¨®n y el comercio mundiales.La deuda argentina, de 40.000 millones de d¨®lares estadounidenses, tiene sus propias causas, pero se ubica en un contexto internacional que compromete la posici¨®n de acreedores y deudores. El Gobierno militar gener¨® un endeudamiento que financi¨® la fuga de capitales, el subsidio de importaciones y la compra de armamentos. La deuda es uno de los principales desaf¨ªos que deber¨¢ enfrentar Argentina cuando vuelva a la democracia.
Las autoridades constitucionales confrontar¨¢n la alternativa de convertirse en simples administradores de la deuda, por cuenta y orden de la banca internacional, o asumir con firmeza las riendas de la conducci¨®n de la econom¨ªa argentina y de sus relaciones internacionales. S¨®lo en este ¨²ltimo caso podr¨¢n aplicarse las medidas necesarias para resolver la crisis y reiniciar el crecimiento. La deuda externa es incumplible en los t¨¦rminos en que fue originalmente contra¨ªda y en los que se est¨¢ refinanciando, parcialmente, en la actualidad. En 1983, sus servicios (25.000 millones de d¨®lares) equivalen casi a tres veces el valor del total de las exportaciones. Aunque no se importara nada, apenas se podr¨ªa cumplir un tercio de los compromisos existentes. La misma situaci¨®n impera en los otros deudores principales: Brasil, M¨¦xico y Venezuela.Peligro para los bancos
El deterioro de las condiciones internacionales (t¨¦rminos de intercambio, tasas de inter¨¦s, restricciones a las exportaciones de los pa¨ªses deudores) y el grado de exposici¨®n de los bancos internacionales con sus deudores (la deuda bancaria latinoamericana representados veces el patrimonio neto de los 14 principales bancos de Estados Unidos) implica que las deudas deben ser inevitablemente refinanciadas. La negociaci¨®n dentro de los esquemas ortodoxos tradicionales es incompatible con la recuperaci¨®n de la econom¨ªa argentina y de los otros pa¨ªses deudores. Es incompatible adem¨¢s con los intereses de las econom¨ªas industriales, que soportar¨ªan una fuerte reducci¨®n de sus exportaciones al mundo en desarrollo. El 40%. de las exportaciones de Estados Unidos y el 45 % de las de Jap¨®n tienen ese destino.
Adem¨¢s, si los deudores son forzados a la cesaci¨®n de pagos, se desplomar¨ªa buena parte de la banca internacional. Inevitablemente, se producir¨¢, pues, una modificaci¨®n de los t¨¦rminos pol¨ªticos en que se desenvuelve la crisis financiera internacional. La incapacidad de presi¨®n de los centros financieros internacionales m¨¢s all¨¢ de ciertos l¨ªmites y las realidades internas dentro de los pa¨ªses deudores forzar¨¢n un replanteamiento del problema a corto plazo. En este contexto, Argentina debe fortalecer lo que constituye su principal fuerza negociadora: su capacidad de autoabastecimiento de bienes esenciales y su posibilidad de superar la crisis con sus propios medios. Argentina es el ¨²nico pa¨ªs con fuertes deudas que cumple estas tres condiciones: autoabastecimiento energ¨¦tico, producci¨®n excedentaria de alimentos y bajo coeficiente de importaciones. En un editorial de hace algunos meses (10 de septiembre de 1982), el Financial Times caracterizaba la situaci¨®n argentina en los siguientes t¨¦rminos: "Si se elimina el servicio de la deuda, Argentina queda con un super¨¢vit en su balanza comercial y puede desarrollar su comercio sobre bases de contado. En tales circunstancias, las presiones financieras y pol¨ªticas desde el exterior, digamos desde Estados Unidos, pueden lograr poco. Los banqueros s¨®lo pueden esperar y conservar sus esperanzas.
Pol¨ªtica coherente
La renegociaci¨®n de la deuda externa argentina debe insertarse en una pol¨ªtica nacional coherente y firme que promueva las exportaciones, sustituya importaciones y asegure el equilibrio de la balanza de pagos en cuenta corriente antes del pago de los intereses de la deuda. En modo alguno debe permitirse que el desequilibrio de los pagos internacionales, que es exclusivamente financiero y provocado por la deuda, complique el desenvolvimiento del comercio exterior y el normal abastecimiento de insumos y equipos importados.
El pa¨ªs debe disponerse a vivir al contado con sus propios recursos. Si adopta esta decisi¨®n pol¨ªtica, en la pr¨¢ctica seguir¨ªa contando con el financiamiento comercial y las l¨ªneas de cr¨¦dito que los pa¨ªses industriales est¨¢n interesados en mantener como condici¨®n indispensable de sus propias exportaciones y actividad econ¨®mica interna. Pero Argentina debe establecer una clara l¨ªnea divisoria entre la cuenta de capital y los intereses de la deuda, por una parte, y las transacciones de bienes y servicios reales, por otra. Considerando la dificultad de los pagos externos y la necesidad imprescindible de seguir una pol¨ªtica selectiva de importaciones, deber¨ªa crearse un consejo nacional de insumos cr¨ªticos, con participaci¨®n de los usuarios y los ¨®rganos competentes del Estado, con vistas a evitar estrangulamientos de abastecimientos y programar las importaciones necesarias.
En modo alguno debe permitirse la acumulaci¨®n de pasivos comeciales incumplidos que, al estrangular el abastecimiento de importaciones esenciales, desmorone el frente interno y sacrifique la posici¨®n negociadora externa del pa¨ªs. Este es el objetivo que persigue la derecha trasnacional: derrumbar el sector real, v¨ªa el estrangul¨¢miento de los abastecimientos externos, para forzar una negociaci¨®n de la deuda que imponga los criterios ortodoxos del ajuste. En verdad, el problema real de Argentina no lo plantean el Fondo Monetario Internacional ni los banqueros acreedores.
La quinta columna
El problema radica en la quinta columna, es decir, la minor¨ªa interna, que sacrifica los intereses nacionales para preservar sus posiciones hegem¨®nicas vinculadas a las estructuras del subdesarrollo y la dependencia. La cuesti¨®n es pues, esencialmente pol¨ªtica. Para resolverla es necesario cambiar el Gobierno, legitimar el poder y asumir una posici¨®n negociadora. exterior responsable que asuma los compromisos de la deuda externa en el marco de una pol¨ªtica de recuperaci¨®n y desarrollo de la econom¨ªa argentina.
Argentina debe poner la casa en orden y resolver la crisis desencadenada por el Gobierno defacto y la conducci¨®n monetarista en los ¨²ltimos siete a?os. Ser¨¢ indispensable un amplio acuerdo pol¨ªtico y social que permita transar las pujas distributivas mientras el pa¨ªs se pone en marcha. Ese acuerdo es adem¨¢s indispensable para fortalecer la posici¨®n negociadora del pa¨ªs con los centros financieros internacionales.
Pero no bastar¨¢ con el acuerdo. Es indispensable la recuperaci¨®n econ¨®mica en el marco de una pol¨ªtica fiscal y monetaria responsable. El pa¨ªs no puede seguir soportando un desequilibrio fiscal de las dimensiones del actual ni el nivel que han alcanzado los gastos militares. Tampoco puede seguir funcionando en el marco del descontrol monetario.
A partir de una estrategia asentada en estas bases, el pa¨ªs debe fijar un l¨ªmite de pagos posible de los servicios de la deuda. Este l¨ªmite debe estar ligado al valor de las exportaciones totales y reflejar, por tanto, el comportamiento de los precios de exportaci¨®n y de los vol¨²menes exportados, circunstancias ambas fuertemente ligadas a la evoluci¨®n del mercado mundi al y a las pol¨ªticas imperantes en los principales pa¨ªses industriales. En las condiciones que imperar¨¢n en los pr¨®ximos a?os, ese l¨ªmite podr¨ªa ser del 10%. del valor de las exportaciones. Esto implicar¨ªa, en 1984, la necesidad de refinanciar la totalidad de las amortizaciones de la deuda externa p¨²blica y privada y las tres cuartas partes de los intereses ca¨ªdos.
Esta no es una situaci¨®n ins¨®lita a escala internacional, porque esa dimensi¨®n de refinanciamiento ser¨¢ indispensable en los princ¨ªplles deudores, sean cuales fueren sus pol¨ªticas internas. Conviene insistir: en las actuales condiciones internacionales, la posici¨®n negociadora argentina depende de la unidad del pa¨ªs en tomo a una pol¨ªtica realista de recuperaci¨®n econ¨®mica y ajuste de sus pagos internacionales. Si se cumplen estas condiciones, la respuesta al interrogante ?puede Argentina pagar su deuda externa?, es s¨ª, puede.
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