Campa?a espa?ola para que la AIE pruebe en octubre un estudio de viabilidad sobre el gasoducto sahariano
Altos funcionarios del Ministerio de Industria y del Instituto Nacional de Hidrocarburos (INH) han completado en las ¨²ltimas semanas una serie de gestiones pol¨ªticas y t¨¦cnicas internacionales orientadas a exponer y buscar el apoyo inicial al propuesto proyecto espa?ol de construir un gasoducto que una los centros de producci¨®n de gas natural de ?frica con los pa¨ªses consumidores de Europa. El objetivo de la campa?a, que se ha centrado en los pa¨ªses miembros de la Agencia Internacional de la Energ¨ªa (AIE), Francia, Argelia, Nigeria y Marruecos, es, en ¨²ltimo extremo, conseguir que la AIE apruebe, en su prevista reuni¨®n del pr¨®ximo mes de octubre, el inicio de un estudio de viabilidad que determine las posibilidades concretas que existen para que este proyecto se convierta en una realidad al comienzo de la pr¨®xima d¨¦cada.
Las gestiones han sido realizadas b¨¢sicamente por la Secretar¨ªa General de la Energ¨ªa del Ministerio de Industria, que ocupa Mart¨ªn Gallego, y, paralelamente, por el secretario general del INH, Ram¨®n Leonato. Aunque en ninguno de los dos organismos se ha considarado oportuno facilitar datos concretos en relaci¨®n a los contactos mantenidos, se ha sabido de fuentes fiables que se han realizado viajes a Washington, Par¨ªs, Bonn y las capitales africanas involucradas, donde se han expuesto los estudios espa?oles ya realizados.Simult¨¢neamente, una delegaci¨®n t¨¦cnica de la AlE visit¨® Madrid en el mes de junio con el prop¨®sito fundamental de acumular informaci¨®n sobre la propuesta que el ministro de Industria y Energ¨ªa, Carlos Solchaga, present¨® a la reuni¨®n anual de la AIE celebrada el pasado mes de marzo. En aquella ocasi¨®n, la AIE recogi¨® en su acta final la sugerencia espa?ola y se comprometi¨® a estudiar la posibilidad de encargar un estudio de viabilidad del proyecto.
Contactos a nivel t¨¦cnico
Seg¨²n fuentes fiables, la reacci¨®n detectada en estos contactos y gestiones realizadas ha sido positiva y favorable a la propuesta espa?ola, aunque todav¨ªa no se ha recibido ning¨²n compromiso serio de que el proyecto ser¨¢ apoyado, pol¨ªtica y financieramente, por sus previsibles beneficiarios. Una de las mayores dificultades es que las gestiones se han realizado a nivel mucho m¨¢s t¨¦cnico que pol¨ªtico, cuando en algunos medios oficiales se tiene la certeza de que el proyecto necesita empujones al m¨¢s alto nivel y requiere compromisos pol¨ªticos concretos. El hecho de que se haya marginado al Ministerio de Asuntos Exteriores en estas consultas refleja, para algunos medios, el estadio inicial de las consultas y, hasta cierto punto, evidencia lo que algunos califican de ciega y equivocada ignorancia de los aspectos pol¨ªticos involucrados en el tema.Basta se?alar a este respecto la reacci¨®n inicial del Gobierno argelino. Seg¨²n fuentes solventes, Argelia, el pa¨ªs que como productor de gas natural podr¨ªa estar m¨¢s interesado, al ver unidos sus dep¨®sitos de gas con los centros de consumo en Europa, ha mostrado un escepticismo inesperado respecto a la viabilidad a medio plazo del propuesto gasoducto. La tesis argelina es que los consumos de gas est¨¢n cayendo de tal manera en Europa que har¨ªan falta compromisos pol¨ªticos y financieros al m¨¢s alto nivel antes de embarcarse en una aventura de este tipo.
El mismo grado de escepticismo se ha notado en los pa¨ªses potencialmente consumidores, tales como Francia y la Rep¨²blica Federal de Alemania. Para los alemanes el proyecto es algo que a corto y medio plazo carece de inter¨¦s, sobre todo cuando est¨¢n a punto de recibir en sus fronteras el gas siberiano. Los franceses, aun cuando podr¨ªan ser los m¨¢s beneficiados del propuesto gasoducto, miran con recelo la idea, quiz¨¢ porque ¨¦sta es una manera de obtener m¨¢s ventajas si alguna vez llega a ponerse en pr¨¢ctica. Pero sobre todo porque el proyecto espa?ol parece haber nacido de la mano norteamericana (la compa?¨ªa estadounidense Bechtel ha elaborado los primeros estudios de viabilidad) y en su presentaci¨®n oficial se ha cometido un error: no se ha contado previamente con ellos y se ha preferido el foro de la Agencia Internacional de la Energ¨ªa -a la que Francia no pertenece y nunca ha deseado pertenecer- a los contactos bilaterales.
El inter¨¦s norteamericano
El proyecto, m¨¢s por razones pol¨ªticas que econ¨®micas, tan s¨®lo ha entusiasmado a Washington, cuyo Gobierno ha dejado bien clara su intenci¨®n de apoyar la propuesta espa?ola cuando ¨¦sta sea discutida, en detalle, en la reuni¨®n t¨¦cnica de la AIE prevista para el pr¨®ximo mes de octubre. El inter¨¦s norteamericano parece tener un fundamento doble. Por un lado, el gasoducto norteafricano puede convertirse, en un horizonte no muy lejano, en una alternativa al gasoducto siberiano.En segundo lugar, la compa?¨ªa Bechtel ser¨¢ la encargada, previsiblemente, de llevar a cabo los estudios de viabilidad que determinar¨¢n la conveniencia o no d¨¦ seguir adelante con la idea. El hecho de que el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, haya mostrado su entusiasta apoyo al proyecto tampoco es una casualidad. Shultz, que fue secretario del Tesoro en la Administraci¨®n Nixon, ha ocupado en los ¨²ltimos a?os la presidencia de Bechtel y, como tal, fue el responsable final de los distintos estudios de viabilidad que la compa?¨ªa norteamericana ha elaborado, en sucesivas ocasiones, sobre la uni¨®n submarina entre Argelia y Espa?a.
Aparte del proyecto Segamo, bajo el que las tres compa?¨ªas de gas de Francia, Argelia y Espa?a pretend¨ªan unir el puerto argelino de Beni-Saf con Almer¨ªa, la compa?¨ªa norteamericana complet¨® en 1981 un estudio sobre la viabilidad t¨¦cnica de este gasoducto, que deb¨ªa atravesar una distancia de unos 200 kil¨®metros a unas profundidades en ocasiones de hasta 1.800 metros. La Bechtel concluy¨® que el proyecto era t¨¦cnicamente posible, aunque se reservababa su opini¨®n sobre su coste, que se avanzaba iba a ser cuantioso debido a las dificultades t¨¦cnicas de tender un trazado de tubos a esas profundidades.
La misma compa?¨ªa, por encargo de Enagas y por otras compa?¨ªas de gas europeas, hab¨ªa realizado anteriormente estudios t¨¦cnicos sobre la uni¨®n entre ?frica y Europa a trav¨¦s del Estrecho de Gibraltar e incluso sobre la posibilidad de modificar el trazado del proyecto Segamo. En noviembre de 1981, una actualizaci¨®n de dichos estudios concluy¨® que el proyecto de gasoducto a trav¨¦s de Gibraltar, para acercar el gas natural argelino a Espa?a, ofrec¨ªa m¨¢s ventajas que el trazado m¨¢s profundo y, adem¨¢s, permitir¨ªa replantearse la posibilidad de traer gas nigeriano por un canal que a?adir al mismo conducto.
El coste del gasoducto, con un tubo de unos 20 cent¨ªmetros de di¨¢metro y con unas 56 estaciones de compresi¨®n, se situar¨ªa entre 8.000 y 10.000 millones de d¨®lares. Permitir¨ªa la llegada a Europa de 1.500 millones de metros c¨²bicos al d¨ªa de gas y ser¨ªa capaz de cubrir ininterrumpidamente las necesidades energ¨¦ticas de varios pa¨ªses europeos, no s¨®lo de Espa?a y Francia, hasta entonces las naciones m¨¢s interesadas en el proyecto.
Fuentes solventes aseguran que los documentos actualizados que el Gobierno espa?ol est¨¢ utilizando en su campa?a internacional de b¨²squeda de apoyo est¨¢n basados en los estudios desarrollados por la Bechtel, y en este sentido no ofrecen ninguna gran novedad. Lo que se ha hecho ha sido actualizar las variables utilizadas en la determinaci¨®n de los costes, tales como el valor del d¨®lar o el coste unitario del gas. En todos ellos se puede comprobar que el tendido de tubos entre ?frica y Europa contin¨²a siendo rentable, aunque la necesidad de los vol¨²menes de gas transportables quiz¨¢ no sea apremiante hasta entrada los noventa.
Es para entonces cuando el proyecto espa?ol se reserva su mejor carta, sobre todo despu¨¦s de la concentraci¨®n del inter¨¦s europeo, especialmente el alem¨¢n, en el gasoducto siberiano. ?ste se presenta como uno de los factores que est¨¢ influyendo negativamente en las posibilidades del proyecto espa?ol. La certeza de que el gasoducto siberiano cubrir¨¢ las necesidades de gas natural de los pa¨ªses europeos m¨¢s desarrollados aleja en el tiempo la urgencia de un proyecto como el gasoducto transahariano, pese a los indudables beneficios que puede ofrecer para diversificar las fuentes de suministro y para ejercer una pol¨ªtica de precios flexible y menos condicionada.
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