La reestructuraci¨®n del marco de Jerez ha sido pactada por la Administraci¨®n y todos los sectores afectados

La estructura de la propiedad de la tierra en el marco de Jerez de la Frontera, con un sin fin de cruces entre propietarios individuales de tierra cuyo monocultivo b¨¢sico es la vi?a y sociedades an¨®nimas de gran poder en la zona, es uno de los componentes b¨¢sicos para interpretar la especial situaci¨®n de que se ha gozado en Jerez frente al resto de la provincia. De una situaci¨®n de monocultivo selectivo con gran aceptaci¨®n en los mercados exteriores se han venido beneficiando pr¨¢cticamente todos los habitantes de la zona, desde los exportadores y bodegueros hasta los trabajadores de la tierra, pasando por los propietarios de la misma.El ciclo de producci¨®n en el marco de Jerez hasta la irrupci¨®n de las empresas del grupo Rumasa era claro. La producci¨®n de uva se repart¨ªa b¨¢sicamente entre las grandes sociedades an¨®nimas y los propietarios individuales ligados por lazos familiares a los propietarios de las grandes sociedades. Estas empresas adquir¨ªan la uva, que transformaban en vino de jerez y lo pon¨ªan en los mercados exteriores, donde su aceptaci¨®n era creciente. Los ingresos obtenidos por este mecanismo permit¨ªa incluso una paz social importante como consecuencia del pago de fuertes salarios a los trabajadores del marco.

La lucha de Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Mateos por hacerse con el primer puesto entre los criadores y elaboradores de vino de jerez trastoc¨® el equilibrio anterior, forzando un crecimiento en la superficie de la tierra destinada a la producci¨®n de uva, que ha pasado de 11.600 hect¨¢reas en 1970 a 21.700 hect¨¢reas en 1982. Pr¨¢cticamente en una d¨¦cada, la superficie destinada a este cultivo se duplic¨®, y la producci¨®n, a partir de que las nuevas vi?as entraran en explotaci¨®n comercial, pas¨® de las 22 1.000 botas de -500 litros en la campa?a 1970-1971 a las 280.000 botas en que se estima pueda situarse para la actual.

La compra de mosto para la fabricaci¨®n y crianza de vino de jerez por parte de las empresas de Rumasa se ha venido haciendo tanto a las propias sociedades del grupo con actividades agr¨ªcolas como a las cooperativas de agricultores que surgieron a la sombra de la lucha desatada por lograr el control del vino de jerez y a los propietarios individuales. En los ¨²ltimos a?os, la producci¨®n de uva ha cambiado y se puede hablar de que un tercio procede de las fincas de las sociedades an¨®nimas, entre las que se encuentran las empresas de Rumasa; otro tercio corresponde a los grandes propietarios privados, entre los que tambi¨¦n se encontrar¨ªan algunas de las principales marcas de vinos de Rumasa, y el resto proced¨ªa de las cooperativas de producci¨®n. La evoluci¨®n creciente en la producci¨®n de uva en el marco de Jerez se vio favorecida por el precio de la misma, m¨¢s alto que el normal, y que empujaba a que los agricultores siguieran su pol¨ªtica de crecimiento de la superficie destinada a este cultivo ante la salida que ten¨ªa en el mercado su producci¨®n. El kilo de uva en Jerez en la campa?a 1971-1972 costaba 6,50 pesetas, mientras que en el resto apenas si sobrepasaba las 3 pesetas. En la actualidad, el precio del kilo de la uva de Jerez est¨¢ situado en 23 pesetas, mientras que en el resto de Espa?a no llega a las 10 pesetas. Esta diferencia de precios ha permitido que los salarios de los trabajadores del campo del marco de Jerez est¨¦n un 30% por encima de los salarios de los trabajadores agr¨ªcolas del resto de la provincia.

Estancamiento de exportaciones

Esta situaci¨®n de auge en el marco, que permit¨ªa obtener ganancias suplementarias a todos los implicados en el proceso productivo del vino de jerez, empez¨® a entrar en decadencia una vez que la crisis de ventas de los caldos se ha mostrado con toda su crudeza en los mercados exteriores. En la ¨²ltima d¨¦cada, el consumo de vino de jerez en Espa?a apenas si ha experimentado variaci¨®n, y ha pasado de 33.000 botas en 1970 a 35.000 en el a?o actual. Las exportaciones han pasado, en el mismo per¨ªodo, de 151.000 botas a 265.000 en la actualidad. Pero esta cifra est¨¢ pr¨¢cticamente estabilizada desde hace siete a?os, cuando se exportaron 257.000 botas de vino de jerez. Incluso en algunos a?os se ha logrado vender en el exterior cantidades superiores. La crisis econ¨®mica que ha afectado a los pa¨ªses industrializados, especialmente al Reino Unido, se ha dejado notar claramente en el consumo de art¨ªculos de lujo, entre los que se encuentra el jerez. Este estancamiento en las ventas interiores y exteriores contrasta con el aumento de producci¨®n de vino, lo que se ha traducido en un sustancial incremento de las existencias sin salida a los mercados. En 1970 hab¨ªa unas existencias que no llegaban a las 600.000 botas, mientras que en la actualidad rondan el mill¨®n de botas de 500 litros. La crisis de las grandes empresas bodegueras y exportadoras, con graves problemas financieros para sufragar los gastos de almacenamiento, es la traducci¨®n monetaria de este exceso de producci¨®n, en funci¨®n de las salidas existentes en los mercados. Estos problemas han llevado a que en los ¨²ltimos a?os algunas de las grandes empresas cambiaran de due?os o pasaran a Rumasa directamente o a trav¨¦s de fiduciarios, con lo que se manten¨ªa la lucha por la concentraci¨®n y parec¨ªa irse haciendo realidad el sue?o de Ruiz-Mateos por controlar el vino de jerez y acercarse a su sue?o dorado: el control de Domecq.

La expropiaci¨®n de Rumasa y el ser el sexto a?o consecutivo de crisis de ventas en el exterior plante¨® que en la primavera pasada se iniciaran los primeros intentos de negociaci¨®n con la Administraci¨®n para buscar una salida a la situaci¨®n. En un primer momento, la idea que se ten¨ªa era que los que sufrir¨ªan b¨¢sicamente los costes de la crisis ser¨ªan los miembros de las cooperativas agr¨ªcolas de producci¨®n, que no encontrar¨ªan salida a su uva, ya que las grandes sociedades an¨®nimas utilizar¨ªan en primer lugar su propia uva, despu¨¦s la de las fincas con cuyos propietarios tienen v¨ªnculos familiares y s¨®lo en tercer lugar la de las cooperativas. Comoquiera que ya no pueden seguir almacenando en sus bodegas, esta uva ser¨ªa muy dif¨ªcil de vender. El descenso de producci¨®n tendr¨ªa repercusiones claras en el empleo de la zona y la reestructuraci¨®n parcial que se propon¨ªa ten¨ªa todos los tintes de convertirse en un reparto inversamente proporcional a los beneficios.

Crisis estructural

La idea primitiva de la que part¨ªan los cosecheros y exportadores era que la crisis era coyuntural, mientras que la Administraci¨®n entend¨ªa que ten¨ªa caracter¨ªsticas estructurales y que se deb¨ªa proceder a un nuevo ordenamiento del marco de Jerez en su conjunto. El hecho de que las empresas de Rumasa sean en la actualidad de propiedad p¨²blica ha jugado un papel importante en la resoluci¨®n toma da, que exige compromisos y sacrificios en todas partes.A la pretensi¨®n de que fueran las empresas cooperativas las que cargaran con la mayor parte de la crisis, la Administraci¨®n ha respondido de manera velada que ello podr¨ªa provocar que la uva que necesitaran las empresas del grupo podr¨ªa proceder de forma exclusiva de sus propios vi?edos y de las cooperativas, lo que dejar¨ªa en mala posici¨®n a buena parte de los grandes agricultores privados que colocaban su uva en las empresas de Rumasa.

El plan de reestructuraci¨®n del marco de Jerez contempla compromisos referentes a incrementos moderados en los salarios, tanto de los trabajadores de la tierra como de los que lo hacen en las bodegas, ya que sus salarios no crecer¨¢n por encima del ¨ªndice de precios al consumo en los tres pr¨®ximos a?os y, en cualquier caso, se aceptar¨ªa el porcentaje resultante de cualquier pacto o acuerdo marco. En el caso concreto de los trabajadores de empresas bodegueras, ¨¦stos deber¨¢n asumir una moderaci¨®n salarial espec¨ªfica para las empresas que funcionan con d¨¦ficit o p¨¦rdidas, de acuerdo con las directrices que se se?alan en los acuerdos marco entre organizaciones patronales y sindicales.

Los viticultores, por su lado, se comprometen a moderar el crecimiento del precio de la uva y a su congelaci¨®n para la vendimia de 1983. La Administraci¨®n conceder¨¢ est¨ªmulos por valor de 150 millones de pesetas para que se proceda al arranque de 1.500 hect¨¢reas de vi?a y vigilar¨¢ las replantaciones que se hagan con el fin de que se introduzcan variedades necesarias para determinados vinos y que tienen que adquirirse fuera del marco por su inexistencia en ¨¦l.

El principal sacrificio que se les pide a los viticultores, en cualquier caso, es que acepten que cada a?o se descalificar¨¢ un volumen de uva, aplicable proporcionalmente a la producci¨®n de todos los viticultores, equivalente a la mitad de la diferencia entre la producci¨®n y la que se corresponda a la producci¨®n de mosto que se considere debe entrar en crianza.