15 naves piratas surcaron ayer el Tajo a la altura de Aranjuez
A mediod¨ªa de ayer, el Tajo se convirti¨® en navegable a su paso por Aranjuez. El suceso no hubiera tenido particular inter¨¦s si no hubiera sido porque la quincena de naves que surcaron el r¨ªo eran cualquier cosa menos, precisamente, naves. Un caballo de Troya, una salita de meubl¨¦, la caba?a de Tarz¨¢n, el tronco-m¨®vil de los Picapiedra y otros inveros¨ªmiles objetos flotaron y hasta navegaron sobre c¨¢maras de neum¨¢ticos y bidones met¨¢licos, desde el puente de El Castillo hasta el de Barcas, un kil¨®metro de distancia, en el transcurso del descenso pirata del Tajo.
La ¨²nica condici¨®n para participar en el descenso pirata era renunciar a cualquier nave homologable y fabnicarse una con maderas, pl¨¢sticos o cartones de desecho; as¨ª que ocho empleados de una empresa de productos fotogr¨¢ficos de Aranjuez decidieron que viajar¨ªan sobre el Tajo del mismo modo que Ulises entr¨® en Troya: en un caballo de madera. Y ni cortos ni perezosos dedicaron sus horas libres de la ¨²ltima semana a construir un equino de cuatro metros de largo por cuatro de alto, al que pintaron de blanco con lunares amarillos. Ayer, disfrazados siete de ellos de helenos, y una, de Helena, proba ron el artefacto.El caballo de Troya lleg¨® a su destino y gan¨® las 30.000 pesetas del segundo premio del concurso a la originalidad. El primero, de 40.000 pesetas, fue para una divertida reconstrucci¨®n de una de la fal¨²as reales que, en el siglo XVIII surcaban esas mismas aguas. Con ello, el jurado recompensaba un esfuerzo por recuperar la memoria hist¨®rica del Real Sitio.
"Este descenso pirata", explic¨® Eduardo Garc¨ªa, alcalde de la poblaci¨®n, "puede tener dos antecedentes: uno, la navegaci¨®n por este tramo de las fal¨²as reales, en los tiempos en que la corte borb¨®nica se trasladaba a Aranjuez en verano; otro, la bajada de los pinos madereros desde Teruel y Cuenca hasta las serrer¨ªas de nuestra ciudad".
Los 2.000 espectadores que siguieron la navegaci¨®n a la sombra de los pl¨¢tanos y sauces de las orillas se divirtieron tanto como los navegantes piratas. Hubo naufragios sonados en las aguas verdigrises, como el de la diligencia tejana construida por los cinco chavales del grupo rockero H2O; y no faltaron abordajes, protagonizados casi todos por la nave de Ali Bab¨¢ y los cinco ribere?os.
Tambi¨¦n se lo pas¨® en grande Jose Luis Soto, un empleado de imprenta de 22 a?os, al que todos sus convecinos llaman ya El Choricero. Jose Luis aseguraba estar rendido.
Durante la noche anterior hab¨ªa representado el papel de Godoy, el valido de Carlos IV y poseedor del apodo ahora trasladado al impresor, en el marco de la representaci¨®n popular del mot¨ªn de Aranjuez, otra de las iniciativas hist¨®rico-festivas promovidas por la actual corporaci¨®n ribere?a.
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